Llevo viviendo la castidad un poco más de dos años. Hoy puedo decirles que sí se puede y que vale la pena!
¿Cómo decidiste vivir la castidad?
Hace aproximadamente dos años y medio mi enamorada asistió a una charla del Padre Jürgen Daum en un colegio de Lima. Allí ella adquirió dos libros pequeños que trataban sobre los temas de la castidad. Me los obsequió. Yo aprovechaba mis horas almuerzo del trabajo para poder leerlos. Empecé con Masculinidad Pura de Jason Evert. Este libro me ayudó a entender porqué estaba llevando mal mi sexualidad, pues estaba sumergido en un mundo en el que las relaciones prematrimoniales y la masturbación se consideran actos “normales”. Como creyente y católico, me di cuenta cuánto había rechazado el amor de Dios durante todo aquel tiempo que consentí estos actos. También me di cuenta que tenía una venda en mis ojos, y fue entonces que los sentimientos de vergüenza y de tristeza afloraron. Sé que Dios ama a todos sus hijos sin excepción, pero mi enamorada y yo queríamos corresponderle a su Amor gratuito, es por ello que decidí vivir esta opción que es la castidad.
¿Has recibido críticas por decidir vivir en castidad?
Cada vez que he tenido oportunidad de compartir mi testimonio, no diría que he recibido críticas, sino más bien comentarios como: “Bueno, bien por ti y tu pareja, pero es tu decisión. Pero esta es mi vida”, o “Pero, ¿Por qué? Mientras ustedes se amen, normal ¿no?” También he escuchado “¡¿Cómo puedes aguantar tanto tiempo?!” Y hasta comentarios como: “Yo he leído que las relaciones sexuales y la masturbación son buenos para la salud y por eso lo practico.”
¿Ha sido difícil? ¿Con qué te has enfrentado?
Cuando un joven no vive la castidad no podrá tener un control de su propia libertad, empieza a formar su propia verdad acerca de cómo vivir su sexualidad, comienza a adelantar las etapas de la vida.
Por supuesto que ha sido una decisión difícil, pero yo les puedo decir que no es imposible cuando se tiene la motivación adecuada. A mí y a mi novia nos han motivado un amor superior. Era y soy consciente de que es un camino que se hace día a día. Me enfrentaba conmigo mismo, pues a pesar que es un buen primer paso aceptar que lo que uno lleva tiempo haciendo está mal, solo tiene que tener paciencia en la corrección de sus malos hábitos, ya que estos no desaparecen de un día para otro.
No ponía en primer lugar a Dios, en cambio tenía como dios al placer. Teníamos costumbres de una pareja que no vive la castidad, y costó dejar esas costumbres. Dejar la masturbación fue también una lucha difícil, ya que al estar en abstinencia sentía que necesitaba tener un desfogue de alguna manera. Pero ahora les puedo decir que todo el esfuerzo bien valió la pena, que sí es posible vivir la castidad y que es lo mejor.
¿Por qué un joven debería optar por vivir en castidad?
Cuando un joven no vive la castidad no podrá tener un control de su propia libertad, empieza a formar su propia verdad acerca de cómo vivir su sexualidad, comienza a adelantar las etapas de la vida. Y todo ello sucede inconscientemente, pues cree que todo lo que se le permite hacer es “normal”.
Recuerdo que los primeros años con mi enamorada alguna vez llegamos a planificar pasar un fin de semana juntos fuera de la ciudad de Lima con el permiso de nuestros padres, pero a costa de mentiras como: “No se preocupen, estamos viajando con un grupo de amigos”. Este tipo de actitudes disminuyeron ya que nos dimos cuenta que estábamos perdiendo la confianza de nuestros padres y eso no se siente bien. Un día teniendo una conversación con la madre de mi enamorada, me preguntó: “Y ustedes ¿qué están dejando para después?” Haciendo referencia a todas las cosas que estábamos adelantando y que correspondía vivirlas después del matrimonio. Esa pregunta me hizo reflexionar mucho sobre qué estábamos haciendo con nuestras vidas y si queríamos continuar juntos teníamos que tomar una decisión: mejorar viviendo en castidad.
Por lo tanto, un joven que opta por vivir la castidad y espera hasta el matrimonio educa su paciencia y logra entender que cada etapa de la vida no es para disfrutar de más placeres, sino para ir asumiendo responsabilidades mayores.
El ser humano tiene una dignidad y por lo tanto hay que saber apreciarla y defenderla. También logra entender que tiene un propósito de vida, una vocación y para aquellos que sienten que su vocación es el matrimonio pues deben saber esforzarse y guardarse para aquella persona que los acompañará por el resto de su vida.
Y lo más importante es que sentirá que está gozando de su libertad de manera verdadera, plena. No se sentirá ya más esclavo o adicto a una sexualidad deformada porque al fin ha encontrado un amor verdadero.
Rodrigo B., 27 años.
Vía La Opción V