Compartir:

Una semana antes del sábado 14 de octubre se nos había encargado la compleja misión de colaborar en la difusión del sentido profundo de la marcha y también hablar sobre la herida emocional de atracción por el mismo sexo (AMS).

Para quienes hacemos el camino de reconciliación de nuestra herida emocional que produce la AMS es común no sentirnos representados cada vez que hay una marcha. Casualmente es el mismo sentimiento que tengo a fines de junio durante el día del orgullo homosexual.

Pero esta vez fue diferente, empezamos a construir un nuevo tiempo, uno donde recuperamos el valor de la familia, del amor y la vida desde nuestros talleres. Una semana antes, hablamos a las personas de reconciliación, de sanación de las heridas emocionales profundas.

En la marcha por la vida y la familia, convocada por los derechos de los padres para decidir por la educación de sus hijos, se respiraba otro ambiente. El sábado 14 de octubre en la Av 9 de Octubre en Guayaquil y otras 24 ciudades del Ecuador, se inició un tiempo nuevo, uno donde padres y madres recuperaron en las calles su derecho a decidir, movidos por el amor puro. No lo podía creer, escuché manifiestos, donde por primera vez en la historia del movimiento provida del Ecuador, se abolía la palabra “homosexual” para decirnos “personas con AMS”, o con “heridas emocionales de atracción por el mismo sexo”. Sentí que me devolvían la dignidad. Parece que pasé mucho tiempo escuchando políticos del lobby gay decir que las personas nacemos gays. Y cuando alguien como yo decide salir del estilo de vida gay y recuperar su dignidad entrando a un camino de sanación, al movimiento homosexual dejamos importarles. ¡Qué ironía una marcha del orgullo gay!

Yo también marché, como siempre lo hice en libertad, por primera vez me sentí representado, lo hice también por mis tres hermosos sobrinos, a quienes les quiero dejar una sociedad que recupere el verdadero valor de la familia. Además, por las muchas personas que conozco, esa minoría que no se siente representada por el movimiento LGBTI. No “soy ultraconservador”, soy un varón que sabe cuál es el fango del que Dios lo levantó. No soy “elitista”, soy una persona movida por el amor a su FAMILIA. Soy quien construye un camino de sanación de sus heridas emocionales de AMS. Soy parte de ese más de un millón de personas que salieron a marchar.

 

Por: Miguel León

Director Metanoia

 

Compartir: