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Algunos pueden estar de acuerdo, otros muchos no, pero lo que sí es cierto que el reciente comercial de la marca Gillette ha dado mucho de qué hablar, y no tiene que ver con la masculinidad.

Los comerciales, los cortos, el cine, la televisión, son un reflejo no pocas veces exagerado o desdibujado de lo que sucede en la sociedad en su conjunto. El comercial de Gillette se acaba de lanzar hace apenas unos días, es fiel reflejo de esto.

Desatando gran controversia, miles, sino millones de personas, se encuentran divididas y comentando a favor y en contra. Pero lo cierto es que Gillette ha hecho un muy buen trabajo (desde una mirada publicitaria), si su marca ya era reconocida y bien posicionada a nivel mundial, luego de este comercial, ha quedado anclada en la historia.

Masculinidad tóxica

El comercial empieza con fuertes afirmaciones, aplaudido por muchas mujeres y hasta por el movimiento #metoo. La controversia desatada enfrenta a los que lo han considerado como una obra a favor de una nueva masculinidad (que lo es), contra los hombres (y sus mujeres también) que se han sentido fuertemente ofendidos justo en aquello que los caracteriza: su hombría.

1. Generalizar, ofende

El video original presenta 35k me gusta contra 63k no me gusta, algo debe significar esto. Hay un número importantes de personas que se ha sentido ofendida con las afirmaciones del comercial.

Es una realidad de invisibilidad y atropellos que la mujer ha sufrido durante toda la historia (aún los sigue sufriendo). Creo que no exagero si pregunto a mi alrededor y todas las mujeres que encueste respondan que en algún momento han (hemos) recibido un “piropo” que sonaba no solo a insulto, sino que también daba miedo y vergüenza. Sin embargo, sabemos que no son la mayoría de los hombres. Generalizar, ofende, ya que a nadie le gusta que lo metan en una misma bolsa.

2. Mirar con objetividad

Frente a la generalización, mirar con objetividad y confrontar con la realidad es de suma importancia. Dejarse llevar por el subjetivismo, por lo que todo el mundo repite sin reflexionar, no aporta. Si tu historia personal no ha sido la mejor, si has tenido problemas con los hombres, es importante que veas que el problema no es porque los hombres sean malos (hay mujeres malas también), es porque han sido personas dañadas, mal educadas, mal amadas. Así como muchas mujeres afirman que han sufrido abusos, muchas podrán hacer el ejercicio y mirar a los hombres que tienen alrededor y encontrar figuras admirables

3. Somos diferentes y en la diferencia nos enriquecemos

Las diferencias son parte de la naturaleza, donde la biología y psicología del hombre y de la mujer son distintas. Para esto, se necesita proveer de espacios y formación necesaria para que cada uno sepa direccionar sus características propias y se desplieguen.

Como cristianos no podemos olvidar la dignidad que poseemos todos los seres humanos sin distinción de sexo. Como es necesaria una educación que nos oriente hacia quiénes somos y busquemos tender lazos de reconciliación y aprendizaje en lugar de enfrentamiento y dolor.

4. Ser mejores

Todos podemos ser mejores siempre. No solo se trata de “el mejor hombre que puedes ser, o de la mejor mujer que puedes ser”, se trata de los mejores que podamos ser como seres humanos. Todos estamos en un continuo proceso de aprendizaje. Somos seres, de alguna manera, incompletos, siempre aprendiendo, siempre pudiendo amar más.

Lo que de ninguna manera signifique que mejorar tiene que ver con dejar de ser quien soy en esencia o ir contra la naturaleza. Además, este proceso de mejora, es un proceso que se da en libertad. Yo no puedo educar a mi hijo pensando desde un principio que por ser hombre es un potencial abusador y que podría mejorar si niega su masculinidad o si la cambia.

5. Lo “políticamente correcto”

El discernimiento, es fundamental en el ser humano. No somos corderos, aunque muchas veces lo parecemos. Somos seres con inteligencia y voluntad. Frente a corrientes de pensamiento que tocan la intimidad del ser humano, tienes que cuestionarte. Mira la película completa sin parcializar las cosas, no es “los buenos contra los malos”, no todo el que piensa distinto a ti, es malo, por lo tanto hay que atacarlo. Aprende a cuestionar y a cuestionarte. Busca respuestas, aprende a discernir la verdad de la falsedad. La libertad de la esclavitud y la manipulación.

Vía Catholic Link

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