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Dr. Jokin de Irala
Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública
www.joveneshoy.org

No. El sexo es lo biológico, es la identidad sexual que uno recibe de los cromosomas sexuales y que lo hacen varón –al tener los cromosomas sexuales XY- o mujer -con cromosomas sexuales XX-. Viene determinado desde la fecundación. Salta a la vista que los varones y las mujeres somos física y psicológicamente diferentes: somos diferentes en las características sexuales primarias y secundarias, en la estructura cerebral, hormonas y, por tanto, en ciertas habilidades y predisposiciones, en la personalidad y la conducta.

Las cosas que hacemos varones y mujeres influenciados fundamentalmente por nuestro entorno cultural se pueden llamar “variables del contexto cultural”.

Algunas personas llaman también “género” a este tipo de variables. Por ejemplo, son variables del contexto cultural el trabajar fuera o dentro de casa, el dedicarse a educar y cuidar a los hijos o el preferir determinadas profesiones.

El sexo no es equiparable a lo que hacemos influenciados por el contexto cultural pero uno y otro no deben estar completamente separados, pues entre ambos existen ciertas relaciones. De hecho, si bien varones y mujeres pueden llevar a cabo las mismas tareas, cada uno lo puede realizar con las características propias a su sexo. Por ejemplo, padres y madres pueden dedicarse a cuidar a los hijos aunque dicho amor y cuidado tendrá características propias de varones o de mujeres, según sea el caso.

Algunas personas o culturas han interpretado que debía haber una equivalencia entre sexo, personalidad y rol social: la mujer, por ser mujer, debía comportarse de determinada manera y ocupar determinados trabajos (especialmente el de ama de casa).

Hoy en día, afortunadamente, hemos superado esa mentalidad, pero algunos movimientos, como los defensores de la perspectiva o ideología de género, se pasan al extremo opuesto, y mantienen que toda diferencia entre hombres y mujeres es meramente cultural, educativa. Estos movimientos llegan a afirmar que incluso el ser hombre o mujer es algo cultural, y también algo que uno puede elegir. De hecho, según ellos, uno puede elegir ser de género masculino o femenino, o incluso de género neutro, ausencia de género, u otras variantes según la orientación sexual. Por eso, estas corrientes prefieren no hablar de sexo (biológico y determinado) sino de género(rol social, que puede ser impuesto por la cultura o que uno puede elegir libremente).

En resumen, el sexo es lo dado (que no cambia) mientras que el contexto cultural es lo adquirido (y puede sufrir algunos cambios de acuerdo al progreso de la sociedad). Solamente se podría utilizar la palabra género al referirse a cuestiones que tienen que ver con el contexto cultural. Por el contrario, no tiene sentido decir que alguien es de “género masculino o femenino”. Tampoco es correcto decir en un estudio estadístico, por ejemplo que la proporción de personas del género masculino era “del tanto por cien” porque en estos casos se busca reflejar un dato puramente biológico –tanta cantidad de varones y tanta de mujeres– y no se está midiendo nada relacionado con el contexto cultural de esas personas.

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