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El matrimonio (del latín “matris”, que significa “madre”, y “munium”, que significa “cuidado”) debe conservarse como lo que ha sido durante mucho tiempo: la unión entre un hombre y una mujer con la finalidad de crear una familia. Debajo, algunos de los principales argumentos para ello.

1. Desde sus inicios el matrimonio fue concebido como una forma de crear seguridad legal, social y económica para la procreación. Esto es lo que justifica que el Estado se interese en él. Por su parte, las relaciones homosexuales no son algo nuevo, seguramente han existido desde que existe la libertad humana. Sin embargo, es en los últimos años que se pretende cambiar la definición natural del matrimonio para incluir a las parejas homosexuales. Pero la institución del matrimonio no tiene, ni ha tenido como objetivo legitimar las relaciones afectivas.

2. No llamemos discriminación a algo que no lo es. Cualquier hombre y cualquier mujer que cumplan los requisitos básicos de capacidad pueden casarse, sin importar cuál sea su orientación sexual. Conservar la definición natural de matrimonio no es discriminatorio para los homosexuales como tampoco lo es para los polígamos. La ley trata a todas las personas por igual, pero no tiene sentido que trate a todas las conductas por igual. El matrimonio y las uniones homosexuales son comportamientos diferentes con resultados diferentes y, por lo tanto, la ley los distingue.

3. El matrimonio no se lo puede utilizar como un trofeo ideológico. Si lo que se persigue no es un trofeo ideológico, ¿por qué no basta el reconocimiento legal de la unión homosexual que brinda derechos y protecciones, sino que además debe llamarse “matrimonio”? Si permitimos que el matrimonio sea transformado cada vez que un grupo se siente excluido por su definición, terminaremos con una institución inestable y débil, que habrá perdido su finalidad natural de brindar un ambiente seguro para la procreación.

4. ¿Dónde trazamos la línea? Si aceptamos cambiar la definición histórica y natural del matrimonio, ¿hasta dónde llegamos? ¿Por qué no podría un hombre casarse con cuatro mujeres, o dos mujeres con cinco hombres? Una vez que hemos convertido al matrimonio en una forma de legitimar relaciones afectivas, ¿qué razón quedaría para negárselo a cualquier grupo de personas que quieran “casarse”?

5. El matrimonio existe para fomentar no para permitir. La institución del matrimonio busca fomentar la reproducción de la especie en un ambiente seguro. No es una forma de “permitir” uniones. Las uniones homosexuales ya se encuentran legalmente permitidas, y ciertamente puede haber amor en ellas, pero esa no es una razón suficiente para que el Estado asuma su promoción.

6. Al Estado sí le interesa fomentar el matrimonio natural porque solo un hombre y una mujer pueden traer nuevas vidas a la especie humana. Adicionalmente, los niños de hogares con matrimonios tienen menos probabilidades de vivir en pobreza, son más fuertes académicamente y tienen más salud física y emocional. Esto beneficia a toda la sociedad, incluso a los que no están casados.

Exijamos respeto para los homosexuales y también exijamos respeto para el matrimonio como lo que es: una institución de inmensa importancia social e histórica que debe ser conservada.

Por Cristina Valverde de Arosemena
Vía: El Universo (Publicado el 5/08/2014)

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