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“Qué dolor genera ver cuando una sociedad concentra sus energías más en murmurar e indignarse que en luchar y luchar para crear oportunidades y transformación.” (papa Francisco, 25/01/2019, Panamá)

Todos conocimos a “Luis”, un joven panameño de 21 años, que hasta hace pocos días vivía en el Centro de Cumplimiento de Menores “Las Garzas” de Pacora en Panamá. Como parte de la agenda oficial de la visita del papa Francisco a por la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), se realizó en este centro de detención de menores una liturgia penitencial el día viernes 25 de enero. Aquí el Pontífice tuvo un momento de oración sobre el evangelio de Lucas 15,1-7: Hay más alegría por un pecador que se arrepiente.

Sin duda, la mañana de ese viernes había un ambiente penitencial y la presencia del Santo Padre y el testimonio de Luis lo tornaron en un ambiente de reconciliación emocional y afectivo de muchas heridas aún no sanadas.

Una sorpresa para todos

 El papa Francisco ya nos tiene acostumbrados a las acciones imprevistas donde rompe con el protocolo, cambia discursos y comunica lo que ese momento le inspira. Alrededor de las 10h00, estábamos todos atentos a las pantallas del Centro Internacional de Prensa, pendientes de qué informar del Santo Padre, sin saber que el testimonio de Luis nos traería un efecto sanador.

“Mi vida ha sido difícil”, dijo Luis, y con eso inició el conmovedor testimonio. Una vida marcada por el dolor y la ausencia, que terminó con él detenido en abril del año 2016, por haber cometido un delito grave. Alejado de su familia, perdiendo sus estudios y privado de su libertad, se remonta a lo que le sucedió.

Perder la figura paterna

El verdadero problema de Luis fue cuando cumplió un año de edad y su padre abandonó a su mamá y hermanos. Su madre, a pesar de la situación siguió luchando por sacar a sus hijos adelante, pero Luis sentía que le faltaba algo, que llevaba un vacío. Ahora este joven comprende que ese “algo” que le faltaba era la voz de un padre que lo guiara con amor.

A pesar de las trágicas consecuencia emocionales y psicoafectivas ocasionadas debido a la disfunción familiar y ausencia del padre, en el año 2015, Luis tuvo un proceso de conversión donde experimentó cómo Dios tocó su corazón. A partir de ese momento toma la decisión de aceptar a Cristo como su Señor y Salvador y ante el Papa y los medios presentes nos dijo: “Ese día volví a tener papá.”

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Testimonios que nos mueven

Hice conexión con el testimonio de Luis, pues yo también he experimentado el efecto de una herida emocional causada por padre ausente. La misma que no hace experimentar ese vacío y falta de seguridad que en la mayoría de los casos, el factor común es el fracaso de la relación entre padre e hijo.

Ese día a las 16h30, Luis volvió a casa. La noticia llegó rápido y se comunicó como un “milagro”, ya que su testimonio había logrado conmover a todos. Un juez de cumplimiento le otorgó un cambio de medida cautelar que le permitía volver a casa. La directora del Instituto de Estudios Interdisciplinarios del centro de cumplimiento, Emma Alba de Tejada manifestó que él «ya debe estar con su familia”.

Seguir el camino del Señor

Luis dijo al Papa que se veía siendo un chef internacional y un técnico en refrigeración especializada, para así darle alegría a su madre. Además de estar nuevamente en comunión con aquella parte de su familia que en algún momento perdió. Aquel día él volvió a casa experimentado que su Padre Dios lo acompaña siempre, agradecido, porque en su camino lo ayudaron a culminar sus estudios secundarios y lograr un cambio. Ahora en reconciliación y junto a su familia podrá cumplir ese gran propósito para su vida.

En Panamá el Papa nos enseñó a vivir la vida cristiana propia y el respeto al prójimo con una mirada de conversión que nace del corazón de Dios, como nos ve a cada uno. Recordándonos en transformar la murmuración en celebración por un hermano ha vuelto al camino de la verdad: “La alegría y la esperanza del cristiano nace de haber experimentado alguna vez esta mirada de Dios que nos dice: vos sos parte de mi familia y no puedo dejarte a la intemperie, no puedo perderte en el camino, estoy aquí contigo. ¿Aquí? Sí, aquí.” dijo el Papa. Ahora estamos felices porque Luis, luego de tanto, ya tiene papá.

Por Miguel León
Vocero de @RedFamiliarPF – @amishijoseduco.

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