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Cuidar de nuestra alimentación, hacer deporte, y controlar nuestra carga laboral, son factores que nos ayudarán a desafiar el mito sobre los cambios físicos durante nuestra vida matrimonial.

El inicio de la vida matrimonial es una oportunidad privilegiada para adquirir nuevos hábitos que favorezcan a nuestras dimensiones físicas, psicológicas y espirituales. También, durante los años siguientes, puede resultar necesario hacer algunas mejoras por el bien de la familia entera.

Existe un mito que sostiene que las parejas engordan después del matrimonio. En algunos casos ha resultado ser cierto, en otros no. En este artículo nos enfocaremos en tres elementos que podemos considerar para mantenernos en forma y conservar una buena salud.

Lo primero que se debe hacer es un examen en común sobre cómo se está llevando el orden en las comidas, el tiempo dedicado al ejercicio físico, al cuidado de la salud, al descanso, entre otros. Hemos de dialogar y aceptar las cosas a mejorar, asumiendo nuevas rutinas.

Cuidado con la alimentación

Algunos esposos toman un mal hábito alimenticio, como las comidas rápidas y a destiempo. Hay que procurar comer puntual y sano. Y como decían nuestros abuelos, “no hay como la comida de casa”.

En el caso de tener −alguno o los dos− sobrepeso u obesidad, deben apoyarse mutuamente para seguir un plan o programa que convenga. Se debe evitar congraciarse con el otro, cediendo a cosas que favorecen notoriamente a una dieta no saludable. Esto, sin rigidez ni mucha permisividad, buscando un equilibrio.

También sería importante contar con la ayuda de un buen médico, acompañado de un nutricionista, que puedan ayudar a balancear los alimentos acorde a esta nueva etapa de sus vidas y a las necesidades concretas de los cónyuges.

No olvidar la importancia del deporte

Los solteros, con mayor facilidad, practican tres o cuatro veces por semana algún deporte favorito. Cuando se es casado, se suele justificar la ausencia de deporte por el factor tiempo. Es normal que baje el nivel o el tiempo que dediquemos a esas actividades porque existen nuevas responsabilidades y prioridades, pero no es saludable que olvidemos esas buenas prácticas y que nos acostumbremos a una vida sedentaria que ocasiona sobrepeso u obesidad.

El deporte no es solo para una etapa de la vida, este contribuye a la buena salud en todas las etapas. De hecho, hacer deporte en familia, ayudará mucho a mejorar la convivencia entre sus miembros. No olvidemos que, para cuidar nuestra salud, es preciso mantenernos en forma.

Los esposos pueden dedicar un tiempo, aunque sea poco, para hacer ejercicios físicos. Hacer deporte con otros siempre es más gratificante que hacerlo solo. También se puede realizar actividades tales como caminatas, paseos en bicicleta, excursiones, baile, ir al gimnasio o, en la misma casa, ver vídeos de tutoriales que les ayuden.

No abusar del trabajo

La ansiedad y el nerviosismo del desbordante trabajo nos lleva −algunas veces− a comer más de lo debido. Es importante el diálogo conyugal sobre aquellas cosas que nos causan estrés o preocupación. Según dicen los expertos, el estado de equilibrio y tranquilidad de una persona influye en su apetito, en la velocidad del tránsito intestinal y en la absorción de los nutrientes.

De casados, algunas veces, se suele trabajar más de lo necesario. El sistema nos comienza a absorber y, sin darnos cuenta, caemos en el trabajo excesivo, muchas veces, solo para cubrir gastos innecesarios. Se trata de un equilibrio, trabajar para desarrollar las habilidades, servir a la sociedad y sostener a una familia. El trabajo viene de la mano con un descanso merecido y adecuado, de lo contrario, muy pronto viviremos estresados.

No olvides que…

El mantenerse en forma ayuda a nuestra imagen personal, aunque esto no debe llegar a ser una obsesión en nuestras vidas. Sin embargo, tampoco es algo que se debe descuidar. Es importante resultar atractivo/a para el cónyuge y conquistarse mutuamente siempre. La conquista del ser amado no es una tarea solo de los novios, sino una tarea de toda la vida matrimonial. Todo esto tiene una fuerza muy grande para mantener y hacer crecer el amor matrimonial.

Por Katherine Zambrano Yaguana, PhD.
Universidad de Navarra

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