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LOS OBISPOS DE FRANCIA REAFIRMAN SU POSTURA ANTE LA CONTROVERTIDA LEY DE BIOÉTICA, la cual consideran es «injusta e ilegal».

La ley de bioética es “injusta e ilegal” porque, entre otras cosas, discrimina entre los niños que tienen un padre y los niños que no verán reconocido este derecho fundamental. De esta manera, Monseñor Pierre d’Ornellas, jefe del grupo de trabajo sobre bioética de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF), reiteró, en una conferencia de prensa celebrada el lunes 20 de julio por la tarde, las razones, ya expuestas en varias ocasiones por los obispos, de su firme oposición a la controvertida medida que volverá el 27 de julio a la Asamblea Nacional.

 

 

La controvertida ley, contra la dignidad del niño

Como es sabido, entre los puntos más controvertidos de la ley está la disposición que prevé la posibilidad de ampliar el acceso a la procreación médicamente asistida -que en sí misma ya plantea varios problemas éticos ya destacados por los obispos- a las parejas compuestas por mujeres y mujeres solteras.

En la práctica, una mujer podría donar sus ovocitos a su pareja para que ésta pueda continuar el embarazo después de la fecundación in vitro del óvulo con el esperma de un donante.

“La propuesta de ley nos hace pasar del reconocimiento de la plena dignidad del niño como sujeto de derechos, a la prevalencia del ‘proyecto parental’” en el que los adultos pueden imponer a algunos niños “la privación de ciertos derechos”, subrayó Monseñor d’Ornellas en la conferencia de prensa.

“¿Cómo podemos decir de forma perentoria que privar deliberadamente a un niño de un padre no es malo para él y respeta sus derechos? ¿No es jugar con fuego para imponer legalmente un doble vínculo materno que sería el biológico con una mujer y el gestacional con otra?”, preguntó el prelado. Del mismo modo, el arzobispo de Rennes reiteró el llamado de la Iglesia francesa para que se reexamine urgentemente la cuestión del acceso a la “procreación asistida para todos” en el marco de una reflexión general y coherente sobre el derecho de filiación, “una cuestión de importancia primordial”.

 

 

Exclusión del ser humano más frágil

Otro motivo de gran preocupación para los obispos franceses es la ampliación, prevista en el proyecto, del diagnóstico de preimplantación a las anomalías cromosómicas de los embriones concebidos in vitro. Una posibilidad que podría resultar en la eliminación de los embriones afectados por el Síndrome de Down.

Sobre este punto, Monseñor d’Ornellas ha querido poner de relieve las contradicciones de quienes, por un lado, denuncian las derivas del sistema económico actual y la destrucción del medio ambiente y, por otro, apoyan las derivas éticas de la biotecnología: “Pretenden ser progresistas, pero tienen una visión estrecha del progreso, que de hecho no considera la salud pública como un bien común y que excluye el respeto debido al ser humano más frágil”, afirmó el prelado.

 

 

Lograr una visión común de nuestra humanidad

Todo lo dicho por el arzobispo de Rennes, fue reafirmado por una nota de la CEF publicada durante la conferencia de prensa. “¿Qué mundo estamos construyendo? ¿Qué solidaridad queremos? Tanto para nosotros como para las generaciones venideras. La pandemia de Covid-19 ha revelado nuestra fragilidad humana y económica

¿La ley sobre bioética aumentará la confusión?”, preguntan los obispos, subrayando que el progreso en este período de cambio de época “no se logrará sin una visión común de nuestra humanidad”. De ahí, los prelados renuevan su llamamiento a los parlamentarios para que no se dejen seducir “por las técnicas que pueden conducir a la deriva eugenésica”.

“Sin una conciencia renovada, advierten, los más frágiles estarán sujetos a la ley de los más fuertes y el progreso corre el riesgo de convertirse en regresión. Esto afecta el sentido de la historia y nuestra responsabilidad colectiva”, concluye la nota.

 

 

Escrito por: Lisa Zengarini – Ciudad del Vaticano, vía Vatican News.

 

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