Cuando llegamos a la vejez o también conocida como la tercera edad… eso no significa el fin. Debemos contagiarnos de actitud positiva.
Desde hace casi un año dirijo el Club Vivemás, un club online para personas mayores enfocado en potenciar sus vidas causándoles bienestar. Gracias a este espacio he tenido el privilegio de poder acercarme a quienes transitan por distintas décadas: los 60, 70, 80 años.
Conocer sobre sus gustos y deseos, pero sobre todo contagiarme de su actitud positiva frente a la vida y el transcurrir del tiempo, es una experiencia que atesoro.
“Si mantienes el cuerpo activo y la mente ocupada, creo que la vejez es una actitud mental”, me dijo un día una de nuestras socias parafraseando al Dr. José Manrique Izquieta, pionero en el trabajo de dignificación de la vejez con su Escuela de Docencia y Vida de la Universidad de la Tercera Edad, adscrita a la Universidad Laica Vicente Rocafuerte de Guayaquil. Espacio que marcó un hito en su tiempo y que lamentablemente desapareció con su fallecimiento en el año 2000.
Destaco este esfuerzo local, porque pienso que el doctor Manrique entendió mejor que nadie en nuestro medio, la importancia de ofrecer espacios donde las personas mayores puedan encontrarse y continuar desarrollando todo su potencial.
Fue un adelantado a su época si tomamos en cuenta la famosa charla TED de Jane Fonda del 2011. La actriz, activista política y gurú del fitness, que se ha dedicado en los últimos años a compartir sus reflexiones sobre la vejez en distintos medios, denomina “el tercer acto” a las tres últimas décadas de la vida.
Revolución de la longevidad
La actriz que interpretó a Barbarella, considera que la revolución de la longevidad es la más significativa de todas las revoluciones desarrolladas en el siglo porque nos está redefiniendo como sociedad.
Hoy vivimos alrededor de 30 años más que nuestros bisabuelos. Toda una vida de adulto que se nos añade sin que entendamos su real significado. La sociedad no está preparada aún para vivirla.
En su charla nos anima a romper paradigmas negativos sobre la vejez. Propone dejar de ver el curso de la vida como un arco:“Nacemos, llegamos a la cima, a la mitad de la vida y decrecemos en la decrepitud”-, y empezar a verla como una escalera hacia arriba, -“la ascensión del espíritu humano que nos ha dado la sabiduría, la integridad y la autenticidad”.
Es un tiempo de desarrollo personal basado en el autoconocimiento y la aceptación de la historia de vida. “Tal vez, el propósito de este tercer acto sea terminar la tarea de completarnos como personas”, nos dice.
La edad cronológica
En este nuevo escenario que se abre, la edad cronológica ya no representa cómo nos sentimos por dentro. Hay evidencia científica sobre el hecho de que la mayoría de personas se sienten satisfechas con sus vidas a partir de los 50 años, incluso la misma Jane Fonda da cuenta de esta experiencia. Se encuentran mucho más relajadas, menos hostiles y ansiosas, hasta más felices.
Pero es consciente de la contingencia cuando reconoce que no podemos tampoco idealizar a la vejez. Para muchos es cuestión de suerte. La genética juega un papel importante. Es la tercera parte del éxito o fracaso en esta etapa. Las dos terceras partes restantes, dependen de nosotros mismos.
Al final de su discurso cita a Viktor Frankl, neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco, sobreviviente de varios campos de concentración Nazi, quien escribió lo siguiente: “Nos pueden quitar todo lo que tenemos en la vida… Excepto una cosa, la libertad de elegir cómo reaccionar ante una situación. Eso es lo que determina la calidad de la vida que hemos vivido, no se trata de si hemos sido ricos o pobres, famosos o desconocidos, sanos o enfermos. Lo que determina la calidad de vida es cómo nos relacionamos con esas realidades, qué significado les damos, qué tipo de actitud adoptamos frente a ellas, qué estado de ánimo les permitimos activar”.
La tercera edad no tiene que ser el fin
Las estadísticas dicen que vamos a vivir cada vez más años, pero esto no siempre va a significar que queramos vivir. Depende de nosotros encontrar el modo de activar ese deseo para vivir mejor los años que nos toquen.
Todos tenemos un niño interior al que recurrimos cuando queremos recordar quiénes somos, de dónde venimos. ¿Qué tal si desde ahora, empezamos a diseñar un espacio de convivencia y diálogo entre ese niño interior y la persona mayor en la que nos estamos convirtiendo con el paso de los años?
Escrito por: Psc. Alexandra Landázuri Savinovich
Directora del Club Vivemás
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