Compartimos con ustedes la historia de Mónica Gilbert Orús la primera mujer médico que realizó en Ecuador un trasplante de corazón.
Desde niña Mónica Gilbert Orús, recorría los pasillos de la prestigiosa Clínica Guayaquil, fundada por su bisabuelo Abel Gilbert Pontón en 1919, donde empezó a descubrir su afinidad a esta noble profesión.
La medicina corre en por su sangre, porque desde su tatarabuelo el Dr. Guillermo Gilbert, su bisabuelo, su abuelo Roberto Gilbert Elizalde y su padre Roberto Gilbert Febres Cordero han sido médicos, e incluso hoy hay una nueva generación de médicos jóvenes encabezada por el Dr. Enrique Boloña, intensivista; Luciana Boloña, cirujana general; Carlos Puig, cirujano torácico; Beatriz Nevaréz, pediatra y el más joven Camilo Nevaréz que está cursando la universidad.
Una vez obtenido su título de doctora, Mónica Gilbert empezó su especialización como cirujana cardiovascular en el Hospital Universitario Favaloro de Buenos Aires, Argentina, cumpliendo así su primera meta.
Su familia y primeros pasos como doctora
Para Mónica su familia ha sido una suerte y un gran soporte. “Venir de una familia con tradición médica, ayudó mucho a que pueda realizar mis estudios y prácticas, porque ellos entendían si no tenía tiempo para asistir a reuniones sociales, respetaban mis descansos”.
Mónica cuenta: “al inicio los médicos no ganamos mucho y en eso también fue muy importante mi familia, porque tenía una casa donde vivir y mi comida caliente todos los días”, es muy duro ser médico.
La Dra. Gilbert comenta también que se siente afortunada de crecer dentro de esta familia de médicos, que respetaron y apoyaron en sus decisiones y proyectos, de hecho, para con ellos solo tiene una gran admiración y, además la responsabilidad de poder llenar ese espacio que van dejando las anteriores generaciones.
Es importante conocer que Mónica desde pequeña asistía a la clínica y luego de joven sus padres las ponían a trabajar en diferentes áreas de la misma.
Hoy la Dra. Gilbert Orús se describe como una persona no muy sociable, pero con una gran empatía. “Siempre me gustó las ciencias en especial la biología y mi especialidad, la cirugía, es mi adrenalina… además, uno no se despierta y decide ser médico, uno nace con eso”, expresa.
El primer trasplante de corazón
Mónica detalla que para poder realizar el primer trasplante de corazón el camino a recorrer fue largo. El primer paso fue acreditar a la clínica en el programa de trasplantes cardíacos, eso se logró en abril del 2021 y luego de varios meses y muchas vicisitudes se realizó el primer trasplante cardíaco a un adulto el 13 de noviembre de 2021. La especialista explica también que no es fácil conseguir donantes en Ecuador, hay muchos mitos sobre este tema y por lo general los familiares de la persona que ha decidido donar sus órganos se oponen.
“A mí me tocó hacer un trabajo de sicóloga con los familiares para poder conseguir el corazón del donante y, es muy duro tener que hacerle entender a un familiar que la persona muerta o por morir puede salvar una vida”, cuenta la Dra. Gilbert.
Más detalles sobre el trasplante
Se debe saber que realizar un trasplante no es barato, hay que incurrir en gastos como el transporte del donante, que muchas veces por cuestiones de tiempo debe realizarse en avión, pues la vida útil de un corazón es de 4 horas, los medicamentos, preparar al paciente y muchos otros gastos más.
Solo para tener una idea en Estados Unidos de Norte América un trasplante de corazón cuesta alrededor de un millón de dólares, los realizados en Ecuador costaron cincuenta mil. Adicionalmente hay mucha burocracia y la ignorancia, existen muchos gastos que nos son cubiertos por la autoridad de salud del Estado.
Es importante recalcar que para un trasplante de este tipo llegan a involucrar más de cien personas, desde médicos, enfermeras, personal administrativo, choferes de la clínica hasta pilotos, policía y fuerzas armadas, que garantizan el traslado del órgano sin inconvenientes.
“Luego de estas operaciones la satisfacción es enorme, haber logrado con éxito un trasplante es para lo que estudiamos y nos preparamos”, afirma Mónica, quien también cree en un mundo más solidario, más generoso y en el que la gente sueñe, para que desde donde esté, pueda ayudar a los demás y darle una oportunidad de vida a otra persona.
“Verle a la cara al paciente que recibe el órgano no tiene precio”, indica la Dra. Gilbert.
Relación con mi papá
Mónica afirma estar muy agradecida con su papá, porque ella llegó recién graduada al inicio de la pandemia hace 2 años y desde ese momento no ha parado. “Mi papá es muy difícil, pero al mismo tiempo es muy generoso e incansable en su trabajo”.
“Pese a tener 2 personalidades muy distintas compartimos la misma vocación, yo soy tranquila, él es flemático; yo soy organizada, él lo contrario; yo me programo, él actúa de inmediato, pero el respeto mutuo es lo principal, porque siendo él mi jefe, yo he venido a quitarle el trabajo”, finaliza entre risas la Dra. Mónica Gilbert Orús.
Escrito por: Arcadio Arosemena Robles.
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