El glaucoma comprende un conjunto de enfermedades que provocan un daño progresivo e irreversible del nervio óptico. ¡Comparte!
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, alrededor del mundo, un promedio de 4.5 millones de personas padecen de ceguera debido al glaucoma, una enfermedad degenerativa que causa daño progresivo del nervio óptico, encargado de transmitir la información visual desde la retina hasta el cerebro.
Esta enfermedad puede ser ocasionada por el aumento de presión dentro del ojo y desencadena en una ceguera irreversible, lo que evidencia la importancia de un diagnóstico temprano para procurar detener el progreso de la misma.
Lo cierto es que existen muchas dudas de la ciudadanía en torno a la enfermedad, por lo cual, a propósito del Día Mundial Contra el Glaucoma, que se celebra cada 12 de marzo, aclaramos a continuación algunos mitos y verdades sobre el glaucoma.
El glaucoma tiene cura – MITO
A pesar de poder ser detectado a tiempo, y de que existen tratamientos para detener su avance, el glaucoma no tiene cura.
Existen diversos tipos de tratamientos que van desde el uso de medicación tópica con goteros, hasta procedimientos quirúrgicos o con láser, que sirven para mejorar la presión intraocular, pero no constituyen una cura, ya que los daños estructurales y funcionales establecidos son irreversibles.
Estos tratamientos están orientados a paralizar la progresión del daño, y con ello, evitar la pérdida de visión. Estos procedimientos se establecen dependiendo de la presión ocular y el daño en los nervios ópticos. Cuando la medicación tópica y/o con láser son insuficientes, se realizan procedimientos quirúrgicos en los pacientes que lo ameriten.
Solo en la tercera edad se puede desarrollar glaucoma – MITO
Si bien el glaucoma es una de las principales causas de ceguera para las personas mayores de 60 años, la enfermedad puede afectar a todos los grupos etarios.
El glaucoma puede categorizarse según la edad de la persona que lo padece: Infantil, cuando afecta a niños de hasta 3 años de edad; juvenil, cuando ocurre a partir de los 3 años hasta los 40 años; de ángulo abierto o cerrado, a partir de los 40 años en adelante; y secundario, que puede ocurrir en cualquier momento de la vida, generalmente causado por traumatismos, inflamaciones oculares (uveítis), oclusiones vasculares, diabetes, cirugías, entre otras causas.
Puede ser hereditario – VERDAD
El glaucoma de ángulo abierto o cerrado es considerado hereditario. Si algún miembro de su familia inmediata padece glaucoma, existe un alto riesgo de que usted también desarrolle la enfermedad eventualmente; de hecho, hay estudios que evidencian que el riesgo de glaucoma es de cuatro a nueve veces mayor si existen antecedentes familiares.
No todos los casos son hereditarios, como es por ejemplo el glaucoma secundario, que puede ocurrir por lesiones, medicamentos, entre otros.
La ceguera por glaucoma se puede prevenir – VERDAD
La valoración oportuna, con la detección temprana de la enfermedad, ayudará a realizar un control efectivo de la misma, previniendo un mayor daño en estructuras y función, evitando así la pérdida de visión. Para ello, el oftalmólogo recomendará el tratamiento necesario, según el avance de la enfermedad al momento del diagnóstico.
Existen tratamientos de última tecnología como el uso de láser sobre la superficie del iris o alteraciones de su superficie, que contribuyen a que los líquidos del ojo fluyan de mejor manera hasta alcanzar el área del desagüe del ojo.
Sus efectos son irreversibles – VERDAD
Este es un punto importante, que la ciudadanía debe interiorizar, y es que los daños por glaucoma, en efecto, son irreversibles, por ello es fundamental realizarse chequeos periódicos, especialmente si presentan síntomas como dolor ocular, visión borrosa, enrojecimiento de ojos, y/o dolores de cabeza frecuentes, que son muy comunes de esta enfermedad.
Se recomienda hacerse un examen visual completo, como mínimo una vez al año, pues con un diagnóstico temprano y oportuno, el tratamiento y seguimiento de los pacientes permitirá detener la progresión, y con ello la ceguera.
Fuente: Dra. Ana María Brutto, oftalmóloga y especialista en glaucoma de la Clínica Andes Visión.
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