Prevención combinada: estrategia clave para reducir la incidencia del VIH.
En la actualidad, casi 38 millones de personas a nivel mundial han contraído VIH o Virus de la Inmunodeficiencia Humana. Esta enfermedad se ha convertido en una de las epidemias modernas que más vidas ha cobrado, motivando que los sistemas de salud globales busquen en la prevención al principal aliado para superarla.
En este contexto, y con miras a alcanzar el objetivo fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de erradicar el virus hasta 2030, los sistemas de salud impulsan estrategias de prevención combinada. Un esfuerzo que, si bien, parte desde el ámbito gubernamental, requiere del compromiso y participación de todos los actores de la sociedad.
¿Por qué la prevención combinada?
La prevención combinada de la infección de VIH incorpora un conjunto de acciones que buscan reducir y evitar los contagios a través de la incidencia en tres dimensiones clave: Estructural, Comportamental y Biomédico. Si bien, el alcance en cada una de estas dimensiones responderá a las características particulares de la situación epidemiológica de cada país, el enfoque clave se orienta a generar conciencia social para promover un cuidado responsable de la salud.
La dimensión estructural, abarca la creación de entornos sociales y normativos que inciden positivamente en la comprensión y abordaje del contagio y la enfermedad. Es clave en este aspecto, el trabajo desde las entidades de gobierno para reducir el estigma y discriminación de las personas que padecen la enfermedad, así como, la construcción de bases legales que protejan sus derechos y garanticen el acceso a un tratamiento digno.
La dimensión comportamental, estrechamente ligada a la educación, contempla iniciativas y programas que promuevan el conocimiento y la información. Para ello, es indispensable contar con el apoyo de los gobiernos locales a través de la promoción de estatutos con enfoque de género e inclusión, como también de sistemas educativos que incluyan y aborden la educación sexual desde un ámbito integral, que permita a la población reconocer riesgos inminentes y evitar exposiciones que puedan generar nuevos contagios.
Finalmente, y como complemento clave a los esfuerzos de educación y concientización, se encuentran las intervenciones en el ámbito biomédico que se enfocan en el acceso y aplicación de métodos clínicos y médicos a nivel preventivo, emergente y de mantenimiento. Campañas de salud orientadas al uso de preservativo, adecuado manejo de material sanitario desechable, y la aplicación de pruebas masivas son parte de las acciones que se contemplan en el ámbito preventivo y que pueden disminuir los índices de contagio.
Hacer frente al VIH
En el ámbito emergente, ya sea por desconocimiento o exposiciones no deseadas al virus, también se pueden tomar acciones inmediatas que reduzcan el riesgo de contagio, a través de un tratamiento farmacológico controlado como la “PEP” (profilaxis post exposición).
Frente a los casos existentes de VIH es indispensable adoptar un tratamiento de mantenimiento basado en antiretrovirales. Esta pequeña pero significativa acción ha conseguido el control del 53% de casos en América Latina, y brinda una luz para que instituciones como la OMS se plantee lograr controlar el 95% de pacientes con VIH a través de la correcta ingesta de medicamentos.
Además, puede influir de manera directa en la esperanza de vida de quienes la padecen. Un estudio del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt de EE. UU, menciona que gracias a este tratamiento América Latina experimenta un incremento en el índice de supervivencia de hasta 70 años por paciente contagiado. Sin embargo, en Ecuador la incidencia de VIH sigue siendo alta con un promedio de 10 casos de contagio por día y una tasa de mortalidad del 4,8%
Para María Fernanda Vidal, Infectóloga de MSD: “Iniciar un tratamiento inmediato es vital, para reconocer la adherencia del paciente al mismo, de este modo podremos comprender cómo está actuando el virus en su sistema y evitar llegar a una fase de SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), es decir, cuando el VIH ha pasado a un punto mucho más avanzado en el cual el paciente puede evidenciar algunas manifestaciones clínicas crónicas de gravedad”.
Recuerda
La prevención combinada puede aportar a la consecución del objetivo fijado por la OMS de erradicar el VIH/SIDA hasta 2030, pero además logra el control de la población contagiada, para reducir el riesgo de nuevas infecciones. Para tener éxito con esto es muy importante la educación acerca del tema en la comunidad, por ello empresas como MSD buscan a través de espacios informativos aportar a la concientización y cuidado del virus.
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