La desesperanza y el suicidio están estrechamente relacionados, pero la esperanza es la mejor forma de combatirlos.
De acuerdo al diccionario de la real academia española, el significado de suicidio es una acción o conducta perjudicial hacia uno mismo, es decir, suicidarse es quitarse voluntariamente la vida, y de acuerdo a la ONU (Organización Mundial de la Salud) cada año se suicidan cerca de 700 000 personas.
Dentro de los factores de riesgo suicida están los desórdenes psicológicos y psiquiátricos, pero existen también, otros factores asociados a diferentes situaciones de sufrimientos, muy difíciles de afrontar para algunas personas, como, por ejemplo, el fallecimiento de un familiar, quedarse sin empleo, la separación de una pareja, ser víctima de abuso sexual, sufrir de violencia física y psicológica, el diagnóstico de una enfermedad, entre otros acontecimientos, lo que pude provocar depresión y sentimientos de desesperanza, llegando a pensar que la solución es quitarse la vida.
Hay que tener en cuenta, que, entre el 70% y 80% de las personas suicidas comunican, de alguna forma, a sus familiares o los especialistas que se van a suicidar, por lo tanto, hay que brindarles la ayuda profesional requerida y de urgencia, además, “no hay que invalidar” de ninguna manera las señales de auxilio y sus sentimientos expresados.
Ámbitos de acción frente al riego de suicidio
Las acciones para abordar el tema del suicidio deben manejarse desde la transversalidad, para atenuar los efectos de esta realidad, que se vive a nivel mundial. Hay que seguir haciendo en los distintos ámbitos de desarrollo del ser humano, promoción y prevención de la salud mental, así mismo, es fundamental la detección, diagnóstico, tratamiento y debido seguimiento para las personas que padecen riesgo de suicidio. Los especialistas, como los psicólogos y psiquiatras, se basan en criterios clínicos para evaluar el riesgo suicida, observando las necesidades de tratamiento de cada paciente.
Los medios de comunicación, también deben ser parte de la prevención, manejando una información “responsable” y desde las distintas plataformas a la hora de emitir una nota referente al suicidio y no brindar los “medios” y las “formas” de producirse daño.
Transformando la desesperanza en esperanza
Algunas personas sienten y piensen que no existen alternativas frente a las dificultadas que están viviendo, llegando a sentirse desesperanzados, desolados, con angustia, con depresión y sin ganas de seguir viviendo, además de dificultárseles el poder identificar el sentido y la significación de su vida presente y futura.
La desesperanza es una actitud o estado anímico que acarrea para algunas personas pensamientos y sentimientos de sufrimiento emocional, mental y somático, convirtiéndose en un detonante para el riesgo suicida, por lo tanto, la falta de esperanza puede ser un desencadenante para el intento de suicidio, convirtiéndose en una amenaza.
La esperanza viene de esperar, es decir, producir pensamientos y actos para seguir luchando frente a las situaciones estresantes y adversas, con ayuda profesional y de manera integral.
No hay que ver la esperanza como un sistema de creencia limitante, podemos transformarla en más que un optimismo o entusiasmo pasivo, porque hay que verla desde la “acción” como alternativa, para hacer frente a los pensamientos suicidas. Hay que verla como “compromiso” para buscar todos los medios de salida de una conducta de riesgo. La esperanza tiene la cualidad de contribuir a la supervivencia.
Es necesario que si nos encontramos en un estado de desesperanza busquemos inmediatamente asistencia y aprendamos a manejar estrategias o herramientas que nos ayuden a estar en tierra firme. Tal cual, como la escalada, que es una práctica deportiva, que consiste en subir paredes rocosas, laderas y relieves altos y peligrosos, pero hay que subir provisto de equipos seguros y fijos a la pared, para garantizar la seguridad del escalador, venciendo las situaciones complejas.
Familia y esperanza
Lamentablemente en algunos casos la familia pudo haber sido el desencadenante que llevó a la persona a las ideas suicidas, por ello, es importante analizar y evaluar si se puede contar con la protección de la familia.
Si la familia es un centro de apoyo para las personas en situación de riesgo suicida, debe estar consciente de buscar ayuda y orientación para manejar la situación, ya que es un eje fundamental en las acciones frente a la prevención del suicidio, así como, en el tratamiento y recaída del riesgo suicida. Los familiares y personas cercanas deben:
- Buscar ayuda profesional para la persona en riego suicida, recordando siempre que cada caso es “único” y tiene su propia realidad y condición de gravedad.
- Informarse y conocer los mecanismos del fenómeno suicida.
- Aprender a comunicarse con la persona en riego, puesto que, hablar sobre lo que está sucediendo reduce el peligro de suicidarse.
- Brindar confianza y esperanza a las personas en riesgo.
- Fortalecer la esperanza para creer con seguridad y firmeza que de alguna forma hay salida para enfrentar las dificultades de distinto orden.
Caso clínico real de sobreviviente de intento de suicidio
A través de las intervenciones a personas con ideas suicidas o actos suicidas, se observa que hay personas que quieren dejar de vivir, pero también, hay personas que no necesariamente quieren dejar de existir, lo que quieren, es dejar de sentir sufrimiento y dolor psíquico.
EE. a los 22 años se quiso quitar la vida, afortunadamente fue ingresado a una casa de salud. Había tenido varias ideaciones suicidas entre los 12 a 15 años y entre los 18 a 22 años dos intentos de suicidio. Su historia personal está basada en maltrato físico y psicológico, además de abuso sexual. En la actualidad, con 43 años, presenta un diagnóstico de trastorno depresión mayor de tipo moderado. Es acompañado con su tratamiento integral (psicoterapia y tratamiento farmacológico), con los respectivos especialistas y el apoyo incondicional de su pareja, quien le infunde persistentemente esperanza en su vida diaria, con días de batallas, pero que al final durante 21 años no se ha rendido.
Razones para seguir viviendo desde la esperanza
Hay varias razones que desde la esperanza y “siempre” en compañía de los especialistas en las áreas de salud mental, podemos sobrellevar las dificultades, a pesar de todas las vicisitudes de la vida, porque permite:
- “Desplazarse” y avanzar en distintas opciones para salir adelante.
- “Determinar” que se quiere salir de ese estado de desesperanza y recibir el tratamiento adecuado.
- Ver oportunidades y posibilidades para aprender el manejo de las situaciones dolorosas.
Escrito por: Silvia Cordero Encalada
Psicóloga Clínica
Mgs. En Desarrollo de la Inteligencia y la Educación
Cel: 0991769298
Email: emdicconsultores@gmail.com – silviacorderoe@hotmail.com
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