Después de los 60 años debemos cambiar las ideas negativas sobre la vejez. No es un tiempo de pasividad y de simplemente esperar el fin.
Estamos reinventando la manera de enfocar los años de vida que siguen. La llamada longevidad ha aumentado significativamente, gracias a muchos factores, entre ellos la medicina, la alimentación y sobre todo el estilo de vida.
Ya se han acabado las antiguas ideas de un anciano sentado en una mecedora, con una cobija en las piernas, tomando el sol y esperando pasivamente la muerte en un asilo. Ese sedentarismo y esa pasividad abrumadora, ese creer que ya no hay nada más que hacer, más que pasar el rato, entreteniéndose con lo que caiga, con tal de estar medio ocupado y sacudirse el aburrimiento, mientras llega el momento.
La visión de la ancianidad se ha modificado al inicio de este siglo XXI, por una mucha más vigorosa, activa, creativa y edificante manera de aprovechar los siguientes años de vida que quedan.
Ya no hay retiro, pensión o hasta aquí llegué. Bienvenido el dinero como fruto de tantos años de esfuerzo, pero es tan sólo el final de una etapa que ya se cumplió, como cuando el adolescente deja la escuela preparatoria, para entrar a la Universidad.
Las teorías y aportaciones sobre la longevidad, han aumentado mucho la esperanza de cómo se puede vivir mejor y disfrutar de la vida en una etapa que antes se veía como el declive, teniendo a la juventud como su cúspide y a la tercera edad, como su decadencia.
Una nueva visión sobre los mayores de 60 años
Hoy ya no es así. Ni la juventud es lo máximo, ni la Tercera edad es un decaimiento de la vida. Estamos recreando el concepto e inyectándole un enfoque mucho más positivo y creativo.
De tal manera de que se anhela llegar a vivir muy bien, después de los 60 años y redescubrir una gran cantidad de alternativas increíbles para gozar con nuevos recursos y herramientas.
Así como se estudiaron muchos años para emprender la vida laboral, tener una familia y una buena calidad de vida; así es ahora al entrar en los sesenta: hay que estudiar mucho de nuevo, hacer una planificación creativa y novedosa de la vida, y proyectar un brillante plan de acción.
Se dice adiós al sedentarismo, para abrir las puertas a las nuevas actividades físicas y deportivas; en vez de echar raíces, es viajar; en vez de ser pasivos, es tornar a ser propositivos, a explorar el mundo, a realizar nuevas actividades, incluso atreverse a iniciar nuevos negocios, profesiones y hobbies.
Es retomar viejas amistades, fortalecer los vínculos afectivos con parientes y amigos, es buscar nuevas relaciones y eventos sociales. Enriquecerse más con la cultura, las artes, la naturaleza. Cambiar y mejorar la alimentación. En fin, usar al máximo la creatividad y experiencia que se tiene.
Estamos iniciando una nueva era, la de la longevidad, hay que prepararnos para disfrutarla.
Una nueva era: la de la longevidad
De los primeros pasos, para poderlo lograr, es necesario modificar las ideas que tenemos sobre la ancianidad. Hay que dejar la idea de que los mejores tiempos ya pasaron, de que las más maravillosas experiencias sucedieron en la juventud. Y realmente convencernos de que lo mejor está por venir.
La ancianidad no es la etapa del declive, aunque disminuyan nuestras facultades físicas y la motricidad, se puede reducir su impacto negativo haciendo ejercicio y fortaleciendo la salud de una manera disciplinada.
Hay que romper con el estereotipo del anciano cansado, dependiente, inútil, que ya no tiene nada que hacer, que camina de manera torpe y lenta, que se ha hecho malhumorado, necio e ideático. Es necesaria una visión más optimista, vigorosa, activa, innovadora, entusiasta que busca nuevos proyectos, que se involucra en diversas actividades, que inicia una refrescante etapa de estudios y de lectura. En fin, que ve en los siguientes años, la oportunidad de realizar muchas de las actividades que no pudo hacer anteriormente.
La idea de una vejez negativa, que está en la mente de muchos, es un concepto que podemos cambiar y sustituirlo por uno más positivo y comenzarlo a vivir con alegría y paz interior: Es una oportunidad de vivir los mejores años de tu vida, junto con las personas que más quieres. En vez de sentirte que eres una carga, un estorbo o una persona que ya no puede aportar nada. Es el feliz momento de dar lo mejor que tienes, de ser aún mejor esposo/a, padre/madre, abuelo/a, amigo/a y ciudadano/a
Es la gran oportunidad de agradecer a Dios por todo lo que has recibido y ofrecer lo mejor de ti.
Escrito por: Guillermo Dellamary, vía Aleteia.
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