En esta oportunidad compartimos 14 experiencias con las que se identifican los niños de familias numerosas.
Crecer con ocho hermanos es, sin duda, una bendición, aunque no siempre lo parezca. Ahora que tengo 40 años, recuerdo mi infancia y aprecio todo el esfuerzo y el sacrificio que hicieron mis padres, y puedo afirmar que su disposición a tener una familia numerosa fue el mejor regalo que recibí.
Así que, en honor a todos los padres que han dado a sus hijos suficientes hermanos y hermanas como para formar su propio equipo de baloncesto (¡con algunos suplentes!), he aquí un guiño a algunas de las cosas especiales y únicas de crecer en un hogar numeroso.
SER LLAMADO POR OTROS NOMBRES
Cuando te llame tu madre para que vengas a ayudar, te llamará de todas las formas, menos por tu nombre. Mi madre solía repasar la lista de niños por orden de nacimiento hasta que llegaba a mi nombre. Tuve suerte: con el número 5 no tenía que ir muy lejos. En cuanto a mi hermana pequeña, tuvo que esperar unos minutos hasta que salió su nombre, e incluso entonces, a veces mencionaban primero al perro.
¡ACOSTUMBRARSE A NO TENER TIEMPO DE SILENCIO!
Encontrar un rato a solas siempre era difícil. Incluso cuando te duchabas, estabas abocada a ser interrumpida por un hermano mayor que intentaba prepararse para algo que consideraba más urgente, o un hermano pequeño que quería decir «hola». Lo bueno es que esto me preparó para mi vida de madre, en la que tener tiempo a solas es un lujo que no hay que dar por sentado (aunque, después de cinco minutos de silencio, ¡puedo empezar a sentirme sola!).
COMPARTIR HABITACIÓN (AL MENOS HASTA QUE LOS MAYORES SE VAYAN DE CASA)
Los dormitorios siempre fueron un tema candente en mi familia. ¿Quién tenía qué habitación y con qué hermano? Solo un par de hermanos -los dos mayores- tenían su propia habitación. Yo compartí la mía con hermanos mayores y menores en distintas etapas de mi infancia, y cada nuevo compañero aportaba algo único a la habitación. Esto no solo nos ayudaba a estrechar lazos, sino que también nos obligaba a afrontar los problemas sin rodeos y a compartir algunos secretos.
EXPERIMENTAR LAS ALEGRÍAS DE LA ROPA USADA
Aún recuerdo la chaqueta morada de mi hermana mayor a la que había echado el ojo durante varios años. La sensación de satisfacción cuando por fin acabó en mis manos fue inconmensurable. Me daba igual que tuviera un par de agujeros de polilla, o que los brazos se hubieran estirado un poco. ¡Llevaba la prenda de mi hermana mayor!
¡Y LAS ALEGRÍAS DE TENER TU PROPIA ROPA!
Las Navidades solían significar estrenar vestido. Sí, completamente nuevo, ¡nunca usado! Estas pequeñas piezas únicas eran muy apreciadas, y cuando pasaban a manos de las hermanas pequeñas era casi como confiarles un recién nacido. Sin duda, nos enseñó a agradecer las cosas que considerábamos valiosas en nuestras vidas, y sigue haciéndolo hoy en día.
SER CONOCIDO CONSTANTEMENTE COMO LA HERMANA O EL HERMANO DE ALGUIEN
Al ser la cuarta persona de mi familia en asistir al mismo instituto, durante muchos años solo se me conocía como «la hermana de Sian». Sumado al hecho de que hay un gran parecido entre todos mis hermanos, también me conocían como «la hermana de David», «la hermana de Robert» y, ocasionalmente, «la hermana de Jonathan». Una cosa es segura: nunca me llamaron por mi propio nombre. En aquel momento me sentía molesta, pero mezclado con mucho orgullo, y un sentido de pertenencia.
RARA VEZ TE SIENTES OFENDIDO
Con un gran número de hermanos aumenta la posibilidad de reírse y bromear, a menudo a costa de los demás. Los hermanos se apresuran a señalar con cariño todos tus defectos, lo que te prepara para la vida en el gran mundo.
ADQUIRIR UNA GRAN CAPACIDAD DE NEGOCIACIÓN A UNA EDAD TEMPRANA
Entre regatear para conseguir la última galleta y convencer a tus padres de que necesitas el coche más que tu hermana, adquieres habilidades más impresionantes que un negociador de rehenes.
¡ESTAR EMOCIONADO POR LAS 2 OCASIONES EN LAS QUE PUEDES ABRIR EL CALENDARIO DE ADVIENTO!
Uno de los problemas de tener varios hermanos es que parece que tardas una eternidad en tener tu raro turno en el Calendario de Adviento. Y lo que es peor, cuando vas a abrir la puerta en tu día especial, un hermano pequeño ya lo ha hecho, así que te pasas el resto de la mañana reorganizando el calendario.
TENER SUFICIENTE GENTE CON LA QUE JUGAR A JUEGOS DE MESA
Esto es importante. Cuando quieres jugar a un juego de mesa (o a cualquier otro juego), por lo general hay suficientes personas a las que puedes convencer para que se unan. Sin embargo, el número de personas conlleva un potencial adicional de mala deportividad y disputas sobre de quién es realmente el turno. Pero todo esto es un entrenamiento útil para la gestión de conflictos.
APRECIAN MUCHO TU CUMPLEAÑOS
El único día del año en que eres realmente la reina del baile es tu cumpleaños. Ese día tus hermanos hacen un esfuerzo especial por ti, y tú también tienes tu comida y tarta favoritas.
SIEMPRE TIENES ARDIENTES SEGUIDORES
Recuerdo una ocasión en que una niña me acosaba en el colegio por pertenecer a una familia numerosa irlandesa y me profería los insultos habituales. Se lo comenté a mi hermana y al día siguiente estaba en el patio de recreo y mis cuatro hermanos mayores estaban a mi lado. Ese día cesó todo el acoso.
TENER UN MOTIVO ESPECIAL PARA DISFRUTAR DE LAS FIESTAS
En las familias numerosas, lo mejor de las vacaciones no era irse a algún sitio especial, sino reunirse por fin con los hermanos mayores que se habían ido a la universidad o incluso se habían atrevido a mudarse de casa. Aunque eso significaba que tenías que renunciar a tu habitación, no te importaba si eso significaba pasar tiempo con tu hermano o hermana mayor. Al fin y al cabo, que todos estuvieran juntos significaba que tu familia se sentía completa.
Y como adultos…
DISFRUTAS DE CELEBRACIONES INTERMINABLES
Entre bodas, bautizos, nacimientos y todas esas ocasiones familiares especiales, rara vez pasa un mes sin que haya algo que organizar o alguien a quien celebrar. Y con la nueva generación que se hace mayor, estas celebraciones seguirán creciendo y nos llenarán a todos de alegría y de más pequeños correteando por ahí.
Desde tener padrinos ya preparados, hasta proporcionar un mentor o un oído atento, tus hijos siempre estarán cuidados y queridos por una multitud de tíos y tías (a veces obstinados, pero siempre bienintencionados).
Escrito por: Cerith Gardiner, vía Aleteia.
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