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¿Cuánto influyen los papás en la vida de sus hijos? (¡Mucho más de lo que se cree!).

En donde vivo son muy comunes los festivales escolares del Día de las Madres. Se rentan teatros y se organizan un montón de bailes y actividades. Pero cuando se acerca el Día del Padre, las cosas cambian. Hay escuelas en las que prefieren no hacerlos debido al alto número de alumnos que viven sin sus papás, o hacen reuniones diferentes, nombrándolas como días de activación física. Es muy extraño, ya que conozco a varios papás a los que definitivamente no les gustan los deportes. Es por eso que me gustaría que reflexionemos juntos sobre el rol de los padres y su gran aporte a la vida de los hijos.

La vida humana se origina en la colaboración de un hombre y una mujer. Siendo el ser humano de naturaleza corpóreo-espiritual, el proceso de maduración del hijo supone mucho más acompañamiento que el de cualquier otra cría.

 

 

El padre, tan importante para el hijo como la madre

Desde que se decide en forma unida la paternidad, el padre concibe, gesta, alumbra, cría y educa. Numerosos estudios respaldan la idea de que hombres y mujeres tienen capacidades parentales similares, pero también hay evidencia sobre las diferencias que radican principalmente en la forma de ejercer dichas capacidades.

La vivencia de la sexualidad en el periodo primal se le presenta al varón como un reto que lo colocará frente a sus emociones como ninguna otra experiencia. Sobre todo por condicionamientos sociales, que lo lleva a ser acompañante y sostén.

Implica nuevas formas de comunicación y de placer desde el periodo prenatal (hablarle al bebé, acariciar el vientre de la madre, ser empático a las necesidades del bebé, contacto piel a piel, abrazar a la madre y dejarse abrazar).

El padre colabora para que la mujer tenga un embarazo con menos estrés, mostrándose comprometido como pareja y con el bebé como padre. Así, el padre vive la espera de un nuevo hijo como un embarazo familiar.

Además, estudios psiquiátricos nos dicen que el niño que no tiene a su padre en el transcurso de su embarazo, ya sea por abandono o por alguna causa no voluntaria, vive junto a su madre en una situación más o menos inestable o insegura. La incertidumbre de la madre no puede dejar de transmitirse por vía sanguínea.

La circulación común hace que el nivel de adrenalina en la madre sea idéntico al del bebé, lo que provoca que el hijo pueda nacer, si la situación es persistente, bajo los efectos del estrés prenatal, predispuesto a la inseguridad, con tensión, nerviosismo e irritación fácil.

 

 

Rol de los padres en el alumbramiento

En nuestros tiempos, se han dado notables cambios en las últimas décadas. Pues de la figura tradicional del padre impaciente y lejano al proceso, estamos observando nuevos roles de acompañamiento y participación, proporcionando a la pareja apoyo material, afectivo y espiritual.

En general, el concepto de paternidad comprometida implica las siguientes características:

  • Tener conductas y sentimientos responsables respecto al hijo.
  • Sentirse emocionalmente comprometido.
  • Ser físicamente accesible.
  • Ofrecer apoyo material para sustentar las necesidades de su hijo.
  • Ejercer influencia en las decisiones relativas a la crianza.
  • Amor desinteresado hacia su familia.
  • Ser ejemplo de servicio.

Los niños con padres altamente comprometidos se caracterizan por una mayor capacidad cognitiva, mayor empatía, creencias sexuales menos estereotipadas y mejor capacidad de autocontrol.

Para los padres, la etapa primal también representa ajustes que quizá no son tan materiales como para la madre. Por lo tanto, socialmente no toman tanta relevancia.

Sin embargo, es momento también de escuchar las dudas y miedos de los padres, quienes no solo se enfrentan a los cambios que sufre a nivel biológico su pareja, sino también a los ajustes en el estilo de vida o a presiones económicas, y ajustes en su forma de proceder o tomar decisiones, por ejemplo.

 

 

En lo emocional

No debemos olvidar, además, el rol de los padres como mediadores o como apoyo en la búsqueda del equilibrio emocional al que se enfrentará su pareja y su familia al nacimiento.

La empatía que una tribu entera (abuelas, tías, amigas) en el pasado hubiera ofrecido a las madres, hoy en día, en muchos casos debido a la migración y otras condiciones culturales, se concentra en una sola persona: el padre.

Por lo tanto, si nos damos cuenta, tanto las madres como los padres estamos demasiado solos en la tarea de criar a nuestros hijos. El periodo primal debe ser el momento en que nos tomemos en serio la expresión del altruismo entre la pareja.

 

 

El rol de los padres es muy importante, ¿no te parece?

Muy pocas veces se habla de lo que un papá hace por su hijo. Un padre educa y acompaña de una forma muy peculiar, pues está detrás de un pequeño enseñándole a ser libre. Libre para amar, libertad que incluye la posibilidad de que se vaya de casa algún día y de que allí lo pierda o gane todo.

Un padre conoce las posibilidades de esa elección, pero su amor por el pequeño que un día llegó a cambiarle la vida no lo impide. Ese amor viene acompañado de compasión que le permite darle un espacio de nuevo para recuperarse y emprender el vuelo de nuevo.

De ahí quizás la razón de que las manos de papá tengan que ser fuertes, pues nos sostienen cuando se necesita.

¿Con qué sueñas, papá?

Te hago esta pregunta porque quiero recordarte que, si necesitas hacer equipo con otro papá para compartir dudas, retos y alegrías de la paternidad, te invito a acercarte a San José.

Te espera con ejemplo de fortaleza, obediencia, confianza en Dios, cercano para escuchar y acompañar. Sobre todo, como una persona que en el silencio experimenta la presencia de Dios que lo sostiene y le da la valentía para enfrentar problemas que parecen no tener solución.

San José encontró en los sueños la guía del Señor. Yo te invito a encontrar esa valentía para enfrentar los retos de ser papá hoy en los tres lugares donde San José la encontró: en la oración, en el amor a su familia y en el trabajo.

San José, tú eres el hombre que sueña, enséñanos a recuperar la vida espiritual como el lugar interior en el que Dios se manifiesta y nos salva.

Quita de nosotros el pensamiento de que rezar es inútil; ayuda a cada uno de nosotros a corresponder a lo que el Señor nos indica.

Que nuestros razonamientos estén irradiados por la luz del Espíritu, nuestro corazón alentado por su fuerza y nuestros miedos salvados por Su misericordia. Amén.

(Oración del Papa Francisco, Audiencia General, 26 de enero de 2022, catequesis «San José, hombre que sueña»).

 

 

Artículo elaborado por: Leily Díazmacip, vía Catholic-Link.

 

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