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Entre los metales pesados con mayor toxicidad, y comúnmente evaluados en alimentos, se encuentran: el plomo, arsénico, cadmio y mercurio.

Los metales pesados son sustancias químicas que se encuentran en el medio ambiente, el agua y el suelo, entre ellos están el mercurio, arsénico, cadmio, plomo y estaño. Todos estamos expuestos a estos metales a través del aire que respiramos, de los alimentos que consumimos, de los productos que nos ponemos en la piel y del agua que bebemos por lo que, debemos tener precaución y consciencia sobre los efectos dañinos que tienen para nuestra salud y disminuir o evitar dicha exposición.

Una vez ingresados en el cuerpo humano los metales pesados son metabolizados por el hígado y se absorben a nivel intestinal en el duodeno, pasan a la sangre y se empiezan a acumular causando cáncer, infertilidad, daño renal y neurológico, enfermedades cardiovasculares, problemas en el desarrollo de los niños, abortos espontáneos en las mujeres embarazadas, entre otros.

La presencia de estos metales es principalmente en alimentos, como algunos pescados y mariscos, alimentos para bebés, cereales, tubérculos, lácteos, vegetales, frutas, chocolate negro, frutos secos, productos enlatados, especias, algas y algunos productos cárnicos.

 

 

Síntomas de intoxicación por metales pesados en el organismo

Los signos clínicos por intoxicación de metales pesados son variables y dependen del peso, sexo, edad y genética. También hay que tener en cuenta la exposición, la concentración, tipo de metal y más. Se presenta con diarrea, náuseas, vómitos, malestar abdominal, problemas para respirar, escalofríos, debilidad muscular, problemas para recordar, arritmias cardiacas, fatiga, dolor muscular, cansancio continuo, estreñimiento y dolor de cabeza.

 

 

Consejos para disminuir la exposición a metales pesados en los alimentos

Entre las principales recomendaciones para aminorar la exposición a metales pesados en los alimentos se encuentran:

  • Consumir variedad de alimentos para una mejor nutrición.
  • Disminuir o evitar el consumo frecuente de alimentos procesados, enlatados y plásticos.
  • Beber agua filtrada.
  • Consumir frutas y vegetales ricos en antioxidantes como vitamina C y selenio además de superalimentos como espirulina, cúrcuma, jengibre, té verde y canela que pueden favorecer la eliminación de metales pesados del cuerpo y neutralizar la acción de los mismos.
  • Cuidar la frecuencia de consumo y cantidad de alimentos, bebidas y productos químicos que contengan metales pesados.
  • Lavar las frutas y vegetales con vinagre y bicarbonato de sodio en polvo previo al consumo.
  • Comprar alimentos de proveedores confiables.
  • Remojar con agua y vinagre blanco o limón los cereales, granos y frutos secos al menos unas 3 horas previo a su consumo para disminuir la presencia de metales pesados y luego enjuagarlos bien con agua filtrada.
  • Aunque consumir alimentos orgánicos no evita la ingesta de metales pesados, ya que se encuentran en el aire, agua, suelo y empaques si disminuye la ingesta de pesticidas que son igual de tóxicos para el organismo.

Lo más importante es cuidar nuestros hábitos tratando de hacer frecuentemente aquello que nos hace bien. A pesar de que estar expuestos a estos metales pesados es un problema de hace mucho tiempo para todos los seres humanos no podemos descuidarnos porque cuando ingresan al cuerpo también nos impiden la absorción de otros micronutrientes.

Por otro lado, provocan aumento de estrés oxidativo que puede acabar dañando partes de la célula, disminuye el óxido nítrico, aumenta la inflamación y luego muerte celular desencadenando enfermedades crónicas. Por último, no olvidemos que pequeños cambios en lo que hacemos pueden mejorar nuestra salud con voluntad y constancia.

 

 

Escrito por: Melissa Coto, Nutricionista. IG: melcoto_

 

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