Sí podemos mantener sano nuestro hígado, esto lo logramos a través de una buena alimentación, la cual es vital.
El hígado, un órgano esencial en el cuerpo humano, tiene un papel crucial en la actividad metabólica. Con un peso promedio de 1,500 gramos y una apariencia de color marrón rojizo oscuro, se ubica en la parte superior derecha de la cavidad abdominal, debajo del diafragma y por encima del estómago, el riñón derecho y los intestinos. Su forma triangular y ubicación estratégica le permiten cumplir funciones vitales para el bienestar general.
Es responsable de regular la mayoría de los niveles de sustancias químicas en la sangre, además de producir bilis, una sustancia esencial para la digestión que ayuda a descomponer las grasas en el intestino delgado y a eliminar desechos del organismo.
Toda la sangre que circula desde el estómago y los intestinos pasa primero por el hígado, donde es procesada, descompuesta y equilibrada. Esto convierte al hígado en un filtro indispensable para eliminar toxinas y sustancias potencialmente peligrosas, al tiempo que crea nutrientes esenciales y metaboliza medicamentos para su uso seguro en el cuerpo.
Principales funciones del hígado
Entre las principales funciones del hígado se encuentran:
- Eliminación de toxinas: El hígado purifica la sangre que llega a él, eliminando toxinas y regulando los niveles de sustancias químicas vitales.
- Metabolización de medicamentos: Procesa los medicamentos para que el cuerpo pueda utilizarlos de manera efectiva y segura, evitando toxicidades.
- Secreción de bilis: Produce bilis, facilitando la digestión y la eliminación de desechos corporales.
- Almacenamiento de nutrientes: Almacena vitaminas y glucógeno, un tipo de azúcar que el cuerpo utiliza para generar energía.
La insuficiencia hepática: Un riesgo latente
El Dr. Jefferson Cedeño, médico general de Labs, señala que cuando el hígado deja de funcionar correctamente, se produce la insuficiencia hepática, una condición grave que puede desarrollarse de manera aguda (en días o semanas) o crónica (a lo largo de meses o años).
Las causas más comunes incluyen enfermedades virales como la hepatitis A, B y C, cirrosis (destrucción de células hepáticas), consumo excesivo de alcohol o fármacos nocivos para el hígado (paracetamol), enfermedades autoinmunitarias, cáncer de hígado y trastornos hereditarios como la hemocromatosis y la enfermedad de Wilson.
Para evaluar la salud del hígado, en Labs se puede realizar la prueba de función hepática, un análisis de sangre en ayunas que mide los niveles de proteínas totales, albúmina, bilirrubinas (total y directa) y enzimas hepáticas (FAL, AST, ALT y GGT). Resultados anormales pueden indicar daño o enfermedad hepática.
Prevención y buena alimentación
La prevención es clave para mantener un hígado sano. Adoptar una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y cereales, moderar el consumo de grasas y alimentos procesados, evitar el exceso de alcohol y mantener una rutina regular de ejercicio físico son acciones esenciales. Estas prácticas no solo favorecen la función hepática, sino que también contribuyen a una mejor circulación sanguínea y a mantener un peso saludable.
Cuidar de tu hígado es fundamental para preservar la salud general. Seguir estos consejos y adoptar un estilo de vida saludable es la mejor forma de prevenir enfermedades hepáticas y disfrutar de una vida plena. Recuerda que la prevención es la clave para evitar complicaciones y mantener tu bienestar.
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