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¿Sabías que el estrés excesivo puede reactivar el herpes zóster?

El herpes zóster afecta aproximadamente al 20% de la población mundial, según la Sociedad Española de Medicina Interna. Cualquier persona que haya tenido varicela puede desarrollar esta enfermedad. Además, el riesgo de padecerla aumenta en individuos con inmunosupresión o que se encuentran bajo mucho estrés o baja de defensas. Aunque esta patología suele manifestarse una sola vez, puede recurrir.

La doctora Carolina Guarnizo, médico internista del Hospital de los Valles, explica que el herpes zóster es causado por el virus varicela zóster, el mismo que provoca la varicela en la infancia. Tras superar esta enfermedad, el virus queda inactivo en las raíces nerviosas y puede reactivarse meses o incluso años después, desencadenando herpes zóster, una condición más frecuente en personas mayores de 50 años.

La doctora señala que la principal diferencia entre el herpes zóster y el herpes simple radica en el tipo de virus, los síntomas y el tratamiento. El herpes simple tipo 1, también conocido como herpes labial, se transmite a través del contacto oral y provoca dolorosas ampollas alrededor de la boca. Por otro lado, el herpes zóster es causado por el virus varicela zóster, el mismo que provoca la varicela, una infección que la mayoría de las personas ha tenido en algún momento de su vida.

Aunque el contagio del herpes zóster es poco común, puede ocurrir en personas que no han tenido varicela. Esta condición cobra mayor relevancia en individuos con altos niveles de estrés, ya que al alterar el sistema nervioso y debilitar la inmunidad celular, se incrementa el riesgo de reactivación del virus.

 

 

Síntomas principales del herpes zóster

La especialista señala que no hay una edad específica para desarrollar este tipo de herpes, porque puede activarse en cualquier momento. Por ello, es fundamental estar atentos a los posibles síntomas que puede desencadenar:

  • Dolor ardiente en áreas como el tronco (cintura) o la cabeza en un solo lado.
  • Pequeñas manchas rojas en la piel que posteriormente se convierten en vesículas (ampollas llenas de líquido).
  • Fiebre.
  • Escalofríos.

La neuralgia posherpética que es dolor intenso y continuo, es una de las posibles secuelas tras haber padecido herpes zóster y puede persistir durante meses o incluso años.

Las personas que no han tenido varicela o que no han sido vacunadas pueden infectarse si entran en contacto con las partículas del herpes, lo que podría derivar en un cuadro de varicela y a futuro en herpes zoster.

Prevención y vacunación

Es recomendable la vacunación a partir de los 50 años, pero en el caso de personas trasplantadas, con tratamientos inmunosupresores, cáncer activo, quimioterapia, infección por VIH o antecedentes de múltiples episodios de herpes zóster, corren mayor riesgo de generar esta patología con mayor prevalencia, por ello la doctora Guarnizo destaca que la vacunación en presencia de estas condiciones es recomendable a partir de los 18 años, ya que es la medida más efectiva para prevenir el herpes zóster.

“En Ecuador, específicamente en el Hospital de los Valles, está disponible la vacuna Shingrix, aprobada por la FDA en EE.UU. Esta vacuna intramuscular consta de dos dosis administradas con un intervalo de entre dos y seis meses. La eficacia de la vacuna oscila entre el 73% y el 90%, tiene un buen perfil de seguridad y es bien tolerada”.

La especialista enfatiza la importancia de llevar una vida tranquila que no impacte negativamente en el sistema nervioso e inmunitario. “El estrés, si no se controla adecuadamente, puede generar serios problemas de salud, aumentando el riesgo de diversas afecciones como el herpes zóster. Mantener el bienestar emocional y físico es clave para prevenir complicaciones”, finaliza Guarnizo.

 

 

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