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La alimentación consciente es un punto clave en el autocuidado, porque gracias a ella podemos tener una vida saludable y equilibrada.

Alimentación consciente: el Camino hacia una vida saludable y equilibrada…

La Federación Global del Autocuidado instauró el 24 de julio como el Día Mundial del Autocuidado desde el 2011 para promover la autoconciencia y el mantenimiento de una buena salud. La Organización Mundial de la Salud destaca la alimentación nutritiva y equilibrada como uno de los cuatro pilares fundamentales para un estilo de vida sano.

Según Karina Pazmiño, docente de la Escuela de Nutrición de la UIDE, actualmente, técnicas como el mindful eating o alimentación consciente son esenciales para cuidar nuestro cuerpo y mente y para cultivar una relación sana con los alimentos.

 

 

¿Qué es la alimentación consciente y cómo aplicarla?

La alimentación consciente implica comer despacio y utilizar los sentidos, lo que puede ayudar a diferenciar entre el hambre visual, olfativa, real o fisiológica, mental y del corazón. Por ejemplo, el hambre visual puede llevarnos a comer postres bien presentados sin tener hambre real, mientras que el hambre olfativa nos lleva a consumir alimentos por su aroma atractivo, como el pan recién horneado.

Implementar la alimentación consciente implica reconocer que no existen alimentos buenos o malos, sino diferentes grados de consciencia y atención al momento de comer.

Es fundamental evitar distractores como el teléfono celular y la televisión, y ser conscientes de nuestros pensamientos, sensaciones y emociones durante las comidas.

Utilizar todos nuestros sentidos para hacer elecciones alimentarias sabias y nutritivas sin juicios es esencial. De acuerdo con Pazmiño, reconocer la diferencia entre el hambre real y la emocional, y aceptar que las experiencias alimentarias son únicas, nos ayuda a gestionar nuestras emociones y apoyar nuestra salud.

La alimentación consciente promueve el equilibrio, la elección, la sabiduría y la aceptación, y nos hace conscientes de nuestra interconexión con la tierra, los seres vivos, las prácticas culturales y el impacto de nuestras elecciones en nuestra salud y bienestar. La adopción de estas prácticas no solo fomenta un estilo de vida más saludable, sino que también contribuye a una relación más armoniosa con nuestro entorno y nuestros hábitos alimentarios, creando un ciclo positivo de bienestar y autocuidado integral.

 

 

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