¿El amor y una buena nutrición van de la mano? Encuentra la respuesta en este artículo elaboradora por Melissa Coto, nutricionista.
Las emociones y la alimentación están de alguna manera vinculadas y en muchas ocasiones escogemos los alimentos según lo que sentimos, sin pensar en su beneficio nutricional ni tampoco en medir la cantidad.
Es cierto que vivimos muchos cambios en nuestra vida y a su vez nuestras emociones fluctúan, por lo que es importante actuar con la conciencia de que en todos nuestros actos estemos amando y el lugar donde lo aprendemos es en la familia.
La buena nutrición empieza en la familia
La forma en que nos alimentamos va a variar según cada persona debido a factores sociales, culturales, económicos, entre otros, que nos van a guiar sobre el tipo de alimentación que queremos y podemos llevar.
Nuestra familia juega un rol importante en la selección de nuestros alimentos, debido a que en casa aprendemos nuestros hábitos alimenticios desde temprana edad, y a medida que vamos creciendo nos volvemos más independientes en cuanto a la forma de comer.
Hace muchos años era una tradición más frecuente que las familias se reúnan a preparar la comida y luego se sienten juntos en la mesa para compartir, pero con el paso del tiempo se ha ido perdiendo debido a muchas ocupaciones. Creo que si viviéramos más seguido este momento en familia nos permitiría tener más unión, apoyo, atención, alegría y paz debido a que estamos dando y recibiendo amor.
La seguridad del amor que vivimos al compartir los alimentos en familia nos hace sentir emociones positivas, que a su vez nos van a generar un impacto en lo que podamos estar viviendo en nuestros trabajos, relaciones de pareja y de amistad, entre otras, porque este amor nos hace crecer en amor propio y por lo tanto nos cuidamos mejor a nosotros mismos. En consecuencia, tomaremos decisiones que nos van a favorecer en lograr una buena nutrición. Es decir, la nutrición no es solo comer bien, es sentirnos bien mentalmente y físicamente para lograr una salud plena.
Conócete, ámate y cuídate
Por otro lado, a medida que vamos viviendo diferentes emociones y nos alimentamos según ellas, también nos permiten conocernos más y educarnos mejor a nosotros mismos. Es decir, si estoy pasando por un periodo de mucho estrés o ansiedad, es importante reconocerlo y también actuar en la causa para que mi alimentación no se vea afectada, teniendo más antojos de azúcar o grasa por la necesidad de buscar momentos de placer que puedan luego transformarse en sentimientos de culpa o remordimiento. Si pasa el tiempo y no determinamos la causa podría convertirse en un ciclo vicioso que afecte el peso, la salud psicológica y a su vez generar patologías.
No olvides
“Come como si te quisieras a ti mismo, muévete como si te quisieras a ti mismo, habla como si te quisieras a ti mismo y actúa como si te quisieras a ti mismo”. Tara Stiles.
En conclusión, el amor y la buena nutrición si van de la mano, porque todo el amor que demos a los demás y a nosotros mismos se va a ver reflejado en nuestra propia vida. Por eso es tan importante conocernos a nosotros mismos y hacer aquello que le haga bien a nuestro cuerpo llevando un buen estilo de vida, que incluya hábitos que nos hagan crecer en salud física, mental y espiritual. Todo lo que sale de ti regresa a ti.
Escrito por: Melissa Coto, Nutricionista.
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