Apnea del sueño: pequeños ahogos con graves consecuencias. Te invitamos a conocer más y no olvides compartir.
Wladimir Moncayo tiene 53 años y hace mucho que no experimenta un sueño reparador. Habitualmente es interrumpido por un par de despertares durante la noche lo que le produce somnolencia excesiva durante el día. Incluso afectan su desempeño normal.
Con estos síntomas acudió al médico quien le sugirió realizarse un estudio de sueño, que consiste en un examen para registrar ciertas funciones corporales (respiración, latidos cardíacos, niveles de oxigenación) a medida que el paciente duerme o trata de dormir.
A través de este estudio se logra diagnosticar el denominado Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño (SAOS), uno de los trastornos del sueño considerado potencialmente grave.
De acuerdo con el Dr. Efraín Sánchez Angarita, médico neumólogo y broncoscopista del Centro de Investigación Respiratorio (CIR), esta condición se caracteriza por las “interrupciones en la respiración mientras se duerme, debido al cierre de la vía respiratoria superior, que abarca las fosas nasales, la boca, la faringe y la laringe. Durante estas pausas, el aire no llega a los pulmones y pueden durar desde unos segundos hasta dos minutos y llegar a producirse treinta o más veces a la hora”.
Además, se la distingue por la emisión habitual y espontánea de un ronquido y/o fuerte ruido cuando la persona vuelve a respirar, un tema que lo notó enseguida su esposa, Kathya, sobre todo durante las noches, aunque confiesa que también puede darse a cualquier hora. “Mi esposa nota que al dormir dejo de respirar por unos segundos y luego ronco muy fuerte. Eso la asusta”, cuenta Wladimir.
Luchando por respirar
El 80% de los pacientes con apnea del sueño son obesos. Según los expertos, ese es uno de los principales factores asociados al desarrollo de este síndrome. Otros son la edad, el sexo (predominante en el género masculino), la menopausia, las alteraciones de la anatomía craneofacial y del cuello (congénitas y/o adquiridas), el hipotiroidismo, los antecedentes familiares de ronquidos, así como el consumo de tabaco o alcohol.
El Dr. Sánchez advierte que si no se la trata a tiempo “aumenta el riesgo de otros problemas de salud, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y depresión”.
La apnea obstructiva del sueño es un trastorno respiratorio bastante frecuente y a menudo crónico que afecta a casi 30 millones de adultos en los Estados Unidos. En Ecuador se presenta en el 9% de las mujeres y en el 17% de los hombres mayores de 50 años. Su principal causa es el colapso total (apnea) o parcial (hipopnea) de la vía aérea superior.
Tratamiento contra la apnea
Existen numerosos tratamientos para la apnea del sueño, que deben ser direccionados por un profesional de la salud y orientados para la necesidad de cada paciente, puesto que necesita acompañamiento para su cumplimiento a largo plazo.
Entre los tratamientos conocidos se incluye la terapia de Presión Continua Positiva en la vía Aérea (CPAP), que “es un equipo que utiliza niveles leves de presión de aire, proporcionados a través de una máscara, para mantener la garganta abierta durante el sueño”, explica el director de CIR, donde se realiza esta técnica.
Los aparatos orales, la pérdida de peso, la cirugía y la terapia posicional también pueden ser opciones viables de tratamiento, dependiendo de cada caso e indicación del especialista.
Medidas higiénicas del sueño
Se estima que entre el 30-50% de los casos de apnea obstructiva del sueño pueden venir determinados por la carga genética. Es decir, “no es una enfermedad infecciosa, ni contagiosa. Por lo tanto, no hay prevención”, aclara Sánchez.
Sin embargo, sugiere implementar medidas higiénicas para lograr el sueño, entre ellas: No consumir licor en la noche, apagar los equipos electrónicos alrededor de la cama y no consumir alimentos pesados en la noche.
Otros problemas de salud
Actualmente, el síndrome de apnea del sueño es considerado un problema de salud pública, debido a que se encuentra relacionado con el desarrollo de otras enfermedades, tales como: presión arterial alta, diabetes, problemas cardiovasculares, depresión, ansiedad, insuficiencia cardíaca, desórdenes metabólicos, trastornos neurocognitivos, arritmias, muerte súbita, así como el riesgo de accidentes de tránsito, laborales, domésticos y muchas otras afecciones graves.
En otras palabras, la apnea del sueño ya no se descarta como una condición que solo afecta la calidad de vida de una persona. Ahora se entiende que mejorar el sueño puede ayudar a las personas a vivir una vida más saludable. Por lo que, una buena noche de sueño le significará una buena salud.
Si tiene síntomas de apnea del sueño, hable con su médico de confianza, ya que un diagnóstico y tratamiento apropiados pueden significar noches y días más tranquilos para usted y para su familia.
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