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Dios los unió a Carlos Dari y Karina con una importante misión, la cual han venido realizando juntos desde hace ya varias décadas.

Me llena de mucha alegría poder contarles un poco de la historia de dos personas a las que conocí hace poco, pero que siento conocer desde hace mucho, esto debido a que al conversar con ellos uno se llena de paz, porque son siervos de Dios y de la Virgen María que siempre dan lo mejor de sí en todo lo que hacen, hablo de los esposos Carlos Darío Marcial Calderón y Karina Constante Mendoza.

La conversación que tuve con Carlos Darío y Karina fue en el hermoso Santuario Nacional de Schoenstatt, ubicado en la Av. Juan Tanca Marengo, Guayaquil, lugar donde ambos han pasado más de la mitad de sus vidas aprendiendo más de Dios y ayudando a otros creyentes, principalmente a los matrimonios jóvenes.

 

CARLOS DARIO Y KARINA 1

 

Dios y María los quisieron juntos

Carlos Darío y Karina cuentan que están por cumplir 17 años de casados y se conocieron 21 años atrás. Ambos formaban parte de los grupos juveniles del movimiento de Schoenstatt y en septiembre de 1999 junto con otros amigos de la juventud, fundaron una misa dirigida para jóvenes aquí en el Santuario y Karina empezó a asistir a dichas liturgias, pero Carlos aún no la conocía.

“La veía y me gustaba su cercanía a la Iglesia y a María Santísima y por supuesto que me gustaba ella como tal, pero al inicio no tenía quien me la presente. Encontré una amiga en común, Dayana Chong (hoy la Hna. Diana), que me la presentó justo en su casa durante un apostolado que hicimos en la mañana del 25 de diciembre de ese año… esa tarde la invité a la Catedral porque justo se abría el Año Santo y desde ahí compartimos lindos, profundos y hermosos momentos. Además, en esa Misa de Jóvenes yo era el Sacristán y ella una de las coristas, pero el Señor y Mater definitivamente nos unió y nos ha bendecido a lo largo de todo este tiempo”, cuenta Carlos Darío.

Un matrimonio con bases fuertes

Los esposos Marcial Constante han tenido que lidiar con grandes pruebas, pero las han podido superar teniendo pilares y bases fuertes en su matrimonio, tales como:

La Alianza de Amor con María, nuestra Madre Tres veces Admirable de Schoenstatt, aquí en el Santuario. Este lugar de gracias, nuestro Santuario, que es el Taller de formación del hombre nuevo de esa familia nueva y que María, es Madre y educadora de ese hombre nuevo. Ella, nos acoge, nos transforma y nos envía. Esto es algo fundamental.

Si bien es cierto, conocimos y aprendimos amar a María en nuestros hogares, pero definitivamente es aquí al pie del Santuario de Schoenstatt que aprendimos a entregarnos y a dejarnos educar por Ella. Cuando viene, o en nuestro caso, cuando vino la tempestad, no solo encontramos en la barca a Cristo que nos dijo: “¿De qué tienen miedo si yo estoy aquí?”, sino que también encontramos a María Santísima que con su amor e intercesión supo acompañarnos y decirle a nuestro Señor… Jesús, no tienen vino.

Así mismo, otro pilar fundamental es la comunicación. Sin la comunicación vienen los malos entendidos o aridez, si bien es cierto no nos damos tiempo para conversar todos los días, pero tratamos de crear y darnos espacios para que ese dialogo se dé.

“Como esposos todas las decisiones las tomamos en conjunto, nunca por separado, ya nos conocemos y sabemos qué le gusta y qué no le gusta al otro”.

Servir a Dios en pareja

Tanto Karina como Carlos Darío dicen ser aliados y cómplices en temas apostólicos, porque sienten ser instrumentos en las manos del Señor y de María Santísima.

“Hoy, nos gusta conversar y ayudar a parejas jóvenes, estar donde nos requiera el Señor y María como sus instrumentos… No hay un apostolado específico en el que nos hayamos quedado, sino que vamos donde se nos requiera, trabajando siempre dando lo mejor de nosotros, porque como María es la gran educadora de este hombre nuevo, ella nos lleva y nos compromete con Cristo y nos hace instrumentos y apóstoles de su obra”, indican los esposos.

El primer apostolado de Carlos y Karina es su familia, pero eso no los ha alejado de que a lo largo de los años hayan colaborado y sigan colaborando en diferentes actividades dentro del Movimiento de Schoenstatt, principalmente en la formación de grupos, charlas en distintos lugares, colaborar en la parroquia y más, todo siempre para glorificar a Dios.

Los siervos de Dios y de la Virgen María cuenta cómo es su relación con su hijo Carlos de 14 años de edad: “Todo niño y todo joven tiene sus etapas, y en esas fases como uno como padre tiene que acompañarlo y estar atento. En nuestro caso lo primero que le transmitimos a nuestro hijo adolescente es el ejemplo. A partir de la coherencia y del ejemplo se pueden construir valores que el chico irá asimilando. Es por esto que nuestro padre, el Fundador del Movimiento de Schoenstatt, el Padre José Kentenich dijo y nos enseñó: “Libertad toda la posible, vínculos obligatorios solo los necesarios, pero por, sobre todo, un intenso cultivo del espíritu”.

Se necesitan formas y normas, las mínimas necesarias, pero estas mínimas de todas maneras, pues no puede funcionar bien una familia o una comunidad sin que existan normas y reglas bien claras. El puro cultivo del espíritu no basta, pues hay que contar y considerar con el peso del pecado original y de las limitaciones y la originalidad de cada persona.

Consejos para padres

Carlos Darío comenta que todos los padres deben estar aliados y comunicados en la mejor de sus obras, que es la construcción de su hogar y la edificación de bases para sus hijos… Es así que estos padres deberán ser dúos y cómplices en todo, en sus tomas de decisiones, en sus consejos, en los permisos y en las sanciones.

“Cómplices y dúos en el sentido de que deben de ponerse de acuerdo y no contradecir al otro, Y si no estamos de acuerdo, lo converso y alineo en ese criterio. Nuestros hijos deben darse cuenta que no es uno el que manda, sino que ambos están listos y prestos en sintonía para educar, para corregir o para premiar. ¿De dónde obtenemos como Padres esa sabiduría? De la oración. “Pidan y se os dará”. Tenemos que educar a nuestros hijos unidos en la oración como padres”, explica Karina.

Jubileo por los 50 años del Santuario Nacional de Schoenstatt

La familia de Schoenstatt acaba de iniciar su año Jubilar, por eso este 2021 será de preparación a sus bodas de Oro, los primeros 50 años del Santuario Nacional de Schoenstatt situado aquí en Guayaquil.

Carlos Darío y Karina expresan que su vocación es servir, por ello cuando sus asesores les consultaron si los podían ayudar en la coordinación de la Comisión Jubilar, fue para ellos una gran sorpresa, pero a la vez un gran honor poder servir desde su pequeñez a su Familia de Schoenstatt, en algo que ellos estaban requiriendo.

Finalmente es valioso conocer que este Santuario fue bendecido por Monseñor Bernandino Echeverría un 20 de enero de 1972 junto con la pequeña familia de Schoenstatt, quienes tuvieron el gran anhelo de regalar este lugar a la comunidad, para que ella, María la Madre del Cielo, se establezca aquí, para repartir innumerables gracias a quienes la visitan.

 

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