Carolina Espinoza también conocida como la “héroe del Guayas”, su amor hacia el prójimo se ve reflejado en sus acciones.
Durante la pandemia Carolina Espinoza tomo una decisión que nunca imaginó iba a cambiar su vida y que la haría trascender. La visitamos en General Villamil Playas y llegamos a su local de Confecciones Carolina, donde emplea a tres artesanas para confeccionar ropa deportiva, uniformes y cualquier tipo de trabajo de costura. Taller que monto con un préstamo a una cooperativa.
La pandemia por Covid-19 se había apropiado del mundo y en Ecuador empezaban las clases del ciclo Costa. Las instrucciones del Ministerio de Educación fueron que se inicien los estudios vía telemática y, es así como Carolina contacta a sus 40 alumnos y les da las indicaciones para que se conecten.
Los primeros días su unieron unos pocos y esto se mantuvo por un par de semanas en que a duras penas se conectaban 15 chicos. Viendo esto, ella se preocupó por sus alumnos y empezó a cuestionarse cuál era la problemática de los chicos que no se conectaban… “¿será que no tienen internet, no cuentan con una Tablet ni computadora?”.
Carolina quien es maestra de quinto de básica, además de su preocupación por el notar la problemática de las clases virtuales, también quería conocer a sus nuevos alumnos, por lo que acudió al profesor anterior de los chicos, para poder conseguir sus direcciones… y fe así, como tomó su bicicleta, que por coincidencias de la vida se la había comprado 15 días antes, y fue a buscar a sus estudiantes.
“En General Villamil Playas al inicio de la pandemia veían este problema como algo que nunca les llegaría, pero la realidad fue otra, todos los días moría gente amigos, familiares, conocidos… nunca nadie se enteró de la gran afectación que hubo por el Covid aquí en Playas”, expresa Carolina.
Ir más allá del deber
Una vez tomada la decisión de salir a buscar a sus alumnos, Carolina no solo tuvo que enfrentar el temor de la pandemia, sino también la oposición de su marido quien le pedía que no salga y se exponga, porque debía proteger y preocuparse por sus 3 hijos, en especial por la menor que al momento de la pandemia era una niña de 2 años.
No obstante, la docente no estaba dispuesta a dejar a nadie atrás, y cuando su esposo salía ella aprovechaba en salir con su bicicleta, sus anotaciones y una pequeña pizarra que habilitó para poder impartir clases.
La primera etapa de sus recorridos fue para conocer dónde vivían sus alumnos, a quienes les indicaba que ella haría sonar el timbre de su bicicleta cuando estaba llegando, para que estén pendientes.
“Al inicio muchos padres deseaban que ingrese a sus hogares a impartir las clases, pero al estar expuesta al virus, prefería que ellos desde sus ventanas o portales reciban la instrucción”, acota Carolina.
Pese a todos los cuidados, Carolina terminó contagiándose de Covid y contagió a su hija menor, lo cual represento un conflicto familiar, pero ella mantenía firme su convicción de que ninguno de sus alumnos se quede sin estudiar. “Incluso, para los padres de mis chicos era muy difícil explicarles los ejercicios de matemáticas, por eso tenía que ayudarlos”, cuenta.
El proceso educativo fue muy dolorosos y tormentoso, porque la profesora Espinoza dictaba las clases por computadora y luego de eso visitaba a todos sus alumnos que no se podían conectar y, en algunos casos le tocó actuar como sicóloga, para ayudar a sus niños que habían perdido a su abuelita, o que estaban solos y sin comer.
Su vocación de maestra fluye a lo largo de la conversación, cuando recuerda con ojos llorosos pasajes tristes que le tocó compartir con sus alumnos durante la pandemia. Se considera una defensora y protectora de sus estudiantes y del resto de alumnos de su colegio.
Merecido reconocimiento
Luego de haber trascendido públicamente, vinieron los reconocimientos y los homenajes, de hecho, la Prefectura del Guayas la declaró Héroe de la provincia. “No me considero una heroína, ni un referente, porque muchos docentes hicieron cosas similares para ayudar a sus alumnos, quizás fui la primera y por eso la notoriedad, pero no soy héroe lo hice, porque era lo que tenía que hacer”, indica Carolina.
Toda está notoriedad y publicidad le ha servido a Carolina para ampliar su ayuda, hoy ha logrado colocar en 18 barrios de Playas servicio de internet inalámbrico, gracias al apoyo de la empresa Telconet.
Haber realizado su labor y preocuparse por sus niños como ella los describe, convirtió a Carolina en una celebridad en las redes sociales, todos los medios la entrevistaron, recibió ofertas para ser candidata por algunos partidos políticos, realizó comerciales de televisión y múltiples reconocimientos y ayudas, pero la que más valora y aprovechó es la oportunidad que le dio la Universidad Casagrande para realizar su maestría, algo que estaba fuera de su alcance por su alto costo.
Fue un reto que decidió tomar, porque tenía que cumplir con todas las exigencias que la universidad tiene para este tipo de educación y adicionalmente el tener que sacrificar el tiempo de sus hijos: Juan Fernando de 19, Isabela de 14 y Gabriela de 4 años.
“Cuando la Universidad me propuso la beca acepté el reto, pero me dijeron que tenía que estudiar y pasarla, sino la beca no iba, era una estudiante más sin privilegios, tenía mucha presión para cumplir tareas y las exigencias de los profesores, pero la terminé y lo logré. Me gradué el 1 de diciembre y ahora voy por el doctorado”, Finaliza Carolina.
“Nunca se conformen con lo que les brinde la sociedad, siempre busquen dar algo más y hagamos la diferencia”, Profesora Carolina Espinoza.
Redes de Carolina:
TIKTOK: Laprofe.delabicicleta
Canal de Youtube: trabajandoconcarolina
Mira la entrevista completa dando clic aquí.
Escrito por: Arcadio Arosemena Robles.
-
Lee también sobre: Valor de la psicología positiva en los niños y niñas.