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Un caso para terminar de una vez por todas con los abusos contra niños y adolescentes, y que no debe mezclarse con la ideología pro aborto

La opinión pública argentina está sacudida por la denuncia de violación realizada por la actriz Thelma Fardin contra el actor Juan Darthés, por un delito que habría ocurrido hace nueve años durante una gira en Nicaragua del elenco de la serie infantil “Patito Feo”, cuando Fardin tenía 16 años y Darthés 45.

Fardin expresó haberse sentido con “mil capas de miedo”, y alegó que ahora pudo afrontar la valentía para radicar la denuncia, y hacerla pública, cosa que hizo arropada por decenas de actrices que la apoyaron en una conferencia de prensa. La justicia nicaragüense deberá investigar el caso, y ante ella deberá concurrir Darthés, hasta hace muy poco estrella de telenovelas, y entre ellas, varias de temática infantil. Aunque no es el primer escándalo que surge en torno a su figura, la desazón entre quienes lo admiraban es notable en redes sociales. Darthés desmintió en una entrevista las acusaciones. Será la justicia de Nicaragua la encargada de dirimir en los tribunales la cuestión.

Independientemente del caso, de gran cobertura mediática, el Ministerio de Justicia informó que se registró en un día un aumento del 240% en las llamadas a la línea Nacional Contra el Abuso Sexual Infantil (144), ya que pasaron de 16 llamados recibidos a 55. También se incrementaron las consultas a la línea 137, que acompaña a víctimas de violencia familiar y sexual en la Ciudad de Buenos Aires, en un 18%.

¿Por qué se demoró Fardin nueve años en radicar la denuncia? Un niño o adolescente puede tener dificultades para contar la agresión sufrida, como expresan desde el programa ministerial a cargo de la temática, por vergüenza, temor a que no le crean, temor a que lo estigmaticen, temor a quedarse solo, temor a la pérdida de afecto, y amenazas.

Además, en la mitad de los casos, según informan, los agresores viven con las víctimas, que en general son niñas de más de cinco años. En 3 de cada 4 casos, completan, el agresor es un familiar directo o una persona de confianza, lo que dificulta la instancia de denuncia.

Desde el mismo programa, explican que en los casos en los que los niños o adolescentes no se atrevan a exteriorizar la vejación que sufrieron, hay síntomas que tienen que ver con cambios repentinos de conducta, como enojos injustificados, decaimiento, desconexión social, pesadillas o problemas para dormir, ansiedad, o incluso el expreso deseo de no permanecer a solas con un adulto. De cualquier manera, recuerdan, la determinación final se debe hacer siempre con la presencia de un profesional.

La clave, explican, es la relación de confianza con el niño y el adolescente, el diálogo, para que pueda expresar lo que le ocurre, y también ayudarlo a intervenir cuando algo no le gusta o le genera incomodidad, entre otros puntos.

¿Parte del mismo tema?

Durante la denuncia pública que hizo Fardin, la acompañaron en solidaridad más de 30 actrices, todas portando en su muñeca un pañuelo verde, símbolo de los pedidos por la legalización del aborto. Según explicó una de ellas posteriormente, “todo tiene relación: es la hegemonía del patriarcado sobre nuestros cuerpos”.

No obstante, como ha quedado de manifiesto en redes sociales y en una indignación generalizada ante el caso, la lucha contra el abuso contra niños y adolescentes, y también contra adultos, es un reclamo global, no sólo de quienes defienden el aborto. Contra el abuso, no hay grietas.

Vía Ateleia.

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