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En Internet está circulando información de este «juego» supuestamente inofensivo que no es más que una de tantas versiones baratas de la tabla ouija. Este experimento tiene exactamente las mismas consecuencias para quienes por curiosidad, morbo, o simplemente por quedar bien con los amigos, juegan la ouija.

Este juego ya está siendo catalogado de peligroso en varios países de Latinoamérica como República Dominicana. Las consecuencias, al ser una versión de la ouija, han ido desde ataques de pánico, de ansiedad y hasta suicidio, sin olvidar posesiones y vejaciones demoniacas a quienes lo juegan.

El importe espiritual

Aunque se lo juegue por curiosidad, se está abriendo camino para el demonio.

Numerosos testimonios que hemos recibido indican que cuando «funciona», puede al principio ser un mensaje atractivo (felicidad, dinero, algún dato que el sujeto desconocía, etc.). Pero el lenguaje y las tácticas que se manifiestan corresponden a lo que Jesús nos advierte que es característico del demonio: Consejos contrarios a la moral, incitación a la vanagloria, la curiosidad malsana, etc.Sabemos por la revelación divina que el ser humano recibe mensajes de Dios, pero también del demonio que tienta contra Dios. La Palabra de Dios con frecuencia nos advierte de cuidar nuestros pensamientos y probar el origen de los mensajes. «Por sus frutos los conocerán».

Progresivamente desemboca en amenazas, sugestión a causar violencia, suicidio, la desesperación o presunción, invitaciones a desobedecer a Dios a cambio de alguna oferta de bienestar, riquezas. Los resultados pueden ser, por ejemplo: obsesiones, ansiedad, ataques de pánico, enfermedades, desórdenes mentales.

He visto muchos casos en que el sujeto se envicia con la ouija -o Charlie Charlie- y pierde el discernimiento de tal manera que justifica su uso aun cuando percibe graves daños a su persona. Con el vicio, la opresión del demonio aumenta. Hemos recibido testimonios alarmantes de personas dominadas por el pánico, incapaces de dormir, verdaderamente desesperadas, pidiendo auxilio.

Hay que advertir que, aunque se lo juegue por curiosidad, se está abriendo camino para el demonio y no es de extrañar que la persona quede espiritualmente afectada. El bien que el sujeto pensaba percibir no se logra, todo resulta ser un engaño.

 

Vía Catholic.net

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