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El «Chito» Vera representa la perseverancia, entrega y disciplina, que fueron claves para convertirse en el deportista que es hoy en día.

Marlon el «Chito» Vera es de baja estatura y delgado. A simple vista, nadie podría imaginarse que este joven de 27 años, hoy es uno de los principales peleadores de artes marciales mixtas del país. “Chito” Vera como lo conocen sus amigos y familia, se convirtió en el primer ecuatoriano en llegar a la Ultimate Fighting Championship (UFC), la mayor empresa del mundo de artes marciales mixtas.

Es un amante de los deportes; pero, las artes marciales son su disciplina favorita. Empezó con jiu-jitsu y kick boxing a los 16 años. Al principio pocos creyeron que este deporte lo llevaría a alcanzar grandes ideales, hoy ha demostrado que con entrega y constancia alcanzó su objetivo: entrar a la UFC. “Busqué en internet a los organizadores de peleas, les escribí y les insistí que me den una pelea, porque si no peleaba fuera del país no me iban a conocer”, explica.

El año pasado, ganó nueve contiendas en Latinoamérica que le permitieron entrar a The Ultimate Fighter (TUF), un reality show que organizaba la UFC para ganar un contrato. “Ahí, gané la primera pelea; pero, para la siguiente que era semifinal me enfermé y quedé fuera”, recuerda. Sin embargo, la UFC se contactó con él y le ofreció un contrato por demostrar una de las mejores participaciones en el programa.

 

 

Ana Paula: un tesoro en su familia

Su familia ha sido la fuente de inspiración en su crecimiento como deportista. Para Ma. Paulina Escobar, su esposa, Chito es su orgullo y desde el principio le entregó todo el apoyo que necesitaba. “Lo apoyé y lo sigo apoyando al 100%. A pesar de que hemos perdido muchos momentos familiares, su esfuerzo ha dado grandes resultados”.

Esta joven pareja tiene en su hogar un pequeño tesoro que les sonríe desde el corazón: Ana Paula, su hija. Tiene 3 años y su energía contagia a quien esté con ella. A los dos días de su nacimiento los médicos le diagnosticaron síndrome de Moebius, una enfermedad que no le permite sonreír. Se trata de una alteración neurológica que impide el desarrollo de los nervios craneales sexto y séptimo. Su síntoma más visible es la parálisis facial.

A pesar de su corta edad y enfermedad, Ana Paula se ha robado el cariño de toda su familia, especialmente de su papá. “Ella es alegre y muy cariñosa conmigo, ahora ya me dice Chito”, señala. Junto a su esposa realizaron la campaña “Yo sonrío por Ana Paula”, el pasado 24 de enero, Día Internacional del Síndrome de Moebius. Su deseo era que más personas conocieran la existencia de este síndrome, pues en Ecuador consta dentro de las 106 enfermedades raras o huérfanas definidas por el Ministerio de Salud Pública.

La respuesta que tuvieron por redes sociales fue una gran sorpresa. Muchos no conocían a su hija; niños, jóvenes y adultos “se unieron enviando sus fotos para compartir sonrisas por Ana Paula”, explica Ma. Paulina.

Este pequeño tesoro, ha sido y continúa siendo la inspiración de este peleador, que junto a su mamá, desde casa, lo acompañan en cada pelea.

 

 

Escrito por: María José Tinoco.

 

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