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Ciencias y humanidades. Un diálogo necesario hoy más que nunca en estos tiempos donde las buenas costumbres están siendo olvidadas.

Hay que saludar la iniciativa de BBVA con sus charlas de Aprendamos Juntos. Hoy les presento esta charla sobre Ciencias y Humanidades. Jimena Canales, Ingeniería Física Industrial y doctora en Historia de las Ciencias por la Universidad de Harvard nos recuerda la importancia de profundizar en ambas. Y nos vuelca la mirada en las humanidades, que al parecer están siendo olvidadas.

El olvido del pasado

En las nuevas tendencias sociales vemos cierto olvido del pasado, una especie de deseo de dejar atrás lo que está atrás y querer mirar solo hacia lo futuro.

Esta tendencia social trae grandísimas consecuencias para la humanidad, pues al olvidar la historia o dejarla de lado, se comienzan a plantear miles de «fogonazos» que desconocen un proceso cultural y social enorme, lo que, tarde que temprano, conlleva a los mismos errores del pasado.

Los avances científicos y tecnológicos están generando un impacto acelerado y sorprendente no exclusivamente en el ámbito académico, sino también en las tendencias sociales de las nuevas generaciones.

Todo esto, tendría que llevarnos a una preocupación bastante seria: ¿qué tan humanos seguimos formando a las nuevas generaciones? ¿Qué tan humana sigue siendo la humanidad?

 

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La necesidad de las humanidades en la educación

Las humanidades, que hoy día son cada vez más infravaloradas. En muchísimas currículos escolares han perdido terreno y han sido reemplazadas por las ciencias duras como las matemáticas, ingenierías, etc.

Y sin embargo estas «ciencias blandas» son las ciencias que se preguntan por el ser humano, su entorno, vida y cultura. Es esto lo que las hace ser importantes para la formación de los niños y jóvenes.

Jimena Canales señalaba una frase: «las ciencias duras se preocupan por problemas blandos y las ciencias blandas por problemas duros»

Lo que nos demuestra una creciente tendencia a lo inmediatamente tangible, y tristemente cierta superficialidad de la vida, pues las preguntas complejas como el por qué y para qué de la vida, sobre la eternidad, sobre la esencia misma de todo van quedando rezagadas.

 

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Filosofía y Ética

Recuerdo mucho cómo nos debatíamos en las aulas de clase al tratar de responder la temible pregunta de la filosofía: ¿quién soy?Me atrevo a preguntar hoy a ti querido amigo lector (catequista, líder, religioso, laico…), ¿quién eres tú?, ¿qué es lo que en realidad quieres para tu vida?, ¿cuál es tu propósito?

Muchos avances científicos y tecnológicos, sumamente laudables, carecen de un sentido humano, de una pregunta por el cómo y para qué, además de la pregunta por las consecuencias que uno u otro descubrimiento o invento traen para la sociedad actual y futura.

Pienso que quienes lograron unir al mundo con la red de internet, nunca tuvieron como propósito principal el robar cuentas bancarias, información personal o establecer redes de tráfico y corrupción. El nudo de la historia está en el uso más que en el elemento.

Tener la riqueza de la educación histórica, filosófica, ética, antropológica, nos garantizará una humanidad cada vez más humana y menos dividida. Una humanidad que comprenda más las necesidades mutuas y sepa descubrir la riqueza de la verdadera comunidad.

 

 

La ciencia necesita de las humanidades y viceversa

De nada sirve que sigamos separando estas dos corrientes como si de dos polos se tratase, pues son dos luces de un mismo camino, el camino de la humanidad.

Quisiera compartir contigo querido amigo una afirmación del escritor Enric Sòria:

«Las Humanidades son importantes porque nos hacen humanos. Incluso en el sentido más restringido, como ciencias del hombre o del espíritu —psicología, filología, literatura, artes, historia, filosofía, pedagogía, etc.—, ese es su objetivo. El ser humano no llega a ser quien es por instinto, sino que aprende. Debe aprenderlo prácticamente todo, también a desarrollar sus facultades en un universo humano.

Las disciplinas humanísticas no solamente ayudan a entender qué somos, sino que también son formativas: nos hacen ser. Es por eso que no pueden ser nunca ciencias exactas, porque tienen que preservar y ensanchar lo posible las posibilidades humanas y su ámbito de libertad. La divisa délfica “conócete a ti mismo” sigue siendo el fundamento de toda vida verdaderamente humana: plena, consciente y libre».

La verdadera manera para formar buenos profesionales, científicos, genios es educarlos en las humanidades de la mano de las ciencias que a cada uno llame la atención, de manera que sean capaces de adquirir una visión integral de su profesión y de comprender la realidad que los rodea a través de la historia, la literatura, la filosofía, la cosmovisión, la antropología y la ética.

 

 

Escrito por: Mauricio Montoya, vía Catholic-Link.

 

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