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Círculo de apoyo… tener un equilibrio entre la familia y el trabajo no es sencillo, pero puede lograrse.

Hace unos días, hice una pequeña encuesta, en la que planteaba una pregunta acerca de qué supone ser mamá y obtuve tantas respuestas como mujeres participantes. La mayoría hacía referencia al amor incondicional, al cuidado, al esfuerzo, a la perseverancia y a la voluntad, pero, en el caso de las mujeres que son mamás y profesionales, apareció la “culpa”.

Parecería que, hoy más que nunca, somos conscientes de la importancia de gestionar nuestras emociones, pero resulta complejo cuando es ella, la culpa, la que nos invade. Ser mamá supone un cambio de 180 grados en nuestra vida. En algunos casos, cambia por completo nuestro propósito y visión del mundo y, en otros, te reafirmas y todo aquellos en lo que creías cobra una fuerza que te hace cambiar de ruta, y, como un peregrino, empiezas a recorrer caminos desconocidos, que suponen un gran sacrificio, pero, al mismo, una satisfacción enorme.

Las mujeres que desean ser madres y profesionales, además de lidiar con la culpa, se enfrentan a los desafíos generados de las expectativas culturales y sociales, las cuales aumentan su culpabilidad y frustración.

 

 

Círculo de apoyo

Es importante reconocer que el equilibrio entre la maternidad y la carrera profesional es un desafío, y que no hay una respuesta única que funcione para todas. Cada mujer debe encontrar su propio camino y establecer prioridades, que funcionen para ella y para su familia. Además, es necesario que la sociedad, en su conjunto, valore, de verdad, el trabajo de las madres y proporcione políticas y prácticas laborales, que permitan a las mujeres desarrollarse en estos dos ámbitos, los cuales no deben concebirse como opuestos, al contrario, son complementarios y se enriquecen mutuamente.

Diversos estudios han evidenciado que las mujeres tenemos gran capacidad para comprometernos y que, al ser madres, generamos círculos de apoyo que les permiten desarrollarse profesionalmente.

En principio, todos queremos a la “familia”, pero esto no va sólo de querer, sino de hacer, de actuar, de cambiar, de proponer.

Los círculos de apoyo resultan claves, son salvavidas que nos permiten avanzar en esa ansiada conciliación. Sin esas personas, no podríamos desarrollarnos profesionalmente, sino que renunciaríamos a nuestra carrera o nuestra “paz mental”.

 

 

El rol del padre

La familia y, especialmente, el padre tiene un rol fundamental. La idea de que el cuidado de los hijos es una tarea de la madre, además de obsoleta, perjudica a las mujeres y a los hombres, porque limita las oportunidades de desarrollo personal y profesional de los dos.

El padre puede contribuir de diferentes maneras a la carrera profesional de la madre, tanto si ésta se encuentra dentro de una empresa o fuera de ella. Por ejemplo, puede compartir las responsabilidades de cuidado de los hijos y del hogar, permitiendo a la madre dedicar más tiempo y energía a su trabajo. También, puede involucrarse activamente en la educación y el cuidado de los hijos, lo cual tendrá un impacto positivo en el desarrollo del niño y en sus vínculos.

Esa frase que, seguramente hemos escuchado y que dice “que las alegrías compartidas son doble alegría y que las penas compartidas son medias penas” aplica a esta montaña rusa de emociones y sensaciones, por eso, el apoyo de nuestro círculo y de nuestro compañero de vida, más que clave, es un salvavidas.

 

 

Escrito por: Irene Ancin Adell, Ph.D., CEO AZA Estrategia & Desarrollo.
IG: ireneancin.desarrollo / Linkedin: Irene Ancín Adell / Linkedin: AZA Estrategia & Desarrollo.

 

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