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Comunicarse con nuestros hijos es importante, en especial en la era de la tecnología.

Soy de finales de los 70, con tres hijos varones de diversas edades (19, 13 y 10). Me fascina conversar y con hombres esto no se da mucho, situación que se agudiza a medida que se hacen teens. Si les pregunto: ¿qué tal el entrenamiento?, responden: bien. ¿Qué tal la fiesta?, “ahí, como siempre”. Y así la lista continúa. En mi época, cuando los hijos eran medio mudos, la mamá sabía algo por quién llamaba a la casa, pero ahora, con esta generación del WhatsApp, es más complicado saberlo.

Acercarse a los chicos

Ahora toca llenarse de estrategias, porque a los adolescentes no les gusta (y no se hagan, que a nosotros tampoco nos gustaba) que los padres se metan mucho. Además que se requiere de mucho tacto, sino tendremos una tumba por hijo, que nos bloquea de cuanta red social tenga. Si a eso le sumamos la necesidad de combinar la vida laboral con el tiempo en familia, nos encontramos con que la mayoría de veces no les dedicamos todo el tiempo que quisiéramos.

Ante esto, les dejo una serie de tips basados en el respeto mutuo que ayudarán a que la comunicación con sus hijos sea más fluida y beneficiosa para ambos.

Consejos

  1. Sé accesible

Averigua cuándo tus hijos están más dispuestos a hablar —por ejemplo, a la hora de acostarse, antes de comer, en el carro— y trata de ser receptivo. Que noten que los quieres escuchar. Evita interrogatorios, ni les sueltes un monólogo, críticas, amenazas o cosas hirientes. Inclínate por el consejo o pregúntales qué necesitan de ti.

Compartir tiempo con ellos individualmente los hará sentir especiales y te permitirá aprender sobre sus intereses y gustos; tus hijos valorarán positivamente que tengas en cuenta sus preferencias, y si tienen algo en común, pueden compartirlo juntos.

  1. Escucha atentamente

Cuando tus hijos estén hablando, déjales saber que les prestas atención, ya sea dejando de lado lo que estabas haciendo o encontrando un momento indicado. Si te ven ocupado o desinteresado seguramente no volverán a recurrir a ti en un caso parecido.

Escucha su punto de vista, y si te queda alguna duda, deja que acaben de hablar antes de preguntar. No les cortes a mitad de una explicación, a nadie le gusta que le interrumpan mientras está hablando. De esta forma mantendrán una comunicación clara y sencilla.

  1. No responder desde la emoción

Suaviza tus reacciones, si las exageras, si pareces enfadado o estás a la defensiva, tus hijos dejarán de prestarte atención. Aunque a veces sea difícil de conseguir, intenta mantener la calma y hablarles en tono neutral. Mejorar la comunicación con los hijos implica crear un contexto propicio para el diálogo. No se trata de discutir por quién tiene la razón, sino de expresar opiniones sin menospreciar la del otro. 

Recordemos

Centrémonos en los sentimientos de los hijos, en lugar de los nuestros, a veces se requiere que te pongas en su piel y los comprendas. Intenta ser la mejor versión de ti mismo, un modelo a seguir frente a las dificultades, ya que la rabia o el enfado no debe ser la forma en que ellos gestionen sus emociones.

Para finalizar, si es posible, pídeles su opinión en cuestiones que afecten a la familia, esto les hará sentir que forman parte de ella y que su punto de vista es importante. Recuerda que todo lo que se dice, se cumple, no hay que prometer cosas que sabes que no lo vas hacer, ya que esto podría afectar la confianza de tus hijos. Escoge tus batallas y reza; saber escuchar y hablar es la clave para cualquier relación saludable.

 

Por Ingrid Abad de Pedrazzoli
Magíster en Desarrollo de la Inteligencia y Educación

 

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