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Ser padres hoy es que siempre alguien o algo te diga que “no lo estás haciendo bien”.

Creo que es evidente para todos que la manera en como fuimos criados por nuestros padres, difícilmente se aplica a los niños y adolescentes de hoy. Nos encontramos con un niño de cinco años que nos “tuerce los ojos” y luego de varios intentos de aplicar lo que nuestros padres hacían para que entienda que eso está mal y que tiene que cambiar su conducta, vemos que rara vez aquello funciona. Sin embargo, encontramos otras formas, y aunque sabemos qué es lo que nos sirve, ante la avalancha de información que recibimos, se vuelve todo más confuso y caemos en la duda.

Hoy nos enfrentamos a la opinión de los especialistas, de alguien que tiene más hijos, artículos en internet o noticias, que logran que nos cuestionemos todo lo que hacemos como padres y sobre todo, si lo estamos haciendo bien o no. Esta situación nos convierte muchas veces en padres bien intencionados, pero desorientados.

Encontrar un camino

Es vital que cada familia tenga su propio proyecto familiar y, rigiéndose por eso que escoja lo que les ayuda o no con sus hijos. Solo de esta forma estaremos criando a las personas que deseamos entregar a la sociedad.

El momento clave para diseñar este proyecto de familia es al inicio de la relación, cuando los novios deciden casarse. Aunque si aún no lo han hecho, no se preocupen, nunca es tarde para empezar, pueden hacer lo siguiente:

  • Plantearse ser padres: La primera fase es que papá y mamá estén de acuerdo en que necesitan un proyecto y estén dispuestos a seguirlo. Ambos deben estar comprometidos, por eso es muy importante que las inquietudes, necesidades y aspiraciones de ambos se vean representados en él.
  • Las cualidades y virtudes que queremos inculcar. Una interrogante que puede iluminar nuestros proyectos de familia es: ¿qué cualidades queremos ver en nuestros hijos cuando sean adultos? Si bien no esperaremos moldearlos a la perfección, sí podemos priorizar en lo que queremos inculcarles y decidir en qué debemos invertir más tiempo.
  • ¿Cómo nos gustaría que nuestros hijos nos recuerden? Esta pregunta nos va a ayudar a proyectarnos a futuro, cuando ya no estemos. De esta forma nos centraremos en las actitudes esenciales que queremos en nuestros hijos desde hoy.

 Buscar apoyo

Cuando tengamos claro cómo actuar como padres y qué es lo que esperamos generar en nuestros hijos, es el momento de buscar información y herramientas en el amplio mundo de la educación. No nos conformemos con información de internet, sino aprovechemos los cursos que ya se imparten en nuestro medio y las charlas que ofrecen los colegios. De esta forma podemos ir alimentando la habilidad de educar e ir enriqueciendo nuestro proyecto familiar.

Cada cierto tiempo, puede ser una vez al año en la fecha de nuestro aniversario matrimonial, evaluemos el avance de nuestro proyecto familiar, ajustémoslo al crecimiento de nuestros hijos y a los cambios en nuestra estructura familiar, pero sin perder el norte.

A medida que la madurez de nuestros hijos lo permita, compartamos con ellos este proyecto, escuchemos sus inquietudes, sus anhelos; y cuando sean grandes, ellos mismos verificarán su éxito.

Por Inés Cobo de Gilbert
Directora Ejecutiva de Sir Thomas More.

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