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El consumir alimentos orgánicos es un proceso revelador, te hace responsable con el planeta, con tu entorno y con tus sentidos.

Sembrar plantas comestibles era algo que tenía en mi lista de pendientes desde hace tiempo, especialmente desde que soy mamá, pero siempre lo aplazaba. Creo que en el fondo creía que me daría mucho trabajo cuidarlas. Es muy importante concientizar sobre los productos con que nos alimentamos: cómo fueron cosechados y qué elementos pasan por todo el proceso hasta llevar las frutas o vegetales a casa. Es muy enriquecedor no solo pensar en hacer un huerto en casa, sino compartirlo en familia, desde la compra de todo el material hasta el momento de sembrar.

Beneficios de la alimentación consciente

  1. Conectarnos con nuestra comida

Diariamente consumimos productos empacados que pasaron por miles de procesos y rara vez leemos lo que contienen, desconocemos la palabra ‘ultra-procesados’, estamos enfocados en el consumismo y no en la alimentación. Las etiquetas nutricionales deberían tener máximo dos ingredientes, pero, por el contrario, hay ingredientes impronunciables que nuestro cuerpo tampoco puede procesar.

Sembrar una o dos plantas no nos va hacer los defensores del planeta, pero al menos nos permite enseñar a nuestros hijos la maravilla de la naturaleza, el poder de la tierra, el crecimiento de las plantas y las dificultades que nos trae hacer algo con nuestras propias manos. Ser responsable de un huerto en casa requiere esfuerzo y dedicación, ya no vas a arrancar 10 hojas, sino solo las necesarias ,porque tu consumo es más consciente y logras conectarte con los alimentos que sembraste.

  1. Los químicos

Los químicos en las plantas no solo están en los pesticidas y fertilizantes, sino también en el agua y suelo; no lo vamos a entender desde un huerto en casa, pero sí vamos a estar seguros de que no ingerimos un alimento envenenado. En casa no compraríamos pesticidas para bañar a los cultivos, así que también ahorramos en costos y evitamos la  contaminación.  Aquí se acaba el “ojos que no ven, corazón que no siente”, y empezamos a darnos cuenta de la importancia y el valor de los cultivos que apuestan por modos de producción diferentes, más equilibrados con nuestra salud y la del planeta.

  1. Valorar el trabajo

Detrás de cada una uno de los alimentos, está el trabajo de muchas personas. Enhorabuena ya existen mercados orgánicos y algunas asociaciones de campesinos en Guayaquil que organizan ferias y eventos abiertos a la ciudadanía. Visitarlos y conversar con cada uno de los participantes te hará cambiar de perspectiva y valorar más lo que se produce, no solo por el trabajo, sino por el amor que cada uno deposita en lo que cosecha:

  1. Lo rico está por dentro, no por fuera.

Plantas chicas, grandes, verdes claros y oscuros, rojos; hojas con mordiscos de bichos, hojas torcidas, frutos alargados, redondeados; colores desiguales, tubérculos torcidos… todo es bonito cuando lo has cultivado tú mismo, da igual si se adapta a los estándares de belleza que impone el mercado. Se calcula que se desperdicia una tercera parte de la comida que se produce en el mundo y, si bien los estándares de belleza no son el único problema, si son parte importante de ese insostenible sistema.

  1. Alejarnos del consumismo

Aunque suene algo loco, nos da poder, nos recarga, y nos hace valorar lo independientes que somos: una bolsita de té nos hace vagos; mientras que unas hojitas cosechadas del huerto nos inducen a poner agua, a hervir y a esperar unos minutos para utilizar esa cosecha que costó tiempo, amor y responsabilidad. No hay tamaño perfecto para un huerto, desde una ventana hasta un jardín son lugares idóneos; el poder de crear para consumir responsablemente lo tenemos cada uno de nosotros. Sembrar un par de plantas comestibles nos aleja, al menos un poquito, del papel de consumidor y nos da aprendizajes y autonomía, algo que no traen los empacados del supermercado.

Si quieren saber más sobre cómo crear un huerto, les recomiendo las cuentas de @misemilla_ec, @miprimerhuerto y @yosiembro

Por Sary García
@mamagramerec

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