Compartir:

Los padres debemos criar a nuestros hijos de manera ética, para que crezcan sabiendo que hay una manera correcta y honesta de vivir sus vidas.

Platón, fue un filósofo de la Antigua Grecia, enunció contenidos aún vigentes a pesar de corresponder al año 400 a.c. una frase actual es: “La honestidad suele generar menos ganancias que la mentira”.

En este momento de colapso mundial, en nuestro país es más evidente la falta de empatía, de valores como la justicia, la honestidad, la solidaridad y la frase suena real, cualquier ciudadano con un poco de crianza ética podría pensarla.

Parecería que este modelo de crianza no corresponde a nuestra cultura, es que cómo se crían hijos éticos cuando se les enseña que se estudia por notas y no por el placer de aprender, cuando se les motiva la competencia entre ellos llevándolos incluso a ser inescrupulosos, comprar y vender deberes, por el simple ejercicio de “tener buena nota” o “ganarse algo”.

¿Cómo hablamos de una crianza ética cuando las reglas se acomodan a las necesidades del adulto o el adulto las cambia a su conveniencia, no respetando los acuerdos hechos entre todos para la aplicación de las mismas? ¿Cómo criamos hijos éticos si la cultura que nos rodea es la del más sabido?

 

 

Practicar la ética

¿Sabía usted amable lector que, según el Centro para Desarrollo e Investigación del Pensamiento, México, la práctica de un hábito requiere de 16 ocasiones continuas de aplicación para quedar grabado como una forma de respuesta frente a un estímulo?

Frente a esto cabe preguntarse ¿cuántas veces damos el ejemplo a nuestros hijos para que nos vean actuar éticamente en pequeñas cosas, por ejemplo, les damos el ejemplo de sacar la basura a la hora que nos requiere el recogedor, les enseñamos a guardar la basura que tenemos en la calle hasta llegar a casa y botarla?

Podríamos contestar que de estas actividades se encargan las chicas de asistencia doméstica, sin embargo, ¿sabe usted que cuando los chicos crecen inconscientes frente a estos pequeños detalles no desarrollan hábitos cotidianos que les permitan empatizar, por ejemplo, con las personas de recolección de limpieza porque no tienen idea del trabajo que implica para ellos recoger la basura que “alguien” rompió por no sacarla a la hora adecuada?

Es que la ética es una parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores, los mismos que dependen del contexto en el que son vividos, es decir la ética cambia y varía según el entorno o la cultura en el que sea revisada, por esto se necesita de un sistema legal justo y transparente que la haga viable, frente a esto podemos comprender por qué nuestro país, se lleva un gran cero en una crianza ética… nuestras leyes son modificables según los infractores, hemos visto esto hasta el cansancio en las noticias… Entonces, ¿qué hacer como padres para que nuestros chicos vivan de una manera ética?

 

 

Sugerencias

Acá algunas sugerencias:

  • Enseñe con el ejemplo: pero no solo hágalo, sino invite a su hijo o hija a participar con usted de actividades como sacar la basura o cumplir con sus obligaciones dentro de la casa, así podrá ver el esfuerzo extra que usted hace además de trabajar para dar soporte dentro de casa.
  • Converse con su hijo o hijas de situaciones cotidianas: procure comentarle de situaciones que requieren soluciones justas, por ejemplo, encontrar dinero en la calle y devolverlo, contar el vuelto en la tienda para verificar que está completo, recibir una “propuesta indecente” y cómo la resolvió, la idea es que puedan escuchar cómo usted aplica los valores éticos en su vida.
  • Revise su propia escala de valores: qué es para usted la justicia, la honestidad, la integridad, cumple usted con los mínimos requeridos para apoyar el desarrollo propio y de los demás, ¿paga los sueldos completos, reporta los gastos al SRI?

Como en todas las ramas la práctica hace al maestro y siempre se comienza por los actos más pequeños para cambiar al mundo, ¿está usted haciendo lo que le corresponde en su pequeña baldosa?

 

 

Escrito por: María del Carmen Rodrigo, sicóloga clínica

 

Compartir: