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Hipócrates decía: “Todas las enfermedades tienen su origen en el intestino”, de ahí que sea importante que velemos por el cuidado de nuestro organismo.

¿Te has preguntado por qué cada vez hay más casos de alergias, intolerancias y sensibilidades alimentarias? Además, del aumento en las tasas de sobrepeso y obesidad, depresión, Alzheimer o enfermedades autoinmunes, aunque no lo creas, la respuesta está en nuestra salud intestinal.

¿Qué es la microbiota? ¿Por qué es importante?

En nuestros intestinos habita un complejo ecosistema de microorganismos, que está compuesto por bacterias, hongos y virus, conocido como: microbioma intestinal humano, de los que depende nuestra salud y bienestar.

El ser humano promedio es hogar de alrededor de 100 billones de estos microogranismos cruciales para el desarrollo de un sistema inmune saludable. Por este motivo, cuando cuidamos y alimentamos nuestra flora, nuestra salud prospera.

¿Cómo se desequilibra el microbioma intestinal?

Hay varias causas, por ejemplo, los bebés que nacen por cesárea o son alimentados con fórmula no tienen tan desarrollada su flora, a diferencia de los bebés que nacen por parto vaginal y adquieren su microbiota intestinal de la madre y a través de la leche materna. Muchos estudios han demostrado que los bebés que fueron amamantados parecen estar protegidos contra el desarrollo de la obesidad infantil.

Otro factor importante asegura el doctor Stig Bengmark es “la alimentación, este factor influye de forma más potente en la actividad microbiana intestinal”. La ventaja es que este puede ser modificable y tenemos el poder de controlarlo con nuestra dieta por la forma como nos alimentamos.

¿Cómo alimentarnos para lograr la salud intestinal?

La modificación de los malos hábitos nos acercará más a la meta de mantener la salud intestinal. Los problemas de salud intestinal son diferentes según cada persona, por lo tanto, las recomendaciones deberían ser individualizadas. Hay que estar atentos a los síntomas de disbiosis intestinal o intestino enfermo como lo son la distención abdominal, flatulencias, inflamación interna, dolores de cabeza, intolerancias alimenticias, mala concentración, fatiga y cambios de humor, niveles inestables de azúcar en la sangre, problemas de piel como manchas, salpullido, acné, urticaria, pie de atleta, tiña y caspa.

Sanar un intestino enfermo nos lleva a evitar que la inflamación crónica puede atacar a otros órganos y provocar enfermedades crónicas e irreversibles. Para esto les dejamos algunas recomendaciones:

Consumir fibra (prebióticos) y probióticos Disminuir el consumo de carnes rojas Beber mucha agua
Llevar una dieta rica en frutas y vegetales Evitar la comida procesada (alta en azúcar y grasa) y embutidos Hacer actividad física diaria
Consumir alimentos fermentados y legumbres (germinadas) Evitar alimentos transgénicos Dormir bien
Consumir grasas saludables Evitar alimentos que causen síntomas gastrointestinales Evitar el uso excesivo de antibióticos
Consumir proteína animal sin hormonas Evitar el consumo de harinas refinadas Aprender a manejar las situaciones de estrés
Consumir sal con moderación Evitar el alcohol y café en exceso

 

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La microbiota al envejecer

Como cualquier otro aspecto físico o mental del cuerpo humano, con el paso del tiempo la microbiota también se deteriora por la edad. La rapidez de este proceso puede servir para predecir a qué velocidad lo hará nuestra salud. El colectivo de bacterias en el intestino se mantiene constante con el paso del tiempo, habiendo también variaciones breves por determinadas especies bacterianas, que prosperan y luego disminuyen.

Por esta razón es fundamental cuidar la alimentación de los adultos mayores, ya que la velocidad a la que transita la comida por el tracto gastrointestinal se reduce, ocasionando estreñimiento crónico. También se deteriora el olfato y tacto, además de la capacidad para masticar que puede alterar la dieta y hacerla más escasa en plantas y carnes. Una correcta alimentación desde temprana edad puede prevenir el envejecimiento acelerado de la microbiota, ya que un intestino sano también es un buen indicador de un sistema inmunológico fuerte para prevenir enfermedades.

Por Lcda. Melissa Coto Alvarado
Nutricionista y Dietista
Instagram: @nutrimelicoto

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