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Amar a tu pareja es algo que nace con el pasar del tiempo, y dar las gracias es algo muy valorado porque sale del corazón.

Los expertos dicen que agradecer (dar las gracias) es una práctica que trae innumerables beneficios en las relaciones. Se recomienda en el mundo de la empresa para fomentar el trabajo en equipo y en la familia para potenciar los vínculos.

¿Y tú? ¿Cuántas veces agradeces al día? ¿Lo haces sin darte cuenta o te esfuerzas en hacerlo?

Aquí te ofrezco unos consejos sencillos para poner en práctica el agradecimiento.

 

 

El día a día ofrece mil oportunidades

En el día a día de una familia y de una pareja hay muchos actos que hacemos los unos para los otros. Pueden parecer actos normales, nada heroicos ni especiales, pero que hacen la vida más agradable a los que nos rodean. Y puede que no aproveches esas oportunidades para demostrar a los que tienes a tu lado tu agradecimiento y tu amor. Porque esos actos, en el fondo, son actos de amor.

Agradecer te hace más feliz

Aprovechar esos momentos para dar las gracias está demostrado que contribuye a crear un clima positivo en la pareja. Dar las gracias a tu pareja por las cosas que hace por ti ayuda a que los dos os sintáis mejor; hace que crezcáis en confianza mutua; aumenta la autoestima y potencia la relación; genera serotonina, que es saludable y ayuda a dormir mejor. Está científicamente comprobado. Dar las gracias mejora el ritmo cardíaco y regula la tensión arterial. Las personas que se sienten agradecidas y agradecen mejoran su salud y, de forma generalizada disfrutan más de la vida. Son más felices.

 

 

Agradecer hace más feliz al otro

Al mismo tiempo, cuando agradeces, estás reconociendo un detalle, un tiempo, una dedicación y un gesto de amor o de unión. Cuando agradeces al otro algo que ha hecho, estás aumentando en él o ella su motivación y autoestima. Ese reconocimiento se interpreta como admiración y como un gesto de amor. …Y, además, sin darte cuenta y sin quererlo, estás predisponiendo al otro a que vuelva a repetir esa acción, con lo que entráis los dos en un círculo virtuoso en el que uno hace las cosas bien y el otro agradece y motiva al otro a que ese gesto se repita.

Dar las gracias y recibir agradecimientos

Pero saber dar las gracias no es suficiente: hay que aprender también a recibirlas. Si tanto dar gracias como devolverlas genera un clima positivo, es importante que no sea un comentario neutro y maquinal, y mucho menos, que se convierta en reproche. Por eso, a mí me gusta recomendar que no contestes un “Gracias” con un neutral “De nada”. Yo creo que otro agradecimiento es la mejor respuesta.

Un agradecimiento es el mejor inicio para que tú agradezcas de vuelta alguna de las mil cosas que podrías agradecerle al otro y que, normalmente, no haces: “Gracias, cariño, por haber recogido tú la mesa. Eres un sol” – “¡Gracias tú, cariño, por haber ido hoy a por los niños!”

Crear el hábito del agradecimiento

Si el agradecimiento es el primer ingrediente de la felicidad propia y la del otro, tenéis que conseguir generar un hábito positivo de agradeceros las cosas. Aunque parezcan cosas pequeñas, sin importancia. Aunque siempre sean las mismas (aunque habrá que ejercitar la creatividad!). Y como el día a día nos come, pues te recomiendo que busques un ratito al día para buscar algo que agradecer.

Puede ser justo antes de acostaros y cuando os estáis cambiando o lavando los dientes. “Oye, cariño, gracias por haberme escuchado mis problemas de trabajo hoy cuando he llegado. Me he sentido muy bien. Eres un gran apoyo para mí” o “gracias por haber hecho la cena, estaba riquísima” o “gracias por haberme recordado que tenía cita en el médico”… Parecen hechos de poca importancia, pero generan un clima positivo, potencian la motivación y abren el terreno para la admiración y autoestima mutua. Son puentes hacia el amor.

Por lo tanto, agradece. Agradece mucho: crea un hábito. Ponte la meta de hacerlo dos o tres veces al día. Piensa qué cosas puedes agradecer y ejercita la creatividad. Seguro que salen muchas más cosas de las que piensas. Apúntalas y encuentra el momento. Y, entonces, agradece, agradece y agradece. Y agradece que te agradezcan y así sucesivamente. Te hace más feliz y hace más feliz al otro… y además es fácil y es gratis. ¿No crees que vale la pena?

 

 

Escrito por: Fernando Poveda, autor del libro: La pareja que funciona. Blog: laparejaquefunciona.com

 

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