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Compartimos la entrevista con Diego Bernardini, una de las voces más influyentes sobre la transformación social y la nueva longevidad.

El Dr. Diego Bernardini estará en unos días más acá en Ecuador, específicamente en Guayaquil, donde ofrecerá un ciclo de conferencias en el Centro de Convenciones de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES). Es por esto que nos adelantamos a entrevistarlo y a compartir varios de sus pensamientos sobre la nueva longevidad y las charlas que brindará.

 

 

Según el último censo del 2023 realizado por el INEC, se confirma que estamos viviendo una transformación demográfica: nacen menos niños y crece la población 65+. En Ecuador el 9% de habitantes, un millón y medio de personas, son adultos mayores, ¿cuáles son los desafíos que tenemos como sociedad ahora que se esclarece con datos duros locales esta macrotendencia?

Uno de los desafíos es poder entender que las normas, las formas de comunicación, las formas de pensar la sociedad para este siglo XXI no van a ser las mismas que las del Siglo XX. Vamos a tener más proporción de personas mayores, vamos a vivir más tiempo, vamos a tener menos hijos y esto supone la necesidad de hacer cambios. Cambios que no sean rígidos, que no sean estrictos, pero sí que sean flexibles, que den lugar a una adaptación a estas nuevas condiciones y en eso tiene que ver todo aquello vinculado con la nueva longevidad.

Debemos pensar la nueva longevidad en el sentido de nuevas formas de hacer política y nuevas políticas públicas, eso es lo primero. Necesitamos esa cultura, esa narrativa nueva. Nuevos liderazgos, nuevas formas de pensar los entornos, las dinámicas familiares, por supuesto la economía y la empleabilidad. Esas son las líneas que deberían orientar esta transformación, estos cambios que está sufriendo nuestra sociedad.

En el país tenemos cifras alarmantes en la calidad de vida de las personas mayores. 6 de cada 10 adultos mayores dependen económicamente de sus hijos o familiares. Solo 4 de cada 10 recibe ayuda del estado. 250.000 viven en situación de pobreza y pobreza extrema y en condiciones de abandono familiar. ¿Por dónde empezar para poder cumplir con lo firmado por Ecuador en la Convención Interamericana para la protección de los derechos de las personas mayores?

Primero es entender que la Convención Interamericana es un instrumento de protección a las personas mayores. De protección ante no solo la sociedad, de protección en el sentido de ejercer rectoría de parte del estado. La protección del estado tiene que pasar por mejorar las condiciones de vida de esas personas mayores y también protegerlas ante la discriminación, el maltrato y el abuso del cual todavía siguen siendo hoy en día víctimas.

Creo que es un instrumento muy válido, muy completo donde ya hay jurisprudencia, pero pocas personas en proporción saben que existe. Debemos empezar no solo a utilizarlo sino también a diseminarlo, a informar las posibilidades que nos dan instrumentos legales como este.

¿Dónde está el asunto? Es que esto es protección, y la protección debe venir del Estado, pero por sobre todas las cosas de la sociedad.

En la Comunidad Internacional de Aprendizaje de la que soy parte y que tu diriges con prolijidad, hablamos sobre los desafíos del cuidado en una Sociedad de Nueva Longevidad.

En el Ecuador 1 de cada 4 adultos mayores presenta una o más limitaciones para realizar actividades de la vida diaria, 4 de 10 presenta limitaciones instrumentales que son las relacionadas con deterioro cognitivo. ¿Cómo nos cuidamos mejor? ¿Cuál es el papel de la familia y la comunidad en el cuidado de los adultos mayores en Ecuador?

El cuidado es algo que se enseña, nadie nace sabiendo cuidar, eso es lo primero; lo segundo, es entender que no hay dos personas iguales, para el autocuidado y para cuidar a esas otras personas, lo primero que tenemos que hacer es enseñar ese autocuidado pensando que va a estar muy relacionado al bienestar, a la calidad de vida que vamos a tener cada uno de nosotros. Eso empieza en la familia, pero también en cada uno de nosotros.

La familia en este sentido es extremadamente importante porque es donde uno comienza a adquirir esos conocimientos hacia la vida. El tema de los cuidados respecto de las personas mayores forma parte de esa nueva cultura de solidaridad que tenemos que desarrollar. Una cultura donde haya una sociedad volcada hacia el cuidado, porque si estamos diciendo que va a haber más personas mayores y que va a haber menos hijos, la realidad es que probablemente aumente el número de personas que haya que cuidar, aunque ser mayor no significa ser receptor de cuidados.

Esto requiere de un cambio sistémico, un cambio de todo punto de vista, desde todas estas dimensiones que mencioné, donde además yo agregaría algo que es muy importante que es la lente de género. Si bien decimos que hay una proporción cada vez mayor de personas mayores, dentro de las personas mayores hay una proporción claramente más importante, a medida que aumenta la edad, de mujeres. Que además son las personas que suelen cuidar, 8 de cada 10 son las que cuidan, entonces no podemos no dejar de lado la necesidad de ese lente de género.

 

 

La OMS dice que debe existir al menos 1 geriatra por cada 5000 adultos mayores para cubrir las necesidades de atención de esa población. Ecuador tiene apenas 130 geriatras, ¿cómo incentivar a las nuevas generaciones de profesionales de la salud para que se especialicen en el cuidado del adulto mayor?

Hay que replantearse lo que estamos haciendo en las escuelas de medicina, eso es lo primero, porque los estudiantes que eligen medicina la eligen por vocación y después resulta que terminan eligiendo especialidades vinculadas más a un retorno económico. Entonces tenemos que pensar cómo estamos formando, o mejor dicho, cómo estamos deformando a esos futuros médicos.

Lo segundo que tenemos que pensar es que el cuidado, la atención, todo lo que tiene que ver con la transformación y los requerimientos en salud de las personas mayores no es un tema exclusivamente médico. Hay que extrapolar todos los conocimientos de una sociedad de nueva longevidad a todas las carreras universitarias y técnicas. Los arquitectos tienen que saber que van a tener más personas mayores entre sus clientes y que van a habitar sus creaciones. Los trabajadores sociales, los terapeutas, los ingenieros, los que hagan políticas públicas, todas esas personas tienen que saber que el Siglo XXI va a estar fundamentalmente hecho por personas mayores, eso es fundamental.

Respecto del cuidado, yo creo que el cuidado tenemos que aprenderlo todos, independientemente de si somos profesionales de la salud o no, la mayoría de nosotros va a cuidar, no sabemos durante cuánto tiempo y a partir de qué momento. Entonces el cuidado, que comienza con el autocuidado de cada uno, tiene una segunda etapa que es entender lo que significa cuidar al prójimo. Ahí entra la empatía, la actitud, entran las aptitudes, las habilidades, la comunicación, entran aspectos que hoy sabemos que se pueden enseñar.

Sabemos que vamos a vivir más tiempo que nuestros padres y abuelos, es muy probable que tengamos que cuidarnos entre nosotros porque nuestros hijos harán su propia vida. Los hospicios y residencias empiezan a quedar obsoletos como lugar de acogida. ¿Qué alternativas tenemos? ¿Cómo nos organizamos?

Tenemos que entender que la institucionalización, en ese tipo de instituciones como los asilos, las residencias, son instancias donde por un lado son pocas las personas a las que pueden acceder en el caso de las privadas, y después está la otra punta del extremo social que son las personas de alguna manera vulnerables, desahuciadas, que tienen que ir allí porque no tienen quién los cuide, no tienen casa propia, no tienen familia. Pero en el medio tenemos que entender que el mejor lugar, y el que elegiríamos todos nosotros para ser cuidados, es nuestro propio hogar.

Entonces esto tiene que ver con los puntos que habíamos hablado de la enseñanza del cuidado, de la solidaridad, pero también de lo que significa la posibilidad de generar dinámicas intergeneracionales.

Hay muchos hogares que están compuestos por varias generaciones donde la coordinación entre cuidadores formales, si es que los hay, por el lado de los profesionales de la salud, pero particularmente los cuidadores informales que son la familia, que es el grupo al cual estamos nosotros formando desde nuestra comunidad, es fundamental. Ahí requerimos de coordinación, de formación, por supuesto de paciencia, esto es necesario, pero también es importante entender que es una oportunidad única la que tenemos, la de cuidar a las generaciones previas.

La Nueva Longevidad es un fenómeno social reciente, del que se conoce poco. ¿Qué señalarías como los puntales más importantes para desarrollar una narrativa que comunique mejor en qué consisten sus oportunidades y desafíos?

La nueva longevidad, efectivamente es algo muy nuevo, es algo que la gente tomó, es algo que de alguna manera ya constituye un bien público, pero donde hay que tener mucho cuidado porque hay mucho oportunista, mucho arribista, mucha persona no preparada y el riesgo que corremos es que esto se convierta en una moda, se «bastardice» el concepto y por supuesto se desvirtúe.

Pienso que los puntales más importantes son entender que esto es un fenómeno real, que estamos hablando del presente, que hay cuerpo de estudio, que hay especialistas en este tema y que por supuesto no es todo color de rosa, no es todo romántico. Hay oportunidades, hay desafíos y también hay riesgos como el de las personas que toman este concepto porque suena bien. Se empiezan a enamorar de palabras como comunidad, como silver economy y muchas otras y eso es un riesgo, por eso es necesario no solo la responsabilidad de los que estamos liderando este movimiento para diferenciar lo que es el agua, del agua sucia y poder entender que en definitiva si esto lo hacemos bien entre todos, va a redundar en un beneficio para todos.

Datos del Dr. Diego Bernardini

Médico de familia, máster en gerontología y Doctor en Medicina por la universidad de Salamanca (España). Es profesor Titular de Salud del Adulto Mayor de la Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina; dirige el Diplomado internacional en Nueva Longevidad y la comunidad de aprendizaje La Segunda Mitad de la cual es fundador. Ha publicado libros de texto médico y dos libros de divulgación, el último «La segunda mitad, vivir la nueva longevidad». Web: www.diegobernardini.com

Charlas en el Centro de Convenciones de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo, compra tus entradas en: www.guiarte.hta-tech.com

 

 

Escrito por: Psic. Alexandra Landázuri Savinovich, Directora de Guiarte, comunidad On/Off para personas mayores. Mail: guiarte.ec@gmail.com

 

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