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El juego es un componente importante para estimular el desarrollo psicomotor y promover hábitos saludables en los niños.

Todos anhelamos ver a nuestros hijos crecer sanos, seguros y felices. Estudios muestran que a través del juego, los niños adquieren disciplina y mejoran las habilidades de relacionarse con otros niños. Este componente promueve el desarrollo del lenguaje, mejora las destrezas matemáticas e incluso ayuda a sobrellevar el estrés.

Como padres, ¿cómo podemos promover el juego?

Desde muy pequeños, existen varias formas con las que podemos divertirnos con nuestros bebés mientras promovemos su desarrollo. Cuando los bebés sonríen en respuesta a un gesto de amor de papá o mamá, es una forma de estimular sus habilidades socioemocionales. Colocar a los bebés boca abajo mientras están despiertos, es importante para que exploren el mundo desde diferentes perspectivas. Así mismo, cantarles, leerles un libro, conversar con ellos, jugar con algún objeto seguro para la edad, son formas de interacción que podemos iniciar desde el nacimiento y que estimulan las destrezas sensoriales y motrices.

Desde sus primeros pasos

El juego en el piso le dará a tu bebé la oportunidad de estar activo, fortalecer sus músculos y aprender a sentarse, gatear y caminar. No es aconsejable que pase más de dos horas por día en coches, mecedoras, columpios, asientos para bebés o saltadores, ya que pueden retrasar el desarrollo de las habilidades de movimiento. Los caminadores no son seguros. Los bebés se equilibran mejor con los pies descalzos. El juego en el piso debe tener lugar en una superficie suave como la alfombra. Bríndale a tu bebé nuevas oportunidades de juego todos los días para ayudar a su desarrollo.

Si tienes hijos más grandes, es importante pensar en guarderías o escuelas que ofrezcan tiempo de juego libre, siempre supervisado, además de formas más estructuradas de aprendizaje como lectura, memorización y tareas puntuales. Es decir, que los niños tomen la iniciativa y con su creatividad descubran formas de divertirse con niños de su edad. Los objetos sencillos y menos costosos son los más útiles para fomentar la imaginación, no los artefactos sofisticados. Existen estudios que demuestran que los niños que están en escuelas que destinan tiempo al recreo y al juego no estructurado tienen mas éxito académico a medida que crecen.

El juego al aire libre brinda oportunidad para que los niños exploren sus capacidades sensoriales, además, promueve la actividad física, el contacto con la naturaleza, y mejora las habilidades de socialización. Así mismo, previene la obesidad infantil, fomenta la inteligencia emocional, ayuda a los niños a adquirir confianza en sí mismos, promueve la empatía y el respeto a otros niños de su edad. El ejercicio moldea su carácter y personalidad, crea disciplina y autodeterminación. La actividad física aleja de hábitos dañinos como el alcohol, cigarrillo y drogas. Los juegos de simulación son importantes para niños pasado el año de edad, ya que aprenden de esta forma el sentido de cooperación y cuidado.

La música y la lectura son dos excelentes medios para interactuar con los niños de una manera sana y divertida. Contar cuentos crea espacios para mejorar la comunicación de padres con hijos, ya que abre espacio para que los niños tomen un rol del personaje que imaginan y así desaten su creatividad.

Limita la cantidad de tiempo consumido en actividades sedentarias como televisión y tiempo de pantalla. Encuentra un ambiente seguro para jugar con ellos. Recuerda que los niños que regularmente ven a sus padres hacer actividad física, son mas propensos a continuar en este hábito.

Es ahora cuando debemos cultivar con nuestros hijos relaciones que perduren la vida entera, y una forma de hacerlo es mediante el juego. Si creas este vínculo desde muy pequeños, lograrás que en la adolescencia tengan la necesidad de continuar esta interacción sana con sus padres.

Por Dra. Carolina Salvador
Pediatra
@pediatricsuio

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