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El día a día del matrimonio requiere de mucha comprensión y buena voluntad. Marcarse un reto para este 2021 puede ayudar mucho a la relación de pareja.

La relación de pareja con la persona que hemos desposado y elegido para toda la vida es (el matrimonio), en su esencia y naturaleza profunda, una relación donde se ha de tener buena voluntad y buscar la empatía con el cónyuge. ¿Quién sería tan inconsciente como para elegir una vida que se anuncia como un valle de lágrimas?

La falta de buena voluntad y empatía corroe y mata toda relación y es causa de que el matrimonio se quiebre. Así la benevolencia es fundamental en el matrimonio. Es esa disposición afectiva de una voluntad que aspira al bien y a la felicidad del otro, no siempre se vive y se comparte generosamente, como podemos experimentar a nuestro alrededor.

 

EL MATRIMONIO 1

 

La benevolencia en el matrimonio

Sin duda ya habrás conocido a parejas que manifiestan a través de sus actitudes, privadas o públicas, indiferencia, falta de atención, irritación, incomprensión, en resumen, muy poca benevolencia recíproca. ¡Qué desolación ver a parejas peleando fríamente, ofendiéndose e insultándose! Duele aún más cuando se trata de nuestros propios seres queridos.

Que la vida de pareja (en el matrimonio) implica momentos de armonía más difíciles, habida cuenta de los altibajos de la vida, no es un secreto para nadie. ¿Disponemos de verdad de los medios para vivir y para cultivar esta disposición que no siempre es “natural”, pero que puede llegar a serlo? La clave está en la definición misma de benevolencia: “que tiene buena voluntad o simpatía hacia las personas o sus obras”.

Una cuestión de entrenamiento

En efecto, será necesario orientar nuestra voluntad hacia el bien para el bienestar de nuestra pareja. Y para ello, habrá que entrenarse y poner en práctica una ascesis particular. En la antigua Grecia, la palabra ‘ascesis’ designaba el entrenamiento y los ejercicios necesarios para la realización de un objetivo, deportivo o de otro tipo. De modo que hemos de entrenarnos en el bien para que se convierta en una segunda naturaleza.

Para empezar, preguntémonos:

  • En nuestra pareja, ¿qué benevolencia tenemos el uno hacia el otro?
  • ¿Cómo nos hablamos, nos miramos y nos escuchamos?
  • ¿Cómo cuidamos de nuestra esposa o esposo?
  • Y no solamente cuando esté enfermo o enferma, sino en nuestras interacciones “ordinarias”.
  • ¿Qué atención tengo a sus deseos, sus necesidades y sus sueños?

Una evaluación de la situación un tanto incisiva, sin duda, pero una apuesta vencedora si se vive con humildad. Con ella ganaremos alegría y paz. La alegría de amar y la paz de los corazones, un regalo sagrado para nuestra pareja. “¡Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!”, Marie-Noël Florant.

 

EL MATRIMONIO 2

 

Escrito por: Edifa, vía Aleteia.

 

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