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El amor de Dios tocó su corazón y les ayudó a tomar la mejor decisión. Decirle sí a la vida.

 

Ya sea por desconocimiento, embarazos no deseados, por problemas económicos, por la reacción de los familiares, por abandono de la pareja o incluso solo porque no quieren ser madres, son los más frecuentes motivos por los que las mujeres deciden abortar, abortos que no solo en Ecuador sino a nivel de Latinoamérica van en aumento.

Mucho se dice sobre la potestad de cada mujer a hacer con su cuerpo lo que ella desee, pero también es verdad de que abortar es igual a asesinato. Es por esto que compartimos con ustedes las historias de varias mujeres valientes (usaremos nombres ficticios), que, pese a graves problemas e incluso rechazo, decidieron decir: SÍ A LA VIDA Y NO A LA MUERTE, yendo contra la corriente y dando la oportunidad de vivir a sus hijos.

 

 

Rosaura

Sentí mucho miedo y desesperación al saber que estaba embarazada, porque ya era madre de 5 hijos y mi esposo estaba desempleado, por lo que mi situación económica no era la mejor. Ese temor de no saber qué pasaría me hizo pensar seriamente en abortar.

Vi un anuncio en el periódico que decía que si quería abortar me podrían ayudar y fui al lugar. Ya estando allá las personas que me recibieron me mostraron videos de lo que en el aborto se le hace al bebé y también me asesoraron sobre lo que estaba tratando de hacer. Esos videos y todo lo que me dijeron me hicieron entender que no podría matar a quien Dios mandó como una bendición a mi vida, y fue entonces cuando decidí no hacerlo, esa idea de abortar quedó desechada totalmente.

Confié en Dios y sigo confiando en Él, porque, aunque fue duro mi embarazo, hoy soy realmente muy feliz con mi hija. Solo le puedo decir a ella que me perdone por haber pensado en no tenerla, que entienda que tuve miedo, pero que en las palabras llenas de amor de quienes me aconsejaron y la gran misericordia de Dios, decidí hacer lo correcto… porque la vida es el mayor regalo que Dios nos da, y no somos nadie para quitarle la vida al ser que crece en nuestro interior, NO SOMOS DIOS.

 

 

Alexandra

Mi historia es la de muchas chicas adolescentes o muy jóvenes… por locura empezamos a tener relaciones con quienes pensamos amar y ser correspondidas, pero la realidad es que una vez embarazadas… todo cambia, el supuesto amor real huye o dice que no se hará responsable, empieza a crecer el miedo al rechazo de parte de la familia y la sociedad, del “qué dirán” y más porque sentimos que no podremos con esta gran responsabilidad solas.

Es cierto que pensé seriamente en abortar porque todos me decían: “eres muy joven”, “tienes toda una vida por delante”, “ya como madre no podrás hacer nada” y muchas más cosas así… pero fue hasta cuando me hicieron una ecografía y también pude escuchar el latido de su pequeño corazón, cuando comprendí que yo no le podría hacer daño a esa personita que estaba dentro de mí.

Además de eso, una doctora me mostró lo que le pasa en realidad a un niño que es abortado, por lo que sin pensarlo más… decidí seguir adelante con mi embarazo, el cual tuvo mucha contra de familiares y amigos, pero yo tenía claro algo, ese bebé que crecía en mi interior sería todo para mí y yo to para él o ella, nunca me apartaría de su lado.

Al nacer mi nena, al tenerla sobre mi pecho y poderla abrazar, me dije entre lágrimas: “yo no te fallaré porque eres parte de mí”. Y, es así como el escuchar los consejos de buenas personas y no dejarme llevar por lo que el mundo quería, hoy me permite tener conmigo a mi hija, a la que amo, a la que cuido y a la que no dejaré sola sin importar nada.

Mi consejo para toda chica que queda embarazada sin desearlo es que los niños, nuestros bebés no son algo desechable, no son algo que yo boto a la basura y mucho menos son algo que no vale nada… cada vida es valiosa y más la que crece durante 9 meses dentro de nosotros y que después de nacer, con la bendición de Dios, nos acompañarán hasta el último día de nuestras vidas. NO SE DEJEN LLENAR LA CABEZA… ustedes deciden, pero deben apoyarse en Dios para no fallar.

 

 

Yessenia

Supe que estaba embarazada a los dos meses y medio. Mi primera opción sin duda era abortar a mi hijo, porque no tenía los recursos para sustentarlo… mi marido era solo un estudiante y, a eso se suma la tremenda presión que tenía por lo que dijera mi mamá, en cómo se sentiría cuando se enterara y el temor grande de que ella no me quiera ver nunca más.

Buscando dónde abortar, llegué al supuesto lugar donde me ayudarían a hacerlo, pero hicieron todo lo contrario… tuve algunas sesiones que me ayudaron muchísimo a entender el gran mal que iba hacer, me instruyeron bastante y fue así que después de la última sesión, salí de ese sitio con la firme decisión de tener a mi hijo.

Con lágrimas en mis ojos solo puedo dar gracias a Dios porque mi hijo está ya cumpliendo varios meses en este mundo, VIVO, como tenía que ser y que yo de manera tonta quise evitar.

 

 

Consejo

La vida es un gran regalo sin duda alguna, así que antes de pensar en abortar, busca ayuda profesional y no te dejes llevar por lo que el mundo diga. Solo a través de la correcta asesoría y de Dios obrando en tu vida, podrías notar el grave error y daño que no solo le harías a una vida que crece dentro de ti, sino que también tú te condenarías a un eterno sufrimiento… “Porque la paga del pecado es muerte”, Romanos 6,23.

 

Ningún bebé es una maldición… ¡recuérdalo!

 

 

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