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Las cualidades del amor que hablan de su verdad nos muestran qué tanto estamos amando a nuestra pareja y cómo podemos amar plenamente.

Es indispensable purificar y corregir en la pareja con base en las formas de amor humano, como: gustarse, quererse, amarse, que deben vivirse desde el plano de la libertad y el respeto.

 

 

¿Qué cualidades de esos amores hablan de su verdad e intensidad?

Aquí unas preguntas que te ayudarán a saber si de verdad amas a tu pareja:

ABNEGACIÓN: «OBRAS SON AMORES Y NO BUENAS RAZONES»

Lo normal es que entre esposos el amor de donación se viva en el ordinario acontecer de cada día a través del sacrificio espontáneo, voluntarioso, de los propios intereses, de deseos, sin importar los costos.

Pero también la abnegación se deberá vivir en medio de duras experiencias, como enfermedades, crisis económicas, laborales, etc. que implican cambios, ajustes, y el recomienzo muchas veces penoso.

Entonces a la pregunta ¿cuánto me quieres?, corresponde más bien: ¿cuánto estarías dispuesto a sacrificarte para hacerme feliz?

 

 

LA LUCHA CONTRA EL AMOR PROPIO

Se expresa cuando se cede en las diferencias o en lo pequeño solo para hacer la vida agradable: la camisa con alguna arruga, la sopa un poco salada, un retraso, la impaciencia en la escucha al llegar de la oficina, tal o cual defecto de comunicación.

Muchas veces, resulta difícil vencer egoísmos sutiles pero muy dañinos que nacen de la vanidad o del amor propio y que escapan más fácilmente a la voluntad, por negarnos a reconocerlo o por ser defectos muy arraigados. Es necesario morir un poco a nosotros mismos para hacer felices a los demás.

Aquí la pregunta es: ¿sí no soy capaz de ser mortificado y fiel en lo pequeño? ¿lo seré en las exigencias y pruebas grandes a que la vida me pueda someter en mi matrimonio?

RECTITUD DE INTENCIÓN

En el egoísmo se da solo para recibir o se busca primero recibir antes que dar, se trata de un defecto que no suele ser muy evidente. Un ejemplo en un diálogo:

Una misma acción puede tener distintas intenciones, y solo son rectas cuando no se antepone el propio provecho o interés al bien de la persona amada. Como cuando a propósito no se es claro o no se busca escuchar sinceramente al otro, porque seguimos nuestros propios motivos.

Si amar es primero dar y comprender, entonces debemos preguntarnos: ¿soy feliz entregándome sinceramente o sigo mis propios deseos?

 

 

RESPETO A LA PERSONA Y SU LIBERTAD

«¿Dónde estuviste? ¿Con quién hablaste? ¿Por qué lo miraste de esa manera? ¿Para qué te arreglas tanto? No son celos, lo que pasa es que te quiero mucho; yo sé lo que te conviene; si me quieres obedéceme…».

El buen amor no impone formas, gustos, opiniones, no convierte al otro en objeto del placer por una sexualidad desintegrada, ni en el punto de mira del acaparamiento afectivo de quien necesita recibir innumerables muestras de cariño, como si estuviera enfermo.

El amor maduro no es absorbente y celoso, no tiene la creencia de unos derechos exclusivos ni recurre a la coacción, al chantaje afectivo o al reproche solo en apariencia bien intencionado.

Entonces la grave pregunta es: ¿respetamos realmente la libertad del otro o nos regimos por imposiciones que lo instrumentalizan?

LIBERTAD EN LA ENTREGA

«No me casé enamorada, pasó que ya tenía edad y me estaba quedando solterona». U otro ejemplo: “Me casé presionado por los intereses de mi familia, no se respetó mi libertad de elegir».

En ambos ejemplos, el problema realmente es que no fueron capaces de decir que no a una unión sin amor, porque ellos mismos no supieron ser libres.

Se debe entregar el amor libre de coacciones externas e internas que lo falsifican, somos libres no solo porque nadie nos obligue, sino que por señorío, somos capaces de entregar nuestra propia libertad por amor. Porque amar es pertenecer libremente al otro, al contrario del amor egoísta que solo busca poseer a la persona amada.

La pregunta es: ¿nuestra entrega es libre o nos sentimos externa o interiormente forzados?

El amor conyugal maduro es entrega total, plena, libre y desinteresada que une lo más íntimo entre los esposos. Es dar y recibir lo que no se puede comprar ni vender, sino solo regalar libre y recíprocamente.

 

 

Escrito por: Orfa Astorga, vía Aleteia.

 

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