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¿Qué deben hacer los padres cuando sus hijos presentan una discapacidad?

La Ley Orgánica de Discapacidades, publicada en el Registro Oficial No. 796 del 25 de septiembre del 2012, en muchos de sus artículos explica los derechos de las personas con discapacidades, entre los que figura la educación especializada. En agosto del 2013, un acuerdo Ministerial estableció como meta de inclusión para los planteles particulares el 2% de las matrículas, entre otras normas, reglamentos y guías que nos orientan; pero hasta ahí está lo que dice la ley.

Entre los requerimientos del Ministerio están el contar con un diagnóstico de la discapacidad, con el que no muchos niños cuentan, y el respectivo carnet. Adicional a esto, a las instituciones educativas se les solicita hacer una adaptación de los programas regulares según las necesidades.

Afrontar el diagnóstico

Para entenderlo mejor, adentrémonos en cómo nos afecta o cómo enfrentamos nuestras frustraciones e impotencias ante el descubrimiento de una limitante en uno de nuestros hijos. Un diagnóstico de autismo, trastornos por déficit de atención, asperger, trisomía 21, no es el fin del mundo, aunque parezca así al principio.

Desde ese momento seguro cuestionaremos todo: su futuro, su vida, sus necesidades y su escolaridad. Por mi experiencia personal y de docente, les recomiendo primero aceptar la situación y trabajarlo lo antes posible. Entrar en negación nos hará perder tiempo valioso, por ello, existen grupos de apoyo de padres con experiencia en este reto, quienes pueden orientarnos sobre especialistas, terapias, educación… ya que además de la educación formal, seguro necesitará terapias de atención, ocupacionales, físicas, de lenguaje, etc…

La escolaridad

En los últimos años, los establecimientos etducativos de primaria, así como los de educación preescolar, se han abierto mucho más a recibir a chicos y chicas con limitaciones. Consideremos que no todas las instituciones cuentan con áreas amplias y abiertas, un aula de recursos, personal con experiencia, o una situación económica para montar un programa de educación escolar especial. Quienes conocemos del tema, sabemos que lo ideal es no exceder de un niño con necesidades especiales por aula, pero sí es positivo que su inclusión sea desde temprana edad y de manera continua para una mejor integración que favorezca y estimule su aprendizaje.

La educación inclusiva beneficia tanto a niños con y sin discapacidades, porque participan y aprenden juntos en una misma clase. Durante mucho tiempo los niños con discapacidad fueron ocultados y/o educados en escuelas separadas, con la idea de que la educación especial debía ser apartada de la educación formal. Hoy sabemos que cuando los chicos son integrados, sus resultados académicos y sociales son muy positivos y producen cambios para todos los niños involucrados.

En la actualidad, existe la necesidad de cambiar la visión acerca de este tema, aunque a pasos pequeños se está promoviendo una educación inclusiva y planificada, para ello se requiere que exista el apoyo y compromiso por parte de todos lo profesionales para conjuntamente con los padres sacar adelante lo mejor de cada niño.

Por Pilar Idrovo de Peré
Máster en asesoría educativo familiar

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