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Florentino y María Antonieta Briz: Que su matrimonio tenga tantos años no es un logro de ellos por separado, sino de un trabajo en equipo junto a Dios.

Mucho se dice sobre que el amor real se ha perdido en el tiempo, que todo ahora es cosa de pasar el buen rato y divertirse, pero no hay nada más valioso que ver parejas que tienen muchos años juntos, predicando con el ejemplo que el afecto, el respeto, el trabajo y el amar son fundamentales para encontrar la verdadera felicidad familiar y personal.

Los personajes principales de esta historia son Florentino y María Antonieta Briz, se conocieron en el aeropuerto de Guayaquil en la década de los 50s. “Mi abuelito trajo a Florentino desde España, junto a mi familia fuimos a recibirlos y en ese tiempo ni soñábamos que un día seríamos esposos”, cuenta María Antonieta.

Florentino cuenta que su tío estaba de visita en España y que al no poder transportar regalos en el avión le ofreció ir a comprarlos, al preguntarme que quería yo le respondí: ¿Me puedes llevar a América? “Así con tan solo 14 años de edad, y el permiso de mis padres vine a Ecuador”, acota.

Estudió en la Academia Militar Juan Gómez Rendón, ubicada en Playas, donde además de aprender le ayudó a forjar su carácter, lo disciplinó y le permitió estar rodeado de muy buenos amigos que con el pasar de los años fueron grandes deportistas, empresarios e incluso políticos.

 

 

Se enamoraron sin esperarlo

Al preguntarles a ¿cómo se enamoraron? Ambos con la mirada llena de amor y una sonrisa cómplice, responden que todo fue a partir de que ella fue a España a estudiar la universidad… “al estar lejos de él –Florentino- entendí que lo quería y al volver un año después a Ecuador, empezamos nuestra relación”, expresa María Antonieta.

Florentino cuenta que tuvo mucho que ver también la guía de parte de Schönstatt, porque nuestra relación fue familiar inicialmente, más no afectiva, ante esto le pedí consejo sobre la situación al Dr. Hernán Krausse, y fue él quien me dijo que deje todo en manos de la Matter, que ella me daría la pauta si sigo o no sigo.

Con motivo del arribo de barco con seminaristas chilenos que iban rumbo a Alemania, se realizó una reunión en Salinas, donde María Antonia le confesó que ella sentía que Dios los llamaba a que ambos formen un hogar y fue entonces cuando él le respondió que sentía lo mismo, y con ello siguieron hacia delante. Todo eso fue en el en año 1963 y se casaron en 1965.

 

 

Poner todo siempre en manos de Dios

Los esposos Briz, quienes tienen 55 años de casados, cuentan que su secreto ha sido como pareja poner todo siempre en manos de Dios. A Él le han pedido que les de pautas y claridad en sus ideas, y solo gracias a Él han obtenido respuestas muy positivas, siendo una de las principales la crianza y educación de sus hijos.

Teniendo a Dios ayudándolos formaron una familia en la que los valores, el trabajo, el respeto, la preparación y el amor a Dios han sido fundamentales, y los frutos de ello son
sus 5 hijos y 9 nietos, todos ellos tienen presente el valor de la familia y el amor hacia Dios. “Para nosotros lo más importante es la familia y damos la vida por la familia”,
comenta Florentino.

“A José Antonio, María Teresa, Francisco Javier, María Isabel y María Cecilia, nuestros cinco hijos los amamos mucho y en amor desde chicos con el ejemplo les mostramos que sin Dios nada es posible, que lo que ofrece el mundo es pasajero, pero solo con Dios como nuestra guía avanzamos y estamos realmente completos y felices”, indica María Antonieta.

Duras pruebas

Son varios los momentos duros que como esposos, padres y abuelos les han tocado vivir, ellos detallan tres de los más fuertes:

Hace pocos años el enterarse de que su nieto José María nacía con síndrome de Down los estremeció, pero luego de conversar con unos amigos les indicaron que todo niño es una bendición y eso les dio otro enfoque de la realidad.

El accidente de su hijo José Antonio, que debido a un disparo accidental, casi muere e incluso se pensó que quedaría inválido, pero Dios mostró su poder y él pudo recuperarse y vivir una vida plena.

El deterioro en la salud de Florentino, a quien los médicos habían diagnosticado complicaciones cardiacas graves, pero esto fue superado con un viaje a España, donde compartió durante un tiempo en familia y al retornar a Ecuador estuvo mucho mejor. Él agradece a Dios por darle vida y la oportunidad de seguir apoyando a quienes más necesitan.

 

 

Anécdota

Los esposos reconocen tener caracteres bastante diferentes, pero, aunque Florentino sea tranquilo y María Antonieta un poco acelerada, ellos se han complementado muy bien, y gracias a ello han vivido muy buenos momentos y anécdotas que atesoran en el tiempo.

Una de esas anécdotas por ejemplo fue la de mostrar a sus hijos varones que si se portan mal hay consecuencias. “Estábamos viajando a Manabí en una camioneta y José Antonio y Francisco Javier estaban peleando –como siempre- y Florentino les dijo que paren… seguían y les dijo si no dejan de pelear los dejaré en la carretera… y, así fue, parqueó el auto, los hizo bajar y arrancamos.

Estaba con los ojos llorosos y desesperada pero no podía irme en contra de la decisión de su padre, él tenía que aleccionarlos y lo logró. Solo avanzamos un poco y los recogimos después, ambos habían aprendido una valiosa lección y de ahí en más no lo volvieron a hacer”, relata María Antonieta.

Su consejo a las parejas jóvenes

Tanto Florentino como María Antonieta coinciden en que lo principal que toda pareja que desea casarse debe hacer es prepararse, porque el matrimonio no es nada fácil, el amor juega un papel muy importante, pero no lo es todo, tener a Dios como parte de la relación, la corrección fraterna y el no acostarse enojados, son claves para poder formar
una familia.

“No crean que conocer a una persona es solo verla, salir con ella y todo desde lo físico… para que un matrimonio sea y esté fuerte necesitan conocerse en lo afectivo y espiritual y
juntos ayudarse a ser mejores esposos, padres e hijos de Dios cada día”, finalizan los esposos Briz.

 

 

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