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Descubrirás poderosas razones para dedicar un tiempo a esta afición. Es saludable, enriquece el espíritu y puede practicarse en familia.

La jardinería puede cambiar tu vida. Es una actividad que despliega numerosos beneficios para la salud del cuerpo y del espíritu. Puedes leerlos a continuación:

1. Es una actividad relajante. 

Dispones de la posibilidad de organizar el tiempo como quieras. Tienes a tu alrededor un entorno sereno. Las plantas son agradecidas con los cuidados que les prodigamos.

2. Podemos compartir la afición con otros. 

Puede ser un hobby al que están invitados nietos, amigos, vecinos, cuñados… Las plantas hacen buenos amigos: podrás hablar de ellas, pedir consejo, mostrar cómo van, enseñar a trasplantar…

3. Nos mantiene en forma. 

La jardinería nos hace estar activos y en forma. Sirve para hacer ejercicio físico (cada uno a su nivel) a menudo sin que no nos demos cuenta.

4. Abre un panorama cultural. 

Crear nuestro propio jardín nos impulsa a valorar la belleza de otros jardines ya existentes en el mundo. Puede que incluso nos animemos a viajar para conocerlos. En la imagen, Giverny, el jardín del pintor Monet.

5. Ayuda a concentrarse. 

Seguir un calendario de siembra, riego, poda, cosecha, etc. ayuda a mantener el ritmo del año. Cada acción requiere que prestemos atención para hacerla bien. Y eso facilita que olvidemos preocupaciones.

6. Favorece la educación de los niños. 

Ocuparse de las plantas es un encargo familiar excelente. También pueden los niños tener esa tarea encomendada en la escuela. Crearemos en ellos amor a la naturaleza y les daremos conocimientos de biología a pequeña escala.

7. Hacemos partícipes a los demás de nuestra afición. 

¿Existe un regalo más personalizado que ofrecer una planta nacida en nuestro propio jardín? Con el tiempo, conseguiremos esquejes y sabremos obtener una nueva planta o flores para obsequiar a alguien.

8. Nos hace estudiar con gusto. 

Los libros de plantas, flores y jardines comenzarán a entrar en casa sin que apenas te des cuenta. Su lectura es deliciosa.

9. Aumenta el amor al hogar. 

La jardinería, a escala doméstica, nos hace cuidar los pequeños detalles y al mismo tiempo va creciendo en nosotros el amor a la casa. Descubrimos rincones, cómo adornar el salón en Navidad, cómo recibir a unos invitados con flores frescas…

10. Donde hay jardín puede haber huerto. 

Un pequeño huerto en casa es fácil: podemos comenzar por plantar hierbas aromáticas que emplearemos en la cocina. Es cuestión de encontrar algo de espacio: sobre una mesa, en un rincón o una pared será suficiente. Si disponemos además de terreno, será excelente para plantar algunas verduras y sorprender a todos con una ensalada de auténtico kilómetro 0.

11. La belleza de las flores nos sorprende continuamente. 

Cada temporada podemos jugar con distintas flores. El color y el aroma embellecen el jardín, un balcón o una terraza. Y hay diversidad como para que podamos disfrutarlas en cualquier clima.

Vía Aleteia

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