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En esta Navidad no se trata solo de que nuestros hijos conozcan sobre Jesús, sino que debemos ayudarlos a conocerlo a Él.

Cuando nace un bebé, todos sentimos un gran deseo de conocerlo, mecerlo en nuestros brazos y saludar a la nueva mamá. Celebramos con la familia esa nueva vida; en Navidad deberíamos mantener esa misma actitud.

 

 

¿Cómo celebrar el nacimiento de Jesús en familia?

Hemos de visitar a ese recién nacido, a esa nueva madre. Buscad cinco minutos para ir juntos a conocer al Bebé de la Virgen María, que quizá esté un poco olvidado en el sagrario más cercano.

Estamos tan ocupados celebrando su fiesta, ocupándonos de la comida, de la decoración, de los regalos, que olvidamos honrar al homenajeado, lo cual carece de sentido. Centros comerciales abarrotados, e iglesias vacías almacenando las gracias que la Sagrada Familia nos quiere entregar y que no vamos a recoger, a pesar de ser totalmente gratuitas y personalizadas para nuestra familia.

Recuerda que Dios no se deja ganar en generosidad. Él te retribuirá con creces por esa visita, por esos cinco minutos. En esa visita mirará con cariño a ese hijo que te preocupa tanto y al que no sabes cómo ayudar. Se encontrará con tu mujer, con tu marido, que hace tiempo que lo tenía olvidado. Conseguirá que recuperes la alegría a pesar de la nostalgia que trae consigo diciembre… Te compensará con creces el esfuerzo que has hecho para visitarlo. No te pierdas las gracias que te tiene reservadas por esos cinco minutos. Puede que sientas mucha pereza al movilizar a tu familia para hacerlo, pero como cada avemaría, como cada momento que ofreces al Señor, no pasará desapercibido en el Cielo.

 

 

El bebé de María siempre recompenza

Una madre de familia española contó que, a pesar de la pereza que sentían (zapatos que aprietan, niños adormilados en el coche, cansancio generalizado tras una comida familiar); a pesar de que, humanamente, era comprensible ir directos a casa, pararon para visitar al Santísimo el día de Navidad y el Señor les regaló el mejor momento del día durante esa visita. Les regaló un recuerdo imborrable para todos, incluidos los más pequeños. Los niños llegaron a pensar que sus padres lo habían organizado. El Bebé de María siempre recompensa.

Además, al realizar esa visita, estás ayudando a que tu familia realmente lo conozca, no solo por lo que otros dicen o han escrito, sino por una experiencia verdadera.

Aprovechemos la infancia de nuestros hijos para que lo conozcan de verdad, para que se encuentren con Él. Si este encuentro se da, nada ni nadie, ni siquiera una turbulenta adolescencia, podrá separarlos de Él. Todo esto se logra con solo cinco minutos en estos días especiales. Why not?

 

 

Escrito por: Mar Dorrio, vía Aleteia.

 

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