Obesidad, sedentarismo y malos hábitos de alimentación, producto de la pandemia del COVID-19, aumentarían el número de casos de personas con diabetes.
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre) que, con el tiempo, daña gravemente muchos órganos y sistemas.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), en el 2019, la Diabetes Mellitus fue la segunda causa de muerte en Ecuador, con un total de 4.890 fallecimientos al año.
De ese total, 2.575 fueron mujeres y 2.590 hombres. La diabetes está detrás de las enfermedades isquémicas del corazón, que son la principal causa de muertes de los ecuatorianos con 8.574 defunciones.
Este 2020, con la pandemia del Covid-19, la celebración del Día Internacional de Lucha contra la Diabetes, este próximo 14 de noviembre, cobra mayor importancia, dado que estudios han demostrado que un paciente sin control en la glucosa de su sangre, y estando hospitalizado por coronavirus, tiene mayor factor riesgo de complicaciones. Incluso, hasta el fallecimiento versus aquel paciente controlado o sin diabetes.
Opinión de especialista
El Dr. Mario Gonzaga, especialista en la enfermedad, comentó que es importante, en tiempos de pandemia, que la población se incline por una dieta saludable, por incrementar la actividad física regular, el mantenimiento de un peso corporal normal, evitar el consumo de tabaco, de azúcar y grasas saturadas. Además, de la constante y controlada medicación, si es del caso; así como someterse a los exámenes periódicos para detectar y tratar las complicaciones.
“La diabetes es una enfermedad que se puede tratar o inclusive evitar tomando las medidas adecuadas, sin embargo, nos preocupa que algunas personas que la sufren u otras que podrían desarrollarla, no están siguiendo las recomendaciones y están poniendo en riesgo su salud”, resaltó Gonzaga.
El efecto de la diabetes no controlada es la hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre) que, con el tiempo, daña gravemente muchos órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
Datos de la Federación Internacional de la Diabetes (FID) destacan que en 2019 habían 463 millones de personas con diabetes a nivel mundial, sin embargo se estima que, de no controlarse, al menos 578 millones de personas (10,2% de la población) tendrán diabetes para el año 2030 y para el 2045 se podría alcanzar los 700 millones (10,9%) .
El número de personas con diabetes aumentó de 246 millones en 2007 a 463 millones en 2019, mientras que la prevalencia mundial de la enfermedad en adultos (mayores de 18 años) creció del 4,7% en 1980 a 9,3% en 2019. Es decir, es un padecimiento que actualmente también está afectando a una población cada vez más joven, siendo los países de ingresos medianos y bajos quienes tienen mayor número de casos.
Descuido a tratamientos
El Dr. Gonzaga enfatizó en que el problema se agrava debido a que existe un desapego a los tratamientos por temas de discriminación médica o de trabajo. Hay un rechazo de aceptación a la enfermedad, debido a los estragos que provoca.
Existe un alto grado de personas que prefieren automedicarse con productos naturales que tomar los recomendados por los médicos, además de un porcentaje alto de pacientes que abandonan los tratamientos, debido a que no sienten ningún síntoma que les genere molestia.
La diabetes es un factor de riesgo primario para el desarrollo de neumonía severa, un cuadro séptico debido a infecciones por virus y ocurre aproximadamente en el 20% de los pacientes.
Es una de las comorbilidades más importantes relacionadas con la gravedad de las tres infecciones conocidas por los tipos de coronavirus patógenos humanos, incluido el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo. Por ello, los pacientes con diabetes tienen un mayor riesgo de complicaciones graves, incluso el síndrome de dificultad respiratoria del adulto y la insuficiencia multiorgánica.
Dependiendo de la región global, del 20% al 50% de los pacientes en la pandemia de la enfermedad por COVID-19 tienen diabetes.
Tratamiento, mitos y realidades
La única sustancia capaz de lograr que la glucosa ingrese a las células y pueda ser utilizada como el combustible con el cual funciona nuestro cuerpo es la insulina. Es una hormona producida por el cuerpo, específicamente, en el páncreas. Se necesita para que nuestro sistema pueda usar el azúcar que ingerimos a través de la comida o líquidos, transformándola en energía para realizar nuestras actividades normales.
Existen muchos mitos entorno a la insulina y su tipo, sin embargo, cualquier tipo de diabetes es seria, la insulina es solo un método para controlar los valores de glucosa en sangre. La insulina es el tratamiento para la diabetes mellitus (DM), que desafortunadamente muchas veces es dejada para casos extremos, que pudieron haberse evitado si se hubiese usado desde el inicio de la enfermedad.
Otro mito que existe es que todas las personas con esta enfermedad necesitan inyecciones de insulina, pero la realidad es que esto depende de varios factores, incluyendo el tipo de diabetes que se padece. Todas las personas con diabetes tipo 1 necesitan insulina y más tarde en el curso de la condición, muchas personas con diabetes tipo 2 también la necesitarán.
Finalmente, otro mito es que se cree que cuando las personas diabéticas comienzan una terapia con insulina es porque están en la etapa final de la diabetes.
La realidad es que la insulina es el mejor tratamiento para la Diabetes mellitus (DM), desafortunadamente, muchas veces es dejada para casos extremos que pudieron haberse evitado, si se hubiese usado desde el inicio de la enfermedad.
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