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«Me importas», «eres valioso (a)», «cuentas conmigo», etc… son frases comunes, pero en la práctica solo son hipocresía y palabras vacías.

Hoy más que nunca ya no sabemos en quién creer y quién no, tampoco nos es sencillo entender por qué nos dicen algo, pero en la práctica nada de lo dicho era real, sino solo hipocresía, que a la larga solo denota falta de empatía hacia quienes nos rodean, con quienes convivimos o con quienes trabajamos.

¿Qué le dirías a alguien que se la pasa destacando lo bueno que eres en a o b cosa, pero cuando estás pasando por algún problema, esa misma persona solo se da la vuelta, se queda en silencio y ni siquiera contesta tus mensajes o llamadas para darte la mano?

La realidad es que ya he pasado por esa situación durante muchas veces, tantas que ya deja de dolerte, deja de preocuparte y terminas volviéndote insensible ante dicha persona de que esperaste alguna muestra de empatía o de afecto, pero en realidad solo estuvo usándote o sacando provecho de ti… a eso le llamo hipocresía.

 

 

¿Pero qué es la hipocresía?

Según indica la Real Academia de la Lengua Española, hipocresía es: fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan. Entonces un hipócrita es aquella que finge o expresa sentimientos, opiniones o valores contrarios a los que realmente tiene, ya sea para esconder a los demás las propias intenciones y la verdadera personalidad, o para ganarse falsamente su validación y su simpatía.

¿Te has topado con personas así? Yo sí, y la realidad es que quizás por un tiempo sea tolerable, sin embargo, llega un punto en que ya cansa, desanima y así por estilo, pero entendí que a la larga por un tercero mi vida no puede ser miserable y mucho menos triste.

 

 

¿Qué hacer ante alguien hipócrita o que muestra falta de empatía ante tu dolor?

Como creyente la primera respuesta sería: hay que orar por él, ella o ellos (as), pedir para que de verdad Dios toque sus corazones y les haga entender su grave error al ir por la vida haciendo daño o usando a los demás para su propio beneficio.

El segundo punto será encarar a dicha persona, decirle lo que piensas y sientes. En el caso de que le dé igual, no preste atención o no reconozca su equivocación, sencillamente retírate y ya no digas más, porque a oídos necios, ninguna palabra tendrá sentido.

Y por tercer punto… y teniendo en cuenta lo que he vivido, recomiendo alejarse de esas personas, porque si no suman, entonces que ya no resten, esto porque tu salud mental y física vale mucho más de lo que ninguno de ellos nunca podrá entender.

Al final les dejo un pensamiento que se ha repetido en mis pensamientos por muchos meses ya: «valora lo que es realmente es importante: Dios, tu familia, tu salud, tus amigos verdaderos y tus fuentes de ingresos», ¿por qué ese orden? Porque si no ponemos a Dios primero, nada de lo que viene después de Él estará en equilibrio, y seguiremos dando vueltas una y otra vez en el mismo círculo vicioso lleno de padecimiento. ¡En tus manos está la decisión… y apóyate siempre en nuestro Creador!

 

 

Escrito por: Angel Ayala Arboleda, un humilde siervo de Dios.

 

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