La obesidad y el sedentarismo afectan varios órganos importantes de nuestro cuerpo. Conoce cuáles son y cómo prevenirlo.
A pesar de ser una enfermedad prevenible, la obesidad causa aproximadamente 3,4 millones de muertes prematuras por año. Esta es una enfermedad compleja que se caracteriza por la excesiva cantidad de masa corporal en el cuerpo; su origen puede ser diverso, pero principalmente se debe a causas genéticas, malos hábitos alimenticios, y/o desórdenes hormonales.
A propósito del Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora en el mes de marzo, el experto explica a continuación algunos de los aspectos más relevantes de esta enfermedad, así como los efectos que puede tener en los 5 órganos más afectados por la misma.
Conociendo la obesidad
Su principal característica es la excesiva grasa corporal en el cuerpo; a diferencia del sobrepeso que puede vincularse a la grasa, pero en mayor medida se debe al exceso de músculo, hueso o agua.
En el Ecuador, el 62% de los adultos, grupo etario comprendido entre los 19 y 59 años, padece obesidad. El factor socio-cultural es uno de los más relevantes, tomando en cuenta que en nuestro país se acostumbra exagerar en el tema alimentario, especialmente en celebraciones; esto, sumado a los pocos hábitos de ejercicio, así como al sedentarismo, dan como resultado un alto índice de obesidad en la población.
¿Qué la causa?
Algunas de las principales causas que inciden en la predisposición a sufrir esta enfermedad son:
- Genéticas: Cuando se hereda la predisposición, más no la enfermedad. Si se detecta obesidad en un niño, y se determina que sus padres también padecen esta patología, se debe realizar un abordaje familiar.
- Conducta alimentaria: Si existen malos hábitos de alimentación, como exceso de consumo de grasas, comidas procesadas y chatarra, que son factores causantes de obesidad.
- Alteraciones hormonales y metabólicas: Este tipo de alteraciones, como desórdenes en la tiroides u hormonales, están vinculados al aumento de apetito, grasa corporal y/o mal funcionamiento del metabolismo, por lo cual podrían causar obesidad.
- Sedentarismo: Generalmente, enfermedades que limitan la movilidad y por ende causan una vida sedentaria en el paciente, tienen una relación directa con la obesidad.
La obesidad es una enfermedad 100% prevenible, y algunos de los mecanismos de prevención más efectivos son la práctica de ejercicio diario, la adopción de hábitos alimenticios saludables, y acudir a chequeos médicos con frecuencia.
Órganos que más afecta
Los órganos más afectados por esta enfermedad son:
Cerebro
La obesidad hace que el cerebro reciba sustancias de degradación de las grasas que el cuerpo procesa, y esto puede afectarlo seriamente. Además, las personas que padecen obesidad son más propensas a sufrir problemas neurológicos como ansiedad, trastornos alimenticios y/o trastornos relacionados al uso de sustancias.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), estudios han determinado que las personas obesas sufren afecciones cerebrales en regiones importantes, responsables del control del apetito, las emociones y las funciones cognitivas.
Páncreas
Este órgano es el encargado de producir insulina, que es la responsable de regular la glucosa en la sangre. La obesidad daña sus células productoras de insulina, y esto puede ocasionar una resistencia total del organismo a esta sustancia.
La pancreatitis, cáncer de páncreas y otras enfermedades relacionadas a la inflamación o mal funcionamiento de este órgano, son más frecuentes en pacientes obesos por el exceso de grasa en todo el cuerpo, que dificulta las funciones de este órgano.
Corazón
El exceso de grasas en el cuerpo llega a envolver el corazón, provocando el taponamiento de las arterias y teniendo como consecuencia un infarto.
Los factores de riesgo conductuales más importantes de las enfermedades cardíacas son la dieta poco saludable y la inactividad física, factores asociados con la obesidad. Para la OMS, quienes padecen obesidad por su condición física son mucho más propensos a sufrir enfermedades cardiacas. Los primeros síntomas pueden presentarse mediante el aumento de la presión arterial, de la glucosa y/o de los lípidos en la sangre.
Riñón
El exceso de grasa demanda un esfuerzo extra en los riñones, y esta exagerada exigencia puede provocar una falla renal severa. Un índice elevado de grasa y masa corporal supone uno de los factores de riesgo más graves para desarrollar enfermedades renales crónicas, por la sobrecarga de los riñones para filtrar y cumplir la demanda metabólica que requiere el cuerpo de este tipo de pacientes.
Hígado
El hígado graso es uno de los principales problemas de las personas obesas, pues la gran cantidad de grasas para procesar hacen que este órgano vital, encargado de más de 500 funciones, tenga dificultades para cumplirlas de forma adecuada.
El excesivo depósito de grasa de la obesidad contribuye a la inflamación de este órgano y al difícil procesamiento de las grasas en el cuerpo, teniendo como principal consecuencia un hígado graso no alcohólico.
Fuente: Dr. Gregory Celis, Director Médico de Laboratorios Bagó.
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