¿Sabías que pensar mal de otros nos enferma? Estudios demuestran que centrarse en la bondad de otras personas nos hace bien.
Recuerdo vívidamente quejarme de un compañero universitario a sus espaldas: «Esta persona es tan extraña, tan molesta, tan desagradable». Y luego poco a poco llegué a conocer a la persona de la que me quejaba y me di cuenta de lo generosa, cariñosa y verdaderamente buena que era. Me sentí terriblemente mal por todas las veces que la había menospreciado.
Fueron experiencias como esta las que me hicieron darme cuenta de cuán liberador es y cuánto mejor me siento cuando me enfoco en las cualidades buenas y hermosas de una persona en lugar de sus fallas o rarezas. Investigué un poco y descubrí que algunos estudios psicológicos actuales, así como nuestra fe, concuerdan.
Los estudios en psicología moderna postulan que pensar positivamente genera un estado mental más saludable y feliz
Un estudio de 2008 analiza el sesgo de negatividad en el desarrollo humano. El sesgo de negatividad es un término que se refiere a cómo los hombres y las mujeres a menudo se enfocan naturalmente en las experiencias y emociones negativas en sus vidas y minimizan o ignoran lo positivo. Esta tendencia está presente desde una edad temprana, pero es posible, e importante, cambiar activamente este enfoque.
Muchos estudios se centran en categorías amplias como las emociones negativas o las experiencias negativas en general, y las consecuencias de los pensamientos negativos llegan a afectar incluso a la salud física. Hay estudios que encuentran patrones de pensamiento negativos relacionados con la demencia y el deterioro general de la salud mental en los ancianos, así como complicaciones en la salud mental para todas las personas.
La fe católica también brinda muchos ejemplos de pensamiento caritativo que lleva a una vida pacífica
Al leer las vidas de los santos, encontré muchos hombres y mujeres que adoptaron la mentalidad de “centrarse en lo bueno de las personas”. Así fueron ejemplos de calma y amor para quienes los rodeaban.
La Madre Teresa, Santa Teresa de Calcuta, miraba más allá del quebrantamiento físico y la fealdad de los que morían en las calles. Ella vio su dignidad y humanidad y los trató con amor y respeto.
San Juan de la Cruz, sacerdote carmelita, tenía muchos enemigos porque estaba tratando de ayudar a reformar la orden carmelita. Sus enemigos, a menudo otros sacerdotes, inventaron historias sobre él para tratar de arruinar su reputación y así detener sus esfuerzos por cambiar la orden.
Pero Juan no habló mal de los que lo difamaban ni permitió que nadie a su alrededor hablara mal de estas personas. Trató de proteger la reputación de quienes lo lastimaron a lo largo de su vida. Su paz y alegría fueron un testimonio para quienes lo rodeaban.
Hay algunas maneras de comenzar a cambiar la forma de pensar mal sobre las personas que te rodean (y así desestresar tu vida)
Una forma es reconocer a las personas de las que se queja con más frecuencia. ¿Es un ex? ¿Un compañero de trabajo? ¿Un pariente? ¿Es realmente mucha gente? Considera a cada persona y anota qué buenas cualidades tiene. Puede que tengas que empezar con cosas muy superficiales, pero trata de mirar más profundamente y reconocer el bien interior que poseen.
Otra forma de cambiar sus patrones de pensamiento, según la sugerencia de este artículo sobre el sesgo de negatividad, es pensar en algo por lo que está agradecido. Pasa 15 segundos en ese lugar de gratitud cada vez que notas que estás recurriendo a pensamientos negativos.
Esta es una práctica que necesitarías hacer varias veces al día para revertir la tendencia negativa y, como ocurre con cualquier hábito, puede llevar un tiempo acostumbrarse. ¡Pero no te rindas! Pequeños pasos cada día se suman rápidamente.
¡Santa Teresa de Calcuta y San Juan de la Cruz, rueguen por nosotros!
Escrito por: Cecilia Pigg, vía Aleteia.
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