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Compartimos contigo una interesante reflexión sobre los jóvenes y la Iglesia en la actualidad, tiene por nombre la «reencauchadora».

Los jóvenes se han alejado de la Iglesia. No es un misterio. Por razones muy distintas, no piden nada a la Iglesia porque no la consideran significativa para su existencia. Algunos, incluso, piden expresamente que se les deje en paz, ya que sienten su presencia como molesta y hasta irritante.

Esta petición con frecuencia no nace de un desprecio acrítico e impulsivo, sino que hunde sus raíces en razones serias y comprensibles: los escándalos sexuales y económicos; la falta de preparación de los ministros ordenados que no saben captar adecuadamente la sensibilidad de los jóvenes; el poco cuidado en la preparación de la homilía y en la explicación de la Palabra de Dios; el papel pasivo asignado a los jóvenes dentro de la comunidad cristiana; la dificultad de la Iglesia para dar razón de sus posiciones doctrinales y éticas a la sociedad contemporánea. Solo faltó el etcétera en este checklist publicado en 2018 en un amplio documento producto del Sínodo de los Jóvenes.

Los efectos de estas fuerzas centrífugas los percibía de primera mano, el Ex Presidente Gustavo Noboa. En sus últimos años de vida, a ratos solía ponerse muy serio. Quizá de manera inconsciente intentaba generar una distracción cuando pausadamente retiraba los lentes de su rostro, aparentaba limpiarlos y los dejaba a un lado, para restregarse los ojos y disimular alguna lágrima represada mientras señalaba el marco de la puerta de su estudio en casa.

 

GUSTAVO NOBOA 1

 

La reencauchadora

Ahí imaginaba colgado el letrero de su “reencauchadora”, donde dedicaba buena parte de su tiempo a escuchar a quienes buscaban en su consejo al menos un parche para seguir en marcha y sobrellevar las heridas del camino de la vida. Le dolían más las infligidas a los jóvenes en su propia Iglesia.

Esta pasión, cuando ya se había doctorado en leyes y era flamante vicedecano en su alma mater, tuvo un impulso determinante en Bogotá en 1968 donde cumplió sus 31 años mientras participaba en el Congreso Eucarístico Internacional inaugurado por Pablo VI.

En Medellín corría en paralelo la segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano, bajo el tema «La presencia de la iglesia en la actual transformación de América Latina a la luz del Vaticano II», apenas un par de años después de la conclusión del Concilio, consigna y desafío que entonces asumió concienzudamente una aguerrida Acción Católica en la que militaba, hasta merecer la censura y disolución en su arquidiócesis, incomodada por la inevitable confrontación evángelica del método de ver, juzgar y actuar para la gestación de cambios en la sociedad y en la Iglesia.

Aún así persistió el resto de su vida en ese anhelo frustrado, consolándose con la oportunidad de alentar a Francisco en su agenda de renovación durante un fugaz encuentro en la Plaza San Pedro. Sonriendo solo le había respondido pícaramente “ojalá me dejen” mientras cautamente auspiciaba un contundente protagonismo laical, por primera vez, dentro de su revolucionaria propuesta para vivir la sinodalidad.

 

 

La sinodalidad

No existe aún en el diccionario el término “sinodalidad”. Su inclusión está siendo considerada por la Real Academia por solicitud de una teóloga española que forma parte de la Comisión Metodológica del Sínodo 2021-2023 convocado por Francisco precisamente sobre “el camino de la sinodalidad que es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio”.

El logotipo oficial del camino sinodal lo explica gráficamente. Entre otros símbolos, presenta 15 siluetas de jóvenes, ancianos, hombres, mujeres, adolescentes, niños, laicos, religiosos, padres, parejas, solteros.

“El obispo y la monja no están delante de ellos, sino entre ellos”.  “No hay jerarquía entre estas personas que están todas en el mismo plano”. Porque “sinodalidad” se refiere a “la corresponsabilidad y a la participación de todo el Pueblo de Dios en la vida y la misión de la Iglesia”, como lo establece el documento sobre “La Sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia” preparado por la Comisión Teológica Internacional tras 4 años de estudio y aprobado en 2018 por Francisco. Ahí se refiere que en la literatura eclesial se ha hecho común el uso del sustantivo “sinodalidad” acuñado recientemente, correlativo al adjetivo “sinodal” y derivados los dos de la palabra “sínodo” que etimológicamente significa “caminar juntos”.

La transformación del sentido de pertenencia a la comunidad eclesial está en proceso a nivel mundial. Más allá de las parroquias hay vastos espacios eclesiales ocupados por los bautizados alejados. El tiempo de escucha es perpetuo. Habrá que colgar más letreros… «reencauchadora».

 

 

Escrito por: Ing. Francisco Arosemena.

 

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