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Cultivemos en nuestros hijos, desde pequeños, el hábito del ahorro y buen manejo del dinero.

Recuerdas en qué utilizabas las mesadas cuando eras pequeño. Probablemente muchos ahorraban disciplinadamente para comprarse algo que deseaban, otros para su snack en la hora del lunch en el bar del colegio. También estaban los de espíritu negociador que invertían este dinero en un pequeño emprendimiento que podía ser pulseras, negritos, alfajores, etc. Sin importar cuál haya sido el propósito esta es una oportunidad para enseñarle a los niños sobre el dinero.

El camino del ahorro

La mesada debe de tener un objetivo claro: permitirle al niño aprender a manejar su dinero. Se trata de hacer evidente que cada acción tiene una consecuencia o impacto, y esto les llevará a la autodisciplina. En la actualidad existen varias opciones para ahorrar, desde las clásicas alcancías para ayudar a los más pequeños a llevar cuentas, apps que los más grandes pueden utilizar, hasta alcancías con contador de monedas automático. Las opciones son variadas y dependerán de lo que niño decida hacer.

Como adultos debemos motivarlos a que experimenten ahorrar para una causa específica. Una vez que descubran la gratificante sensación de haber llegado a la meta ahorrando centavo a centavo, la motivación para seguir en este camino será intrínseca. Incluso muchos querrán aportar a fundaciones, causas sin fines de lucro, personas cercanas en situaciones de necesidad o por qué no, algún regalito para algún miembro de la familia.

Alcanzar la meta

En caso de que la meta sea comprar algo de alto valor, se podría acordar desde el inicio el porcentaje que cubrirá el niño y proponerle que planifique cuánto tiempo le tomará recaudar esa cantidad de dinero. Al contrario, si esto no se planifica y a medio camino les “ayudamos” completando con nuestro dinero para que logren la meta, esa sensación gratificante no será posible. El niño estará feliz de haber aportado para comprar lo que deseaba, pero se acostumbrará a que, si no le alcanza, siempre otras personas pueden aportarle. Esto podría traducirse a lo que en el mundo de los adultos significa hacer mal uso de su tarjeta de crédito o préstamos.

¿Dinero a cambio de labores?

En la búsqueda por motivar a que los hijos cumplan con responsabilidades, algunos padres optan por pagarles para que realicen quehaceres diarios o semanales. Por ejemplo, poner la mesa, sacar la basura, lavar los platos, etc. Sin embargo, esto puede ser un arma de doble filo, ya que los quehaceres del hogar son responsabilidad de todos. Aun si se cuenta con asistencia doméstica, todos tienen que saber que quienes habitan la casa deben ser los más preocupados por mantenerla arreglada y limpia. Estas actividades del hogar pueden incorporarse en la rutina diaria, ya que es obligación de todos.

Si se decide dar un pago, optemos que sea por realizar de tareas extras como lavar el carro, aspirar las alfombras o sacar la maleza del jardín.

La mesada puede ser una herramienta espectacular para enseñar disciplina, autocontrol, cálculo, entre otros. Su efectividad depende de cuánto aprovechemos esta oportunidad para educar de forma consciente y significativa, comprendiendo que las costumbres que hoy les enseñamos a esos niños se instaurarán en su accionar de forma inconsciente y los acompañarán a lo largo de su vida.

Por: Claudia Rivera
Licenciada en Educación Inicial Bilingüe

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